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septiembre 23, 2021
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
2 comments
Hace poco escribí sobre el materialismo *espiritual. El peligro común es permitir que nuestras prácticas “espirituales” se conviertan en otra manera más de inflar el ego. Yo personalmente caí en esta trampa. Recuerdo esos años con una especie de compasión avergonzante. Fui profundamente ignorante (y arrogante). El problema era que fui demasiado ignorante para saber hasta qué punto era ignorante. En mi interior me sentía inseguro y no merecedor, así que, igual que una urraca, coleccionaba baratija espiritual para que mi ego se sintiese mejor.
Muchos estudios han demostrado que mindfulness y la meditación, para la persona que está dispuesta a hacerlo, puede resultar en beneficios tales como alivio del estrés, una concentración mejorada, mejores relaciones, mejor salud; y además, puede ayudarnos a que nos volvamos más resistentes a la depresión. Esto es un buen comienzo cuando te inicias con la meditación, pero hay mucho más.
El sufrimiento tiene sus raíces en el sentido de separación. Gracias a nuestro ego así es justo cómo nos experimentamos a nosotros mismos – separados de todo lo demás:
Esta percepción es fundamental en cuanto a lo que se refiere a nuestra misión evolucionaria, la cual es simplemente sobrevivir y procrear. A la evolución le da igual nuestra felicidad, sufrimiento, si vivimos una buena vida o no; su única preocupación es su misión.
La meditación y otras prácticas de resiliencia, que se centran en tales aspectos como la compasión, el agradecimiento, la impermanencia y la interconexión, nos permiten primero entender la realidad intelectual de la no-separación. Descubrimos con la meditación, contrariamente a la experiencia de nuestro ego (sentirnos separados de todo lo demás), que tú, yo, todos y todo están, de hecho, conectados. Este hecho es un hecho físico. Nada existe por sí solo; todo depende de la existencia de todas las otras cosas y existe temporalmente porque las circunstancias favorecen que surja.
Tú, yo, todo está hecho de lo mismo; manifestándonos cada uno de manera diferente. Estamos profundamente e íntimamente conectados con, y formamos parte del universo. Tomamos como ejemplo, las estrellas; no son permanentes. Igual que todas las cosas, cuando las circunstancias son favorables, nace una estrella. Existe y luego se muere. Cuando se muere una estrella, siembra las semillas para la vida. Por ejemplo, el hierro y el oxígeno en tu sangre, el calcio en tus huesos fueron fabricados en las estrellas cuando se murieron. Así que, cuando te encuentres mirando las estrellas, piensa en que tú formas parte, en un sentido muy real, de las estrellas; es decir, estás realmente conectado a las ellas.
La creencia de que somos algo a parte de todo lo demás es tan absurda como si una ola se creyese algo a parte del mar. Podemos ver claramente que la ola es simplemente una manifestación temporal del mar; nunca deja de ser el mar. Las circunstancias favorecen a que la ola surja (la marea, las corrientes, el viento, etc.) y así surge. Tiene características temporales mientras existe; luego desaparece. Tal es el ciclo de todas las cosas. Nada es permanente; todo cambia. Así es el mundo físico.
Cuando vemos y experimentamos nuestras vidas no como algo separado, sino algo profundamente conectado, entonces vivimos conscientes del milagro de la vida. Nos damos cuenta de lo afortunad@s que somos por haber sido dotad@s de la consciencia – ser capaces de poder ver y apreciar la maravilla alucinante − la belleza agridulce y a veces casi insoportable de todo esto. Piensa en esto un momento. Tú eres la manera en la que el universo se aprecia a sí mismo, independientemente de quién seas. ¡Abrumador! ¿Verdad?
Cuando vemos la vida de esta forma, nos ayuda a no agarrarnos, a no rechazar las cosas, sino aceptar y experimentar los altibajos inevitables de la vida como aspectos del milagro y regalo que es la vida con agradecimiento. Nos permite observar y participar en nuestras vidas con una actitud de curiosidad abierta, cariño hacia nosotr@s mism@s y con sentido del humor.
*Definición de las palabras “espiritual” y “espiritualidad”
“Espiritual” y “espiritualidad” son palabras que tienen diferentes significados para diferentes personas. Para la persona religiosa, espiritualidad probablemente incluirá su entendimiento de Dios. Cuando yo hablo de la espiritualidad, me refiero a una espiritualidad secular que no requiere ninguna creencia teísta.
He conocido a muchas personas espirituales que también son religiosas. Sin embargo, ser religioso no significa necesariamente ser espiritual.
La espiritualidad secular se centra en tales calidades como… mindfulness, un crecimiento personal continuado, el amor, la compasión, la paciencia, el perdón, la responsabilidad, armonía y preocuparse por los demás. Los aspectos de la vida y de la experiencia humana que van más allá de un punto de vista material del mundo son espirituales. La espiritualidad no requiere una creencia en una realidad sobrenatural o en un ser divino. Es beneficioso, incluso necesario, tener alguna relación con la maravilla que es el universo, con la interconexión entre todo y entender las distorsiones y el sufrimiento causados por el ego y el sentido de separación que crea; pero esto se puede experimentar sin una interpretación o explicación sobrenatural. La espiritualidad en este contexto es cuestión de pensamientos, emociones, palabras y acciones de amor y cuido que están en armonía con una creencia de que todo en el universo está conectado y mutuamente dependiente. La espiritualidad hay que unirla con un sentido de asombro, alegría, un sentido de paz y maravilla. En esta definición la espiritualidad no tiene nada que ver con doctrinas religiosas… ni lo sobrenatural.
©Geoffrey Molloy Septiembre 2021. Si tienes alguna pregunta sobre la meditación, contáctanos. Nos puedes seguir en nuestro canal de YouTube.
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Comentarios de la comunidad
Mireya Ceballos
Hola Amaia: Gracias por leer, reflexionar y compartir tus comentarios.. De acuerdo con lo que escribiste. El otro lado de vivir en la realidad de la interconexión tiene implicaciónes que son dificiles de exagerar. Hemos sido criados/educados con una percepción muy antropocéntrica que nos dice los humanos como "separados" de la naturaleza y superiores a ella. Muchas religiones enseñan que dios nos dió dominio sobre todos los animales, plantas etc. (una idea absurda y peligrosa). Desafortunadamente, esta percepción significa que la vida humana tiene un valor intrínseco, mientras que otras entidades son recursos que pueden ser explotados justificadamente en beneficio de la humanidad. En realidad somos un especie más, el universo, la naturaleza, el planeta les da igual si nuestra especie sobrevive o no, si queremos sobrevivir tenemos que vivir en la realidad de interconexión. Un abrazo desde Cantabria. Geoffrey.
Amaia Goñi
Este tema de la interconexión entre nosotros y el universo, esa manera de ver la vida nos hace sentirnos parte del universo y amplia y enriquece nuestra vision. Asumiendo esta idea, se hace presente, la aceptación de los acontecimientos difíciles y dolorosos que a veces nos toca vivir. Por otro lado, las definiciones de espiritual/espiritualidad es muy acertada y c larificadora. Agradezco estas entregas sobre distintos temas, son muy interesantes, hacen pensar y nos ayudan a aclarar ideas. Un cordial saludo Amaia