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abril 4, 2023
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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Éste es un deseo común. La buena noticia es que ya la tienes; sólo tienes que aprender a apartarte de ti mismo para experimentarla. Puede que te resulte difícil de creer, pero considera esto:
¿Has tenido la siguiente experiencia al pasear por el campo, llegar a la cima de una colina o montaña y encontrarte de repente con una vista impresionantemente bella y durante unos segundos te quedas allí, con la boca abierta, pasmado? He pedido a muchas personas que describan cómo se sienten en ese momento. Las palabras más utilizadas son: paz, plenitud, conexión y felicidad.
Así que, ¿por qué ocurre esto? Mucha gente responderá que ese sentido de paz y tranquilidad se debe al paisaje y a la vista. Pero imagínate estar en ese mismo lugar sintiéndote profundamente deprimido. En vez de sentir conexión con la vista, en este caso, la cima se puede convertir en un lugar desde donde tirarte y acabar con todo.
La razón por la que experimentamos momentos tan maravillosos es porque simplemente dejamos de pensar. En estos momentos sin pensamientos, sin mente racional, nuestros problemas desaparecen y nuestro ego se disuelve. Estamos plenamente presentes en el momento; simplemente la consciencia observa. Por supuesto, esto desaparece cuando la mente racional interviene con algo como «esto está bien, pero la otra vista era mejor». Ya no estamos en el momento; ahora estamos perdidos en el pasado, en nuestros pensamientos, asociaciones, ideas, creencias y sentimientos sobre lo que tenemos delante. Ya no estamos conectados con el momento presente.
Cuando nos apartamos de nosotros mismos y nos liberamos de la distracción compulsiva de la mente racional, descubrimos esa maravillosa espaciosidad que siempre está ahí, como el cielo azul claro e infinito que siempre está ahí; normalmente estamos tan centrados en las nubes, que no nos damos cuenta de ello. Es una noticia maravillosa. Significa que no tenemos que buscar la paz y la felicidad «ahí fuera», sólo aprender a apartarnos de nosotros mismos para conectar con lo que siempre tenemos dentro.
¿Te has dado cuenta alguna vez de que, cuando estás enfadado, eres consciente de tu enfado pero tu consciencia no está enfadada; o cuando estás deprimido, tú eres consciente de tu depresión pero tu consciencia no está deprimida?
El problema es que cuando no estamos presentes en nuestras vidas, no sabemos que no estamos presentes porque no estamos lo suficientemente presentes para saberlo.
Por eso, es tan importante mindfulness y, en especial, la meditación mindful. Entrenamos a nuestra mente, o específicamente a nuestra atención, para que se desprenda de la «*mente de mono» y simplemente estar. Desarrollamos la ecuanimidad; creamos las condiciones que favorecen la felicidad y la paz en nuestro corazón.
*Mente de mono: Ese flujo constante de pensamientos en nuestra mente racional.
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