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Tres tipos de felicidad – ¿Cuál prefieres?

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Geoffrey Molloy

La felicidad se ha convertido en una especie de obsesión en nuestra sociedad. Sólo tienes que mirar a tu alrededor; hay tantos libros, videos, blogs sobre el tema. Y a pesar de esto, sigue habiendo muchas personas ansiosas, deprimidas e infelices. Muy pocos te explican que la mejor manera de encontrar la felicidad es simplemente […]

octubre 27, 2020

BoletinesResiliencia - Mindfulness y más allá

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La felicidad se ha convertido en una especie de obsesión en nuestra sociedad. Sólo tienes que mirar a tu alrededor; hay tantos libros, videos, blogs sobre el tema. Y a pesar de esto, sigue habiendo muchas personas ansiosas, deprimidas e infelices.

Muy pocos te explican que la mejor manera de encontrar la felicidad es simplemente dejar de buscarla. Tienes todo lo que necesitas para ser feliz aquí y ahora.

Así que, ¿qué quiero decir cuando hablo de la felicidad?

Durante muchos años yo pensé que la felicidad y pasarlo bien significaban lo mismo. ¡No son lo mismo! Muchas veces, pasarlo bien tiene que ver con la aversión: escaparte de tu vida con drogas como por ejemplo, el alcohol. El problema con esto es que primero, pasarlo bien no es la felicidad. El segundo problema es  la “solución”, el alcohol. Para la mayoría de las personas que consumen alcohol de manera habitual, el propio alcohol es la barrera a la felicidad. Imagina que no has bebido nada de alcohol y te encuentras con dos personas. Una de las personas está borracha y la otra persona verdaderamente feliz. No te confundirías. ¿Verdad? No necesitarías ni un instante para adivinar quién está borracho y quién está feliz porque son condiciones radicalmente diferentes.

La felicidad es lo opuesto a pasarlo bien; tiene que ver con estar presente en tu vida, no intentar escaparte.

También existe la felicidad dependiente de las condiciones que experimentamos cuando conseguimos algo que nuestra mente racional considera como “algo bueno”, que nos hará felices. Hemos sido acondicionados en gran medida a desear tales cosas por las personas que fabrican tales cosas. Les importa un comino tu felicidad; sólo les interesa que tú creas que comprar lo que ellos venden, te hará feliz. Soy feliz porque tengo un coche nuevo, porque gané la lotería, porque me ascendieron en el trabajo, por mi nuevo reloj “cool”, mi nuevo traje bonito, mi nuevo smartphone. Este tipo de felicidad es fugaz, frágil y efímera. Desafortunadamente también forma la base de nuestra sociedad consumista y significará el fin de nuestra especie si seguimos haciendo infinitas demandas a un sistema finito cerrado. Pero ¡Caray, es muy rentable!

El aspecto importante de estos estados “felices” es que también existe un estado opuesto – un estado infeliz, si sentimos que hay una ausencia de la cosa que percibimos como necesaria para nuestra felicidad − en otras palabras, la idea de la felicidad tal como la percibe nuestra mente racional y ego. Se basa en el agarramiento y la aversión. Es esta actitud de agarramiento y aversión lo que causa tanto sufrimiento innecesario.

Otro tipo de felicidad y para mí, la más interesante es la felicidad incondicional que resulta de una perspectiva diferente, en gran medida independiente del ego.

Surge cuando entendemos y vivimos nuestras vidas desde la perspectiva de la mente observadora (el cielo azul infinito). Las condiciones meteorológicas van y vienen en nuestras mentes racionales. La mente observadora es el cielo azul infinito y por tanto puede contener todo, todos estos cambios meteorológicos, sin nunca cambiar la naturaleza del cielo.

Desde esta perspectiva (absoluta) no existen opuestos, simplemente lo que hay – el regalo milagroso de la existencia y nuestra tremenda buena fortuna de estar aquí, ahora mismo. Se trata de tener una actitud de curiosidad abierta y asombro cuando apreciamos el inmenso milagro de simplemente estar aquí, de estar vivos, de formar parte del universo, conscientes y capaces de apreciar la creación majestuosa a nuestro alrededor.

Desde esta perspectiva hay simplemente acción, consecuencia, experiencia y – esperamos – sabiduría. En otras palabras, seguimos desarrollando y creciendo constantemente. Cuando quitamos nuestro ego del medio, podemos ver que la vida es una serie de problemas, ni buenos ni malos – simplemente situaciones que requieren nuestra atención. Si resolvemos este problema delante de nosotros ahora mismo, el Universo nos enviará otro. Si no lo resolvemos, simplemente repetimos hasta que lo resolvemos.

Otra manera de entender esto, sería imaginar el océano. Las condiciones meteorólogicas están constantemente cambiando el estado de la superficie del océano. Pero por muy tormentoso que pueda ser, tan sólo unos metros por debajo de la superficie todo se encuentra igual que siempre – una corriente estable, tranquila y de paz.

Vivir nuestras vidas de esta manera significa que el asombro, el agradecimiento, la humildad, el amor y la compasión son nuestros compañeros de viaje constantes.

Puede que a veces perdamos de vista el sol pero sabemos que está ahí, porque llevamos el sol en nuestros corazones.

¿Cómo puedes ser infeliz con el sol en tu corazón?

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