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Geoffrey Molloy
La ansiedad provoca una reacción instantánea: “¡Sácame de aquí!”. Esto se llama aversión. La aparición de la ansiedad parece como un revés pero luchar contra ella empeora las cosas. Más allá de la ansiedad yace la aceptación ─ una ganancia mayor. Sentimos miedo, incluso un sentido de pánico al sentir la llegada de este visitante […]
enero 23, 2019
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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La ansiedad provoca una reacción instantánea: “¡Sácame de aquí!”. Esto se llama aversión. La aparición de la ansiedad parece como un revés pero luchar contra ella empeora las cosas. Más allá de la ansiedad yace la aceptación ─ una ganancia mayor.
Sentimos miedo, incluso un sentido de pánico al sentir la llegada de este visitante conocido e incómodo a medida que surge del abdomen hacia el pecho o garganta. Nos fijamos en nuestro deseo de alejarnos de ella y en vez de reaccionar intentando evitarla, respondemos con nuestra atención: observamos y aceptamos nuestro cuerpo y mente tales como están en aquel momento. No huimos, no creemos que debería de ser diferente; simplemente observamos con curiosidad abierta y bondad hacia nosotros mismos. Hacemos esto porque hay que entender que el sufrimiento sólo ocurre y se intensifica cuando intentamos evitarlo.
Cuando hacemos esto, dejamos de añorar una vida libre de ansiedad. (¡Irónicamente añorar una vida libre de ansiedad se convierte en una fuente de ansiedad!). En vez de esto, crecemos en nuestra habilidad de simplemente aceptar esto tal como está ahora mismo – simplemente un visitante que ha llegado… pero también se irá.
No tenemos que luchar ni pelear; la ansiedad no es quien eres; nunca es más que un huésped que llegará con la misma certeza con la que se irá después. Está de paso – nada más. Simplemente le permitimos espacio para que lo haga: “Hola, bienvenido” y luego “hasta la vista”.
Si quieres más información sobre cómo gestionar tu ansiedad, te remito a otros artículos que he escrito:
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