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Todos tenemos al menos una, ¿cuál es tu adicción?

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Geoffrey Molloy

Una definición de adicción: continuar con un comportamiento a pesar del daño que hace y a menudo contra tu propio juicio racional.

mayo 16, 2023

BoletinesResiliencia - Mindfulness y más allá

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Cuando pensamos en adicción, las primeras imágenes que nos vienen a la mente normalmente son tal vez el vagabundo alcohólico, el heroinómano en posición fetal o el porrero perezoso.

Cuando se trata de una adicción a una sustancia, entonces normalmente es bastante obvio y difícil de ocultar. Sin embargo, es más difícil identificar otras adicciones, especialmente si se relacionan con un comportamiento en vez de con una sustancia. Una de las preferidas es la adicción al trabajo, o la necesidad compulsiva de llenar cada momento con una actividad, incluso si esta manera de vivir claramente causa ansiedad, infelicidad y hace daño a nuestras relaciones. Estos tipos de adicción a veces son más difíciles de identificar ya que puede que la persona simplemente se sienta muy inspirada y entusiasmada por un proyecto en particular. Sin embargo, si te altera, te vuelve irritable o incluso te da miedo la idea de estar simplemente contigo mismo/a y encontrar tiempo para estar con tus seres queridos o con la familia, entonces tal vez deberías de observar tu comportamiento. ¿Qué es lo que estás intentando evadir?

Sin embargo, la adicción puede ser aun más sútil; depende desde dónde lo mires:

Otra manera de verlo sería decir que…

Sin embargo, hay otra posible manera de verlo:

Nuestra sociedad poco profunda, egocéntrica, consumista que venera el dinero es tóxica para el bienestar de los seres humanos (y para prácticamente todas las otras especies.) El deseo de evadirnos, el deseo de auto-anestiarnos (con drogas o comportamientos) es muy comprensible.

Como consecuencia, la adicción está muy extendida. La respuesta por parte de la sociedad o de la medicina es centrarse más en tratamientos que en la cura: “Una pastilla para cada enfermedad.” La respuesta a prácticamente cada problema parece ser “tómate algo” o “cómprate algo”.  Mientras tanto, los problemas que yacen por debajo siguen siendo los mismos y en gran medida permanecen sin tratar.

Las drogas, evadirse, anestiarse pueden ser considerados como una respuesta racional y comprensible a una situación insoportable. Durante la Guerra en Vietman, hasta el 20% de los soldados se engancharon a la heroína. Esto se puede ver como una respuesta comprensible a una situación insoportable. Tal vez, lo más interesante es que el 95% de estas personas simplemente dejaron de utilizar la heroína cuando volvieron a casa y permanecieron libres. Este simple hecho destruye de un solo golpe el falso mensaje de que la adicción es una enfermedad sin cura o que es genética – modelos de adicción que benefician a muchos – pero no a la persona con la adicción.  

Internet ofrece oportunidades casi ilimitadas para la adicción: videojuegos, porno, sexo interactivo, la realidad virtual, las redes sociales, el juego, por nombrar algunos. Es más difícil detectar tales adicciones ya que mayoritariamente se hacen a solas o en secreto. A menudo, la primera indicación de que algo va mal es un agujero en la economía de la familia. (Se ha gastado todo el dinero en la adicción.) He hablado con personas que han perdido su casa y se han  hundido en deudas en un intento de mantener una relación online de sexo virtual o compañía por dinero; madres que han gastado el presupuesto doméstico en el juego y no tienen ni idea de cómo llegarán a final de mes; otros que han gastado decenas de miles de euros en cocaína y prostitutas. Lo que todas estas personas tenían en común era una necesidad de escaparse de algo: un matrimonio difícil, padres abusivos, bullying, trauma sin procesar, sentimientos de estar sin esperanza o impotencia; el estrés del trabajo o de la vida en general. Esto, combinado con una falta de formación en cómo gestionar los pensamientos y emociones, puede crear un sentimiento de impotencia y desesperación. Igual que tú y yo, ninguno recibimos formación en la escuela o universidad en cuanto a cómo gestionar nuestros pensamientos o cómo reconocer y gestionar nuestras emociones. Nuestra formación principal fue cebarnos de hechos para que los repitiéramos.

Esto es porqué, una vez una persona se libere de su adicción (sin sentido de sacrificio y sin creer la falacia sin fundamento de que está enferma – algo muy importante), le convendría comprometerse a una vida y un proceso de crecimiento personal continuo: aprender cómo gestionar sus emociones y sentimientos; aprender cómo no pensar tanto – esencialmente aprender cómo tener más cariño hacia sí misma, aceptarse y respetarse a sí misma…

     Y encontrar paz en su corazón y experimentar mayor felicidad.

Estas son las cosas que he aprendido y ahora enseño a otras personas aquí en Cantabria.

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