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PAZ Y EL PODER DE HACER NADA

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Geoffrey Molloy

¿Cuántas veces hipotecamos paz y bienestar en el presente por alguna idea imprecisa de que vamos a tener paz y bienestar en el futuro? Mientras limpias el cuarto de baño piensas, “Una vez  haya terminado de hacer esto, me haré una taza de té y disfrutaré de un momento de paz.” Treinta minutos después estás […]

noviembre 3, 2015

BoletinesResiliencia - Mindfulness y más allá

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¿Cuántas veces hipotecamos paz y bienestar en el presente por alguna idea imprecisa de que vamos a tener paz y bienestar en el futuro?

Mientras limpias el cuarto de baño piensas, “Una vez  haya terminado de hacer esto, me haré una taza de té y disfrutaré de un momento de paz.” Treinta minutos después estás sentado ahí con una taza vacía y te preguntas, “¿De verdad he bebido todo el té? ¡No me acuerdo!” Has estado perdido en tus pensamientos, organizando, analizando cosas, imaginando el futuro o reviviendo el pasado.  

La paz está con nosotros en todo momento; es algo que tenemos que crear; no necesitamos creencias especiales; siempre está ahí dentro de nosotros. Es nuestro estado natural – alegre, en paz con un sentido de conexión y claridad. Simplemente tenemos que quitarnos a nosotros del medio para experimentarla.

Pero en vez de esto pasamos nuestro tiempo prometiéndonos que sí, encontraremos un momento de paz una vez los niños sean adultos, una vez hayamos pagado la hipoteca, una vez consiga mi doctorado, una vez encuentre la persona ideal o encuentre el trabajo idóneo.

Mientras que tu actitud sea así, la paz nunca será más que una esperanza borrosa de algún estado deseable en el futuro.

Y mientras lees esto puede que la parte intuitiva de ti perciba la sabiduría de la necesidad por la paz pero esta voz distante de intuición está ahogada por la voz vociferante de tu mente racional (nuestros pensamientos – mayoritariamente habituales, compulsivos y repetitivos): “Todo esto está muy bien pero el mundo real no es así; no puedo parar, tengo que seguir trajinando, sino – todo se colapsará.” 

Nos preocupamos erróneamente de que si no pensamos constantemente, si no nos vigilamos y si nos criticamos constantemente, nos convertiremos en una especie de medusa invertebrada, sin carácter y sin dirección y perderemos todo. Nada podría estar más lejos de la verdad. Cuando cultivamos paz en nuestros corazones, creamos un espacio en nuestras vidas desde dónde podemos actuar con claridad e intención. Cuando empezamos a encontrar paz en el momento presente, entonces creamos un espacio en el que nos conoceremos mejor. Conocernos mejor es la base de la sabiduría.

Finalmente, encontrar paz en ti mismo tiene implicaciones aún más grandes. El mundo que vemos a nuestro alrededor, con todo su sufrimiento, odio, avaricia y cinismo es el mundo que todos nosotros hemos creado; todos somos responsables, es un reflejo de todos nosotros.  

La paz en el mundo llega cuando encontramos paz en nosotros mismos.

El estado natural de nuestra mente es como un vaso de agua clara y fresca. CuandoPAZ estamos perdidos en nuestros pensamientos, el agua se enturbia, se vuelve nublada y poco clara. Así que ¿qué haces para que un vaso de agua turbia se aclare?  Deja de agitarlo y simplemente observa cómo se asienta naturalmente y como vuelve a su estado natural, claro y refrescante.

Cuando practicamos mindfulness, – estemos sentados, paseando, comiendo, duchándonos, subiendo las escaleras, bajando las escaleras, dónde sea, permitimos que nuestra mente se asiente; dejamos de crear sufrimiento en nuestras mentes. Volvemos a nosotros mismos, al presente, a nuestro estado natural de paz y bienestar y a nuestra conexión con todas cosas.

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