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noviembre 19, 2019
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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Tanto padecimiento está causado porque no nos cuidamos y porque no sabemos cómo tratarnos bien a nosotros mismos.
Durante la mayor parte de nuestras vidas nos machacan con que deberíamos pensar en otros primero y que pensar en sí mismo es egoïsta – algo que nunca deberíamos de ser.
Sin embargo, si no cuidamos de nosotros mismos, tarde o temprano pagaremos el precio en nuestras relaciones, salud, felicidad y nuestro sentido de bienestar.
Así que el primer paso en cuidar de nosotros mismos es aprender a tratarnos bien a nosotros mismos.
Cuando oí por primera vez esta idea de “tratarme bien a mí mismo, ser amable conmigo mismo”, sentí un rechazo visceral profundo. Me pareció francamente estúpido; ser amable conmigo mismo bien me pareció como una indicación profunda de debilidad. Seguro me debilitaría. La debilidad fue algo que no se podía tolerar. La debilidad también significó volverme vulnerable, algo que había luchado por evitar toda mi vida (lo que irónicamente me hacía aún más vulnerable).
Tardé algo de tiempo en darme cuenta de que no podía ser amable conmigo mismo porque creía que no lo merecía. Creía que si no seguía criticando, forzando, regañandome a mí mismo, todo se colapsaría; dejaría de hacer las cosas que “debería” de hacer y en vez de esto me perdería en el sexo y drogas (incluyo alcohol en esto). En aquellos momentos empleaba el sexo y las drogas (para pasarlo bien) como una especie de distracción, un analgésico para mi sufrimiento. Creía en aquel momento que pasar mis fines de semana en un abotargamiento hedonista de drogas y sexo significaba cuidarme a mí mismo. No había aprendido todavía que “pasarlo bien” no es lo mismo que ser feliz.
Si regañarnos a nosotros mismos fuese la respuesta a nuestros problemas, la mayoría de nosotros estaríamos libres de problemas. ¿Cuántas veces has pensado, “voy a sentarme aquí y regañarme y criticarme a mí mismo durante media hora ya que sé que me sentiré tanto mejor después”? Si la vida fuese así, todos participaríamos en regaño matinal en vez de meditación matinal.
A continuación un hecho interesante: podrías viajar por todo el universo y no encontrar otro ser que merece tu amor y bondad más que tú.
Existen fuentes mejores de motivación que severidad aplastante, perfeccionismo sin piedad y crítica sin perdonar.
Así que sé pragmático. Si darte una paliza, el perfeccionismo, la severidad no funciona, prueba algo que sí, funciona.
Como primer paso en este proceso, recomiendo el libro “Sé amable contigo mismo” de Kristen Neff y un retiro de tres días con nosotros en Cantabria.
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