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Geoffrey Molloy
La ilusión más nefasta es tener un punto de vista fijo. Ya que la vida consta de crecimiento y movimiento, un punto de vista fijo mata a toda persona que lo tiene. La certidumbre es una ilusión. La certidumbre absoluta es una ilusión absolutamente. A pesar de esto o tal vez, gracias a esto, los […]
marzo 5, 2019
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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La ilusión más nefasta es tener un punto de vista fijo. Ya que la vida consta de crecimiento y movimiento, un punto de vista fijo mata a toda persona que lo tiene.
La certidumbre es una ilusión. La certidumbre absoluta es una ilusión absolutamente. A pesar de esto o tal vez, gracias a esto, los seres humanos añoran la certidumbre, directamente creamos condiciones que favorecen el surgimiento del sufrimiento. Cuando encontramos un punto de vista (o si se trata de un punto de vista que nos enseñaron cuando éramos niños) que parece funcionar para nosotros, nos agarramos a ello.
Puede que no nos guste pero el hecho es que todos tengamos la mente cerrada, es decir, ya tenemos un punto de vista (una opinión) sobre prácticamente todo. Es más, estamos dispuestos a discutir y luchar para defender nuestros puntos de vista. Irónicamente, cuantas más dudas tenemos, tanto más fuerte es nuestra necesidad de discutir y luchar. Organizamos nuestras vidas y relaciones según estos puntos de vistas. Incluso mataremos a los que tienen un punto de vista diferente – todo esto para convencernos a nosotros y a otros de que nuestro punto de vista es el correcto…. Sólo para tener razón.
Un cuento budista bien conocido ofrece unas sugerencias en cuanto a este tema:
Un señor viajando llega a un río de corriente veloz que necesita cruzar. No ve ninguna manera de cruzarlo: ni barquito, puente, “ferry” – nada. Sin alterarse, busca ramas, ramitas, hojas y lianas y con estos materiales construye una balsa. Se tumba en ella y cruza el río remando.
El Buda continuó: nuestro hombre, ahora sano y salvo en el otro lado del río se pregunta qué hacer con la balsa. ¿Qué debería de hacer? Puede que piense: “esta balsa es tan útil que la llevaré conmigo siempre en mi espalda, incluso en tierra”. O simplemente daría las gracias y seguiría con su viaje, dejando la balsa para otra persona. Está claro que la segunda de estas elecciones tiene más sentido. La balsa fue muy útil en su momento, en aquel lugar y en aquellas circunstancias especiales.
Un punto de vista es como aquella balsa: de utilidad en cierto momento, lugar y en ciertas circunstancias. Nuestros puntos de vista deberían ser flexibles; deberíamos llevarlos con nosotros ligeramente, sin agarrarnos a ellos.
Las opiniones son como un ojete de culo; todos tenemos uno. (Anónimo)
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