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Geoffrey Molloy
La ansiedad se define de la siguiente manera: Un estado de desasosiego, aprensión ante las incertidumbres del futuro normalmente. Un estado de aprensión, incertidumbre y miedo que resulta de la anticipación de un evento o situaciones reales o imaginadas – lo que muchas veces perjudica el funcionamiento físico y psicológico. En otras palabras, la ansiedad […]
abril 27, 2015
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
3 comments
En otras palabras, la ansiedad ocurre cuando nos comportamos (y pensamos y actuamos) de manera aprensiva, como por ejemplo cuando nos preocupamos por algún evento o situación.
Con esto en cuenta, la ansiedad no es una fuerza o una “cosa” en sí. Es un estado de desasosiego que resulta cuando nos preocupamos por algo.
En otras palabras, la ansiedad está causada por pensar demasiado.
La mayoría de las personas que acuden a nuestros cursos residenciales sobre mindfulness lo hacen porque les gustaría sentirse menos ansiosos y menos estresados. Ya han pasado mucho tiempo pensando en ello. Es una cosa que la mayoría tienen en común – piensan mucho. La mayoría de las personas que acuden tienen resuelto lo básico de sus vidas: tienen trabajo, un sitio donde vivir, suficiente comida e ingresos disponibles para vacaciones y ocio. Puede que se sientan algo absurdos, ya que sienten (al menos a nivel intelectual) que no tienen ninguna causa real para sentirse ansiosos. Lo que han descubierto es un hecho importante: que el simple hecho de saber algo intelectualmente (con la mente racional), no nos ayuda necesariamente a cambiar algo. De hecho, puede empeorar las cosas al añadir una capa de frustración a la ansiedad.
Luchar contra la ansiedad, es decir, intentar solucionarlo pensando, es algo parecido a luchar para salir de arenas movedizas. Sólo empeora las cosas. La mente racional es útil para tantos aspectos de la vida pero cuando la mente racional intenta controlar los pensamientos se ofrece a realizar un papel que simplemente no es capaz de cumplir. Irónicamente, lo que ocurre normalmente es que acabamos pensando obsesivamente sobre por qué no podemos dejar de pensar obsesivamente. Puede que incluso nos preguntamos si nos estamos volviendo locos.
La ansiedad a largo plazo puede manifestarse de otras formas: puede consistir en algo tan sencillo como un sentido de agitación, aprensión pero también puede manifestarse en muchos sitios en el cuerpo. Los síntomas más comunes incluyen (pero no son limitados a): palpitaciones, dolor de espalda o cuello, problemas de digestión, alteraciones del sueño. ¡Incluso sentirnos como si estuviésemos volviéndonos locos! Para otros puede resultar en comportamientos compulsivos o adictivos – incluso ataques de pánico. Estos síntomas normalmente son el resultado de nuestras tentativas de escapar del sufrimiento autoinfligido generado por la manera en la que pensamos.
Nuestra mente racional es responsable de mantenernos salvos, por ejemplo, recordarnos no jugar con electrodomésticos cuando estamos en la bañera o ducha, o no refugiarnos debajo de un árbol durante una tormenta. También es práctico ya que nos recuerda buscar ropa de la tintorería o hacer una llamada telefónica importante.
Pero, cuando nos encontramos atrapados en el bucle de pensar compulsivamente, algún grado de ansiedad parece estar siempre presente en nuestras vidas. Lo que ocurre incluso a veces es que cuando nos damos cuenta de que no nos sentimos ansiosos, inmediatamente empezamos a sentirnos ansiosos sobre no sentirnos ansiosos porque sentimos que deberíamos sentirlo, llegando a la conclusión que tiene que ser porque nos hemos olvidado de algo importante.
Todo lo que acabo de describir es el resultado de volver a estar perdidos en nuestros pensamientos, descentrándonos.
Prueba lo siguiente:
Si observas que estás ansioso, entonces probablemente también observarás que has estado perdido en tus pensamientos. Cuando esto ocurre, deja de luchar, deja de obligarte y forzarte a ser de cierta manera. En vez de esto, simplemente haz tiempo para fijarte en las cosas dentro de ti y a tu alrededor. No intentes no pensar o sentirte más tranquilo. Simplemente trae tu atención a tus sentidos. Fíjate en la sensaciones a medida que las experimentas directamente a través de tus sentidos: los ruidos a tu alrededor. No “intentes” escuchar, simplemente permite que el ruido caiga sobre ti; presta atención a los olores de tu alrededor, en la luz y en cómo ilumina tus alrededores… cómo se siente sobre tu cuerpo; por ejemplo, si estás sentado, fíjate en la sensación del contacto de tus pies con el suelo, la presión de la silla en tu espalda y trasero. Ahora trae tu atención a tu respiración fijándote en las sensaciones generadas por tu respiración: el movimiento de tu cuerpo, el flujo de aire a medida que se mueve dentro y fuera de tu cuerpo. Experimenta el milagro de tu propia vida.
Si haces esta cosa tan sencilla, te darás cuenta de que los pensamientos que te perturbaban tanto, que parecían tan reales, han desaparecido (durante un tiempo al menos). Este es un primer paso pequeño que podemos dar para cambiar nuestra relación con nuestros pensamientos, para empezar a ver los pensamientos por lo que verdaderamente son: simples eventos mentales que surgen, existen durante un tiempo y luego se desvanecen.
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Comentarios de la comunidad
Geoffrey
Hola Charo, gracias por tus comentarios, siempre me proporciona una alegría cuando alguien consigue liberarse de una adicción. Espero que nos veamos en algún momento en Cantabria. Un abrazo Geoffrey
es fácil...¡si sabes cómo!
Hola Charo: En primer lugar, enhorabuena por seguir sin fumar. Agradecemos mucho tu amabilidad.
Charo
¡Hola! Deciros que me gusta mucho recibir vuestros correos, la verdad que es una suerte poder leer vuestros artículos, siempre tan interesantes. LLegué a vosotros gracias al libro "Es fácil dejar de fumar si sabes cómo" y realmente ¡¡dejé de fumar!! siempre lo aconsejo a aquél que quiere dejarlo, porque para mí ha sido y sigue siendo los cimientos que han hecho posible este milagro. ¡Muchas gracias por todo! Saludos :)