Sé amable. Ten compasión. Sé agradecido/a.

A lo largo de la historia de la humanidad y en muchas tradiciones han aparecido grandes profesores − cristianismo, islam, budismo, hinduismo, sintonismo, judaísmo, etc. Sus enseñanzas, aunque hayan sido en diferentes tiempos y diferentes lugares, tienen cosas en común: la amabilidad, la gratitud, la compasión, perdonar y amar.

Esencialmente somos primates sin pelo con el ego e instintos tribales fuertes, los cuales distorsionan estas geniales enseñanzas para crear las bases de organizaciones jerárquicas gigantes en las que la política, el tribalismo y las apariencias se convierten en mucho más importantes que las enseñanzas originales. Los discípulos/seguidores intentan hacer de estos profesores algo aún más misterioso, creando una hagiografía divina. Hombres y mujeres sin escrúpulos utilizan muy a menudo estas organizaciones para su propio beneficio.

No hay duda de que existe un gran misterio sobre lo que significa todo esto: ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué hay algo en vez de nada? ¿Cuál es la manera correcta de llevar una buena vida con propósito? ¿Qué ocurre cuando morimos?

Desde un punto de vista cósmico, la tradición a la que eliges pertenecer no es tan importante como lo es convertir tu relación con dios, con el universo, con el gran misterio en lo más personal posible; algo que vives en tu vida todos los días como mejor puedes. Podemos experimentar una gran comodidad perteneciendo a una organización, pero significa poco o nada a menos que lo llevemos a cabo personalmente − “walk the talk”.

Todo se reduce a lo siguiente:

1. Estate presente en tu vida para que puedas responder acorde a tus valores y no funcionar simplemente en modo “piloto automático”.
2. Sé amable.
3. Ten compasión
4. Sé agradecido/a.

Por encima de todo, convierte el agradecimiento en tu religión personal. La amabilidad ayuda a resolver malentendidos, crea confianza y conecta a las personas.  Echa un vistazo a los conflictos del mundo, ya sean políticos, religiosos o ambos. Todos ellos podrían resolverse o por lo menos mejorar drásticamente con amabilidad.

Deja que la amabilidad sea tu religión. Es bueno para ti y para todos.