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Cómo manejar pensamientos y sentimientos intrusivos

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Geoffrey Molloy

Los pensamientos intrusivos son repetitivos y suelen estar relacionados con miedos, preocupaciones, resentimientos, obsesiones,...

octubre 19, 2022

BoletinesResiliencia - Mindfulness y más allá

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Los pensamientos y sentimientos intrusivos son repetitivos, a menudo también, intensamente perturbadores y desagradables. Lo peor de todo es que suelen ser objetivamente irrelevantes y pueden distraer terriblemente.

Estos pensamientos suelen estar relacionados con miedos, preocupaciones, resentimientos, obsesiones, fantasías, autocrítica, ansiedades y catastrofismo.

Seguro que tú, como yo, has experimentado estos pensamientos y sentimientos intrusivos compulsivos (por ejemplo, a las cuatro de la madrugada). Sabes intelectualmente que no te hacen ningún bien; quieres que cesen, pero parece que tu mente simplemente te ignora.  Rápidamente te encuentras en un bucle: pensamientos que crean emociones fuertes que, a su vez, crean más pensamientos y emociones aún más fuertes. Cuanto más intentas resistirte, más fuerte se hace. Este patrón de pensamiento puede provocar estrés, ansiedad, depresión y otros problemas de salud. Este es el sufrimiento de pensar demasiado. Entonces, ¿qué podemos hacer?

Conciencia mindful

Nuestra posición por defecto es la de «mindlessness», es decir, estar perdidos en nuestros pensamientos sin ser conscientes de ello. En esos momentos confundimos lo que somos con nuestros pensamientos. La conciencia mindful reduce nuestra identificación con esos pensamientos (las nubes) mientras observamos desde el espacio claro e infinito de la conciencia (el cielo azul infinito). El claro cielo azul es el espacio de la mente observadora. Cuando observamos desde este punto de vista, vemos nuestros pensamientos como lo que son: al igual que las nubes, acontecimientos temporales que surgen, existen y luego se desvanecen. La naturaleza del cielo es constante, siempre espaciosa, siempre infinita.

Hablamos de «nuestros pensamientos», pero no elegimos la mayoría de nuestros pensamientos; surgen de la nada. Son temporales, aleatorios y efímeros.

Con esta actitud cuestionamos nuestra actitud habitual de que los pensamientos y los sentimientos lo son todo; comprendemos que no reflejan necesariamente la realidad y que no estamos obligados a reaccionar.

Poner tu atención mindful en tu cuerpo

Tú eres tu atención. Estos pensamientos y sentimientos intrusivos no pueden existir sin tu atención. Cuando surjan estos pensamientos, no luches, rechaces o intentes escapar de ellos; en lugar de ello, simplemente lleva tu atención al cuerpo, a tus sentidos, por ejemplo: la sensación del aire en tu cara; los sonidos que caen sobre tus oídos; el ritmo constante de tu respiración; tu postura, el peso de tus brazos, tu respiración. De este modo descansas en el espacio infinito de la conciencia y creas un espacio para elegir tu respuesta en lugar de reaccionar inconscientemente creando un sufrimiento aún mayor.

Estar cómodo con la intrusión

Imagina que estás meditando y surge un pensamiento intrusivo sobre algún daño que alguien te ha hecho; puede que empieces a sentirte enfadado, ansioso. Simplemente observando con atención te das cuenta del nudo que tienes en las tripas y de la tensión en los hombros; te das cuenta de que ya estás ensayando con rabia lo que vas a decir la próxima vez que veas a esa persona, cómo vas a «ponerla en su sitio». Sigues observando cuando te das cuenta de que ahora tienes una melodía que has oído en la radio esta mañana corriendo repetidamente por tu mente. Eso desaparece y te fijas ahora en cómo tiembla la hierba alta con la ligera brisa, en el vívido y alegre verdor intenso. Experimentas una sensación de espaciosa tranquilidad, una sensación de asombro, de conexión. De este modo, experimentas que, por muy real e intenso que pareciera tu enfado, se ha evaporado; no era tan importante como parecía en ese momento. Poco después, la belleza de la hierba temblorosa, el viento acariciando tu cara, es igual de absorbente e igual de fascinante. Cuando experimentamos esto repetidamente a través de la meditación, entonces los pensamientos y los sentimientos empiezan a perder su poder. Se vuelve difícil, incluso cómica, la idea de tomar estas cosas en serio.

Reprogramar tu cerebro de este modo es mucho más efectivo que luchar contigo mismo.

Podría seguir hablando durante mucho más tiempo sobre cómo se pueden aplicar las enseñanzas y prácticas budistas a esta situación y a otras similares. Esencialmente, a través de la práctica aprendemos a no identificarnos con los acontecimientos mentales efímeros que cambian constantemente (las nubes), sino con el campo de conciencia constante e inmutable (el cielo azul infinito) en el que se producen estos acontecimientos.

«Tú eres el cielo azul infinito; todo lo demás son sólo condiciones meteorológicas«

Comentarios de la comunidad

Vanesa

Leer este artículo me ha permitido "volver" al cielo azul, gracias infinitas Geoffrey!.

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