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Ódiate Menos – Quiérete Más

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Geoffrey Molloy

Juzgarnos a nosotros mismos, criticarnos a nosotros mismos, machacarnos a nosotros mismos, incluso sentir un poco de “auto-odio”, un poco de vergüenza – todo es bastante normal. De hecho, incluso diría que es sano sentir algo remordimiento o vergüenza. Hay cosas que hasta el día de hoy deseo haber hecho o no haber hecho; hay […]

marzo 21, 2017

BoletinesResiliencia - Mindfulness y más allá

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Juzgarnos a nosotros mismos, criticarnos a nosotros mismos, machacarnos a nosotros mismos, incluso sentir un poco de “auto-odio”, un poco de vergüenza – todo es bastante normal. De hecho, incluso diría que es sano sentir algo remordimiento o vergüenza. Hay cosas que hasta el día de hoy deseo haber hecho o no haber hecho; hay ideales que no he conseguido cumplir; comportamientos de los que no estoy orgulloso. Es humano comportarse de esta manera y sentir estas cosas. Mientras que estas emociones pueden ser incómodas, son muy importantes. La siguiente cita – aunque algo vulgar – es una de mis preferidas:

Reconocer que eres un gilipollas es el comienzo de la sabiduría.”

Parecido a la meditación, este pensamiento o este sentimiento de vergüenza/remordimiento no es el problema, sino cómo respondemos a ello. Antes de saber esto, intentaba ignorar, cubrir o simplemente alejarme y evitarlo. Existe una variedad sin fin de maneras de evitar reconocer estos sentimientos. La manera más obvia – el alcohol u otras drogas; o estar siempre centrado en “arreglar” a otra persona; trabajar, comer, irnos de compras, el sexo, enamorarnos, el internet. Personalmente, he cumplido mi cuota de  todas estas distracciones.  Sin embargo, estas tentativas de distraernos de sentimientos incómodos son de escasa utilidad y la causa de mucho sufrimiento. Aunque puede que evitar las cosas parezca funcionar en los principios, el verdadero resultado es crear problemas mucho mayores que el sentimiento original que estábamos intentando evitar.

Piensa en tus sentimientos como el juego de “Waka Mole” (ese juego en las ferias que un gusano saca su cabeza de un agujero y le golpeas con un martillo; luego otro saca su cabeza de otro agujero, etc). Sentimientos no reconocidos son parecidos en el sentido de que puedes intentar darles en la cabeza, intentar ignorarlos pero vuelven a sacar la cabeza en otra forma,  en otro momento hasta que finalmente te abruman.

Si simplemente aprendemos a estar con estos sentimientos, se convierten en una gran fuente de información para el crecimiento y cambio. A continuación siguen unas ideas para ayudarte a ser más bondadoso y más realista contigo/a mismo/a:

  1. Suelta la idea de que deberías ser feliz: En mi último boletín escribí sobre la manera en la que estamos bombardeados hoy en día con la idea de que deberíamos ser siempre o casi siempre felices. Creer esto es una fantástica manera de crear infelicidad. Suelta intentar ser feliz; simplemente haz lo mejor que puedas con lo que tienes delante. Esto te permitirá salir de la trampa de estar esforzándote constantemente y simplemente disfrutar de estar. La felicidad y la paz en tu corazón no se pueden crear esforzándote en conseguir algo; es el resultado de estar plenamente en el presente.
  2. Simplemente siente los sentimientos – sean lo que sean: por muy incómodos que puedan ser, no son tú; tú eres mucho más que tan sólo tus sentimientos. No importa cómo te sientes – cómodo o incómodo, “bien” o “mal” – estos sentimientos forman parte de ti. Lo mejor que puedes hacer con cualquier sentimiento es simplemente permitir que esté; no reacciones, sino fíjate; fíjate en los pensamientos que acompañan a estos sentimientos; sintoniza con las sensaciones en tu cuerpo. Tu actitud debería de ser de curiosidad abierta y cariño hacia ti mismo y sobre todo sin juzgar. Las joyas más valiosas de la auto-realización se encuentran en los sentimientos más incómodos.
  3. Amate a ti mismo por tus errores – es cómo consigues tener éxito: La vida tiene que ver con prueba y error; es cómo aprendemos. Desafortunadamente nos han educado a temer los errores y el fracaso. Temer o amonestarnos a nosotros mismos por nuestros errores es otra maravillosa manera de matar a la creatividad. Esta idea se refuerza en los medios sociales donde la gente crea y promociona la fantasía del sí idealizado (algo que no existe). No querer tus errores es francamente absurdo; el crecimiento y el progreso resultan de aceptar y querernos a nosotros mismos incluso cuando “fracasamos”. La verdadera auto-estima (y no la arrogancia) se basa en la auto-compasión. Amarte a ti mismo no resulta de cómo te sientes frente tu éxito, sino resulta de cómo te sientes frente tus “errores/fracasos”.
  4. Los pensamientos son sólo pensamientos: Ah, admito que los pensamientos pueden parecer bastante convincentes, especialmente cuando estás despierto en tu cama a las cuatro de la madrugada, perdido en pensamientos ansiosos. La gente se “ata en nudos” sobre si sus pensamientos son pensamientos “buenos” o pensamientos “malos”. Idealmente les gustaría parar los pensamientos negativos y tener más pensamientos positivos. Todos los pensamientos, no son más que pensamientos, es decir, eventos mentales que surgen, existen durante un rato y luego desaparecen. No puedes parar de tener estos pensamientos, pero sí, puedes dejar de creerlos y dejar de creer sus críticas sobre ti mismo y tu sitio en el mundo. Ninguno de nosotros somos especiales; lo que quiero decir con esto es que o bien ninguno es especial o que todos somos especiales lo que acaba significando lo mismo. En el momento en que empecemos a creer que de algún modo somos especiales, entonces simplemente estamos fabricando otro palo con que golpearnos a nosotros mismos.
  5. Sé humilde: Suelta la auto-estima y abraza la auto-compasión. Existe un maravilloso cuento llamado “Canticle for Lebowitz” en que un monje novicio confiesa a su abad que ha cometido un pecado tan malo que es imperdonable (su pecado no ha sido más que comer durante el ayuno). El abad señala al monje que esto es autoimportancia engreída. La mayoría del padecimiento resulta de una idea inflada o exagerada de nuestra propia genialidad o de lo horrible que somos. Esto nos lleva a la necesidad de demostrar o bien que todo lo que hacemos debería ser simplemente brillante – lo mejor de todos los tiempos – o que todo lo que hacemos siempre será la mayor mierda de todos los tiempos y que nunca será suficiente. Bobadas totales; tanto un sentido sobre-inflado de nuestra propia grandeza o de lo horrible que somos es igual de malo. Así que sé humilde; admite que hay mucho que no sabes. Una verdadera aceleración en el crecimiento empieza cuando empezamos a admitir humildemente “no lo sé”. En vez de pensar que lo sabemos todo, empecemos a fijarnos.
  6. Finalmente, aprende el poder del “No”: Aprender a decir “no” a otros es una manera de cuidarnos a nosotros mismos. Nos enseñan que deberíamos decir “sí”, que los demás deberían ir primero; que el ponernos a nosotros mismos en primer lugar significa ser egoísta. Pero si no cuidamos de nosotros mismos, seremos incapaces de estar disponibles para los demás. Decir “no” significa que respetamos a los demás y les estamos enseñando a respetar nuestro espacio personal. Decir “no” significa que no tenemos porqué participar en actividades sin sentido y sin propósito. Decir “no” deja claro lo que sí toleraríamos y lo que no toleraríamos en nuestras relaciones. Entender lo que necesitamos hacer para cuidarnos de nosotros mismos para estar presente para otros es la base del bienestar.

Finalmente mira tu vida como un viaje, un viaje del cual sólo habrás recorrido la mitad cuando sea que mueras. Toma el tiempo para fijarte y sentir asombro por este maravilloso universo en el que vivimos y la oportunidad milagrosa que tenemos para apreciarlo.

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