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septiembre 28, 2021
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La pandemia ha cambiado tantas vidas – algunas de la manera más directa, obvia y brutal; otras vidas de maneras más sútiles. Lo que hizo el confinamiento fue quitarnos muchas de las distracciones, el estar siempre “ocupado”, el ruido y la actividad compulsiva.
Las cosas que intentamos evitar afrontar – dificultades con nuestras relaciones, emociones y sentimientos difíciles, estar solos con nosotros mismos – todas se volvieron aún más difíciles, sino imposibles de evitar. Para muchos, las estrategias normales para gestionarse, por ejemplo, consumir el alcohol u otras sustancias para desconectar, para anestesiarse, al no tener los impedimentos normales (tener que conducir, ir al lugar de trabajo, viajar, trabajar…) resultaron en que muchas personas se diesen cuenta de que estaban enganchadas. Algunos aspectos de nuestras vidas pasaron de ser pequeñas quejas de descontento, acabando a veces en crisis a gran escala.
Las cosas que parecieron importantes, dejaron de serlo; también al revés. Para muchos se convirtió en un tiempo para la reflexión y de mirar las emociones: ¿Quién soy? ¿Qué es lo que quiero de verdad? ¿Qué haré con mi vida?
Éstas no son preguntas fáciles ya que pasamos la mayor parte de nuestras vidas bailando al compás de la música del consumismo, la música de otras personas, adquiriendo baratija para inflar nuestros egos frágiles. Parece que gran parte de nuestras vidas se pasa en la adquisición y mantenimiento de cosas para mostrar buena imagen y aparentar tener éxito de cara a los demás. En las palabras de Will Smith:
Compramos cosas que no necesitamos
Con dinero que no tenemos
Para causar buena impresión en personas a quienes les importa un comino.
Encontrar la respuesta a estas preguntas no es fácil, pero se vuelve imposible, si primero no aprendemos a simplemente estar con nosotros mismos en silencio y sin distracciones.
Para hacer esto tenemos que adoptar una actitud de curiosidad abierta, cariño hacia nosotros mismos y tener sentido del humor. Nuestro trabajo consiste en experimentar e integrar emociones incómodas y evitarlas.
Elijamos permitir que la vida y todas las cosas sean nuestros maestros. Esta manera de abordar las situaciones difíciles nos facilita un mayor sentido de ecuanimidad – una percepción más nítida y menos distorsionada.
Mientras que un entendimiento intelectual de la interconexión es importante, el verdadero cambio ocurre cuando la experimentas de verdad. Te podría decir que todo está conectado; puede que incluso creas que esto es una idea interesante. Sin embargo, para experimentar la conexión directamente, necesitas entenderla profunda e intuitivamente, te cambia a ti; sería raro si no fuese así.
Somos tan afortunados de experimentar esta vida, ser conscientes, tener sentidos, poder experimentar la vida con toda su intensidad agridulce divina: conseguir esta conexión corazón a corazón con otras personas; sentirnos asombrados, sentirnos maravillados; saber cómo se siente beber un vaso de agua fresca en un día caluroso; sentir la brisa refrescante en nuestra cara después de pasar toda la mañana en una sala cargada; experimentar esa sonrisa o acto cariñoso por parte de un desconocido; observar como tiemblan en el viento las hojas verdes contra el azul de un cielo despejado infinito; escuchar la risa desatada de un bebé; los momentos difíciles que nos enseñan tanto; el desamor que nos hace crecer.
Así que me despido con las preguntas:
¿Quién eres?
¿Qué quieres realmente?
¿Qué significado tendrá tu vida?
Un abrazo desde Cantabria, si tienes alguna pregunta, contáctanos.
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Comentarios de la comunidad
Geoffrey Molloy
Hola Alicia, gracias desde mi propia dirección. abrazos xxx
Mireya Ceballos
Hola Alicia: Gracias por tu comentario tan amable. Espero que las ideas te sirvan. Un abrazo desde Cantabria Geoffrey
Alicia
Me encanta vuestro blog y os sigo siempre. Gracias