Un Corazón Herido

Un corazón herido puede ser la fuente de violencia y agresión o bien una fuente para gran compasión y bondad.

Cuando nos sentimos dolid@s, puede que nos sintamos aislad@s también. Parece que el mundo sigue con su trajín de siempre, pero de alguna manera nos sentimos aislados con nuestro dolor/sufrimiento. Y lo empeoramos cuando hacemos comparaciones entre nuestra propia vida y la vida de otras personas porque nunca podemos hacer más que comparar el exterior de esa persona con nuestro interior. Tales comparaciones tienen poco sentido.

Nos olvidamos de que ser humano implica sufrimiento sí o sí. Todos tenemos algún tipo de dolor. Todos tenemos cosas que preferiríamos no compartir con otras personas. Sin embargo, si hacemos lo que toca hacer, si practicamos la meditación y otras herramientas de resiliencia emocional, entonces empezaremos a darnos cuenta de que el dolor es inevitable; el sufrimiento, sin embargo, es opcional la mayor parte del tiempo.

Reflexiona durante un momento sobre algún daño que alguien te ha hecho años atrás. Si todavía te sientes enfadad@, humillad@, ansios@, entonces eres tú quien crea ese sufrimiento. Te causó dolor hace años o meses tal vez, pero tú sigues sufriendo. Las raíces del sufrimiento se encuentran en la mente racional y las historias que nos cuenta.

Puede que sí, te hicieron mucho daño; puede que sí, sufriste gran dolor por culpa de otr@ y vas por la vida con un corazón herido latiendo en tu pecho. Pero la pregunta importante real es… ¿Qué vas a hacer con esto?

Podrías, tal como yo mismo hice durante muchos años, proteger tu corazón herido, intentando hacer como si no existiera tu dolor. Pero acabará siempre saliendo de alguna manera, normalmente de una manera destructiva, por ejemplo en tus relaciones con las personas más cercanas a ti. Esto sí, lo sé: el origen del dolor que he causado a otr@s se puede rastrear directamente hacia el dolor que yo mismo llevaba en mi corazón dolido.

La alternativa es más difícil y requiere cierto valor y determinación. Esta opción alternativa es que te saneas a ti mismo; afronta ese dolor con una actitud de curiosidad abierta, cariño hacia ti mismo y un toque de sentido del humor.  No existe atajo y tampoco existe un único camino; ésta es la razón por la que también necesitamos afrontarlo con un sentido de humildad y paciencia. Entonces cada día podemos dominar las prácticas, actitudes y la percepción que nos permitirá crear nuestro propio camino. Tal como dice el refrán;  “El camino también es el destino”. Aceptémonos a nosotros mismos;  practiquemos cariño hacia nosotr@s mism@s hasta que nuestros corazones se reblandezcan. Cuando nos permitamos sentirnos más vulnerables, más conectados, entonces surgirá la compasión tanto para nosotros como para otr@s.

Volviendo a la pregunta original. ¿Qué harás con tu corazón herido? ¿Permitirás que tu dolor te cause aún más sufrimiento a ti mism@ o a otr@s o vas a transformar tu oscuridad en luz?

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