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junio 13, 2017
Alimentación consciente, Boletines,
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Definitivamente existen olores que te hacen viajar en el tiempo. En mi mundo el olor de tarta de zanahoria recién sacada del horno (y tengo que decir que de casi cualquier pastel recién horneado) me transporta directamente a las diferentes cocinas de las diferentes casas donde nos criamos…y por supuesto, a la imagen de mi madre con su delantal, manchado de harina y sus manos envueltas de trapo para no quemarse; entre sus manos un pastel con aroma a canela tostada… una mezcla perfecta de harina, huevos, azúcar – todo en su punto. A su alrededor – cinco niños, dos perros y dos gatos listos para hincarle el diente…frenados…aunque no por mucho tiempo por un….”¡¡carefull, it’s too hot!! (¡¡Cuidado está demasiado caliente!!)”.
Tengo muchos recuerdos de mi infancia alrededor de la cocina y sus olores. Mi madre siempre se preocupaba de que tuviéramos comida casera. Aunque trabajase diez horas, siempre teníamos un plato lleno de alimentos nutritivos y hechos con mucho amor. Batidos de fruta para desayunar, macedonias en verano, “porridge” (crema de avena) y tostadas en invierno; comida casera al llegar del cole y cenas con sopitas calientes, ensaladas, quiches, cocas… e infinitos bocados dulces y salados…
Ahora recordando todo esto, sólo tengo infinitud de gratitud por toda esa dedicación y por transmitirnos todo ese amor a la cocina y los alimentos que al final del día nos dan la vida…
Os compartimos el pastel de aromas a canela tostada. La versión original de mi madre no lleva albaricoques; a mí me gusta añadir una tacita, sobre todo en primavera.
Espero lo disfrutéis tanto como nosotros.
Encendemos el horno, temperatura 170º C. Preparamos un molde forrándolo con papel vegetal (suelo utilizar los moldes que se utilizan para hacer pan – con forma rectangular.) Mezclamos el aceite y el azúcar. Añadimos los huevos uno por uno. Batimos la mezcla. Tamizamos la harina, los gasificantes, sal y canela y los incorporamos a la mezcla añadiendo el salvado de trigo que queda en el tamiz. Por último, incorporamos las zanahorias. Creo que se podría hacer en la “Termomix” perfectamente, yo lo hago a mano. Lo horneamos durante 45 minutos – 1 hora. El tiempo puede variar, hay que vigilarlo y pinchar con un palito para saber cuándo está en su punto.
Combinamos la maizena, miel y sal en una cazuela pequeña. Incorporamos la piel de naranja, el zumo de naranja y el agua. Cocemos la mezcla batiéndola constantemente hasta que se espese. Enfriamos la salsa y la servimos junto al pastel de zanahoria.
Salud y alegría
Autora: Kiira Cabrera
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