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agosto 29, 2019
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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Durante las vacaciones he pasado tiempo con buen número de amigos, en especial con unos amigos queridos que siguen un camino parecido al mío – un camino que han seguido desde los años setenta.
Digo “parecido” porque ellos han elegido seguir a un gurú hindú mientras que yo no sigo a un gurú, sino profesores – mayoritariamente tibetanos y budistas. Nos encontramos hablando de temas como estar plenamente presente en la vida; sobre lo que significa “estar iluminado”, y el significado de la auto-actualización. Acordamos que en realidad no se puede decir mucho sobre estas cosas; es un estado que tiene que ser experimentado para ser entendido. El entenderlo es completamente intuitivo y ocurre “todo a la vez”
A continuación comparto algo que escribí mientras estaba de vacaciones:
Muchas veces caigo dentro de mis pensamientos y me pierdo en ellos pero de vez en cuando también me encuentro plenamente despierto, un estado en el cual me encuentro plenamente presente sin esfuerzo. Mi mente está tranquila y estable, sin forzarme, sin intentar hacer que algo ocurra. De hecho, parece que necesitaría un esfuerzo grande para salir de ese espacio. Muchas veces pienso en ello como un simple cambio de percepción (o tal como un amigo querido lo describe: “un giro de consciencia”) en el cual pasamos del estado “soñando” (cuando estamos perdidos en nuestros pensamientos y emociones solo identificados con nuestro ego y) a estar verdaderamente despiertos – un lugar donde el espacio entre los pensamientos es tan grande que los pensamientos efectivamente no existen; sólo un sentido de entender/saber/ver las cosas como son de verdad. Los colores son más nítidos, los sentidos intensificados y más finos. Verdaderamente “veo” a las personas con mayor claridad. El sentido de mí mismo, la persona llamada “Geoffrey” es tan débil que casi no existe. No hay sentido de separación, nada de “mí y lo demás”. Entiendo, experimento con absoluta certeza que el amor y la conexión son nuestro estado natural. Todo está contenido dentro de esa experiencia, esa certeza. Soy simplemente un pellizco de la misma sustancia que estoy observando. No existe “lo que es yo” y “lo que no es yo”. La pura belleza sublime del milagro de simplemente estar me llena. Tengo un sentido de inmenso agradecimiento, de gran fortuna del milagro de la vida. Mi consciencia está en armonía con toda la consciencia. Los conceptos “feliz/triste” se vuelven irrelevantes; la pura alegría ilimitada de simplemente estar está mucho más allá de la felicidad y de la tristeza. No hay sentido de opuestos: feliz/triste, bueno/malo – simplemente un sentido de saber. Todo está tal como está, tal como necesita estar; todo es absoluto.
Tu igual que yo habrás vislumbrado esto en alguna ocasión, por ejemplo cuando ves una maravillosa vista por primera vez. Los pensamiento paran y el ego desaparece. Nos sentimos presentes, en paz, conectados. Luego la mente racional tiende a interrumpir con un pensamiento como, “Bueno, es bonito… pero he visto mejor” o “Sería perfecto si no fuese por esos árboles, esa casa…” Otra vez nos hemos caído dentro de nuestros pensamientos, nuestro ego, nuestro sueño.
La experiencia de estar presente, de amor y conexión siempre está allí dentro de nosotros. No tenemos que ir a buscarla, comprarla fuera. Solo aprender de como quitarnos a nosotros mismos del medio. Cuando perdemos el contacto con este hecho puede que nos quedamos sintiéndonos vacíos, ansiosos o con la sensación de que “tiene que haber más sentido en la vida que esto.”
Lo que enseño es cómo sacar a nosotros mismos del medio para poder descubrir y experimentar que siempre está allí dentro de nosotros; siempre ha estado; es sólo que en nuestro estado de sueño, nos hemos olvidado de ello. Al nivel más profundo es la única parte de ti que nunca cambia. Es quiénes somos o quién eres verdaderamente.
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Comentarios de la comunidad
Ana Hernamperez
Precioso, siempre.