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¿PROPÓSITO Y/O FELICIDAD?

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Geoffrey Molloy

Un hecho interesante: Más personas que nunca dicen que tener felicidad en su vida es un objetivo importante, pero a pesar de esto, cada vez parece que hay menos personas que se sienten felices. La paradoja de la felicidad; si quieres ser feliz, suelta intentar ser feliz. Buscar la felicidad reduce en gran medida tus […]

febrero 13, 2018

BoletinesResiliencia - Mindfulness y más allá

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Un hecho interesante: Más personas que nunca dicen que tener felicidad en su vida es un objetivo importante, pero a pesar de esto, cada vez parece que hay menos personas que se sienten felices.

La paradoja de la felicidad; si quieres ser feliz, suelta intentar ser feliz.

Buscar la felicidad reduce en gran medida tus posibilidades de experimentarla.

Mirando atrás en mi vida (algo que tendemos a hacer con 60 años), los momentos más felices de mi vida no fueron cuando fui más rico o con las mejores de condiciones materiales, ni cuando me sentía más admirado o exitoso. La felicidad basada en condiciones materiales externas o en los halagos y la admiración de otros resulta en una satisfacción hueca, vanidosa, quebradiza y normalmente de poca duración. “¡Mira mi coche!  ¿Es chulo verdad? ¡Mira mi casa lujosa, lo rico que soy!  ¡Mira mi puesto de trabajo increíble! ¡Soy tan sumamente importante!” Fue la fachada que había construido – el Geoffrey idealizado. El precio para esto fue que a pesar de todo el éxito, me sentía vacío ya que no fui congruente con quien era, sino más bien con quien pensé que debería ser para ser considerado exitoso en los ojos de los demás y mi audiencia invisible.

La verdadera felicidad surgía cuando estaba mayoritariamente en el momento presente. Lo que es más, las posibilidades de experimentar la felicidad aumentaron mucho cuando tenía algún propósito o cuando había mayor congruencia entre mi mundo interno y externo; cuando mi vida tenía más sentido. Muchas veces sólo me volvía consiente de lo feliz que había sido después. Durante la actividad estaba ahí simplemente. No había ninguna conversación discursiva; simplemente estaba ahí; mi ego había desaparecido. Así que, la felicidad surge cuando estamos libres del ego.

Se me ocurren otros momentos: cuando estaba en la RAF (fuerzas aéreas británicas). El compañerismo encontrado en el sufrimiento común de los ejercicios de combate a pesar de horas en temperaturas por debajo de cero; no haber dormido suficiente, llegar a los límites de mi capacidad física. La primera vez que piloté un avión solo… O cuando estaba en la marina mercantil, mi primera noche de guardia – tener que poner toda mi atención en llevar un enorme barco mar adentro.  Jugar con mis niños como el enorme simio que soy en el campo o en la playa; montar en mi caballo en el campo acompañado por mi perro; galopando en la playa compitiendo con mis hijos… Experimentar una conexión de corazón con otra persona; cortar leña en el bosque, estar sentado en silencio en la playa meditando con mi mujer… mirando las estrellas, guardando en el pajar pacas de hierba, abrazando a mi mujer. La felicidad también tiene muchos sabores diferentes. Hay felicidad exhilarante cuando hay riesgo y adrenalina cuando pilotaba aviones por ejemplo o escalaba. Hubo una felicidad eufórica cuando logré un objetivo por el cual llevaba mucho tiempo trabajando.  Felicidad sensual en la conexión sexual. Felicidad dichosa en la cima de una montaña. Podría seguir pero ninguna de estas cosas son cosas materiales, sino experiencias. Las experiencias ocurren necesariamente en el momento presente aunque también siento felicidad ahora mismo cuando miro hacia atrás recordando tantos momentos felices… Tal como he escrito anteriormente:

Las mejores cosas en la vida no son cosas.

Las situaciones que en cualquier otro contexto podrían considerarse situaciones dolorosas que causan sufrimiento o estrés, en el contexto de tener un propósito pueden borrar cualquier sentido de sufrimiento y nos pueden convertir en héroes. Cuando digo “propósito” me refiero a aquel propósito que nos involucra en algo que es mayor que nosotros. La felicidad surge más cuando damos y no cuando recibimos.

La felicidad es mucho más que hacer cosas placenteras, no encuentra en los químicos (alcohol ni otras drogas).

Hace poco leí un libro sobre la Unión Soviética donde entrevistaron a gente que aguantaban condiciones excepcionalmente duras para la reconstrucción de una nueva nación. A pesar de las dificultades, el frío, el peligro, todos dijeron que fueron los días más felices de sus vidas porque tenían un propósito, conexión, se sentían parte de algo importante y bueno. Se sentían unidos.

Parece que sea más probable que la felicidad surja cuando nos liberamos de las tonterías y distracciones… o al menos cuando no estamos tan distraídos por ello.  Es una de las razones por las que disfruté siendo navegante y soldado.

Mi vida se convirtió en algo sencillo. Mi atención se ve atraída hacia el presente a causa de la necesidad.

Así que, ¿Qué significa ser parte de algo más grande que tú? Esencialmente se trata de una especie de entrega, entregarte a ti mismo por ejemplo, proteger la libertad de expresión, proteger el medio ambiente, ayudar en una ONG, cantar en una coral, jugar en un equipo, visitar a personas enfermas que no tienen a nadie. Hay tantas maneras como personas. Puede que sea intentar mejorar el mundo, aliviar el sufrimiento de otros. La esencia es dar en vez de recibir, compartir.

Termino con este simple hecho:

Los que dan son más felices que los que reciben.

Comentarios de la comunidad

Mariano

Es mas bienaventurado dar que recibir(la biblia )

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