A lo largo de los años he tenido el placer y el privilegio de ayudar a muchos cientos de personas a liberarse de la esclavitud de la dependencia del alcohol.
Algunos nos llamaron porque temían perder todo lo que era importante en sus vidas. Muchos otros no eran lo que alguien describiría como alcohólicos; no estaban tocando fondo, sino todo lo contrario. Simplemente se dieron cuenta de que nunca alcanzarían todo su potencial mientras seguían bebiendo alcohol – como pareja, como padres o en su vida laboral. Se dieron cuenta de que el alcohol les estaba frenando.
Todos los seres vivos tienen un deseo innato de ser lo mejor que pueden, de vivir lo mejor que puedan. Es una parte vital de todo ser vivo, ya sea planta o animal; una bellota simplemente quiere llegar a convertirse en el mejor roble que pueda ser.
Los seres humanos tenemos ese mismo deseo. Deseamos ser felices y no sufrir, deseamos ser la mejor versión de nosotros mismos. Hasta que no honremos ese deseo fundamental de autorrealización, experimentaremos una profunda insatisfacción en nuestras vidas. El alcohol impide esta autorrealización. Dejar el alcohol es una de las mejores inversiones que puedes hacer para tu bienestar mental y físico, y también para el de tu familia.
A continuación – comparto algunos comentarios de personas que han venido para dejar el alcohol y se han liberado:
- Desde que soy no-bebedora, siempre juego con ventaja.
- Bebía porque me sentía vacío, pero bebiendo me sentía aún más vacío.
- Después de no hablarme durante casi un año, mi hijo de 18 años me invitó a un partido de baloncesto. (Lloré de alegría cuando me lo contó).
- He recuperado mi vida.
- Nunca supe que podría sentirme tan bien.
- Todo el mundo me dice lo bien que me ven: 14 kilos menos de peso y mi piel está mucho mejor.
- Me sorprendió sentir una oleada de alegría espontánea. No recuerdo haber sentido eso nunca.
- Me sorprendió darme cuenta de que mis amigos me envidiaban por no beber y sentirme tan feliz por ello. Pensaba que sería al revés.
- Estuve bailando hasta las cuatro de la mañana, pasándomelo en grande cuando recordé que no había bebido nada de alcohol. Ahí me di cuenta de que no necesitaba el alcohol para divertirme; simplemente, tengo claro que no lo necesito.
- No envidio a los bebedores, me dan pena. Me gustaría decirles que simplemente no necesitan el alcohol.
- Éramos cinco ex-bebedores, la mesa más ruidosa y divertida del restaurante. Nos reíamos mucho ¡¡¡bebiendo agua con gas!!!
- Tengo tanto tiempo para todo desde que dejé de beber. Sabe Dios cómo me las arreglaba antes. Simplemente, no me las arreglaba.
- No recuerdo haber tenido nunca la mente tan clara como ahora – una nitidez impensable.
- ¡Cómo que no nos damos cuenta de que el alcohol es una estafa!
- He dejado de dejar las cosas para mañana.
- Por fin he hecho los cambios que debería haber hecho hace años (divorciarme y cambiar de trabajo).
- He redescubierto mi libido; es bastante emocionante.
- Por fin estoy aprendiendo a cuidarme, a aceptarme y a quererme.
- Tomé la decisión de que este trauma intergeneracional acabaría conmigo; no pienso transmitírselo a mis hijos. No te puedes imaginar lo bien que me siento.
- La gente no puede ver que no hay nada que temer, sino todo lo contrario cuando se deja.
- No tener que beber alcohol me hace muy feliz.
- Dejar de beber no fue difícil para mí; lo hice todos los lunes durante años. Ahora he dejado de dejarlo. Ahora soy libre y feliz de serlo.
- Siento que he recuperado mi dignidad.
- Siento un inmenso agradecimiento.
- Ojalá lo hubiera hecho antes.
Comentarios de la comunidad
Mireya Ceballos
Muchas gracias por tus comentarios. Nos alegra enormemente recibir estas noticias de tu parte. Se lo he pasado a Geoffrey y te contestará en breve. Un abrazo.
Leonor
Cuando salgo con amigos a comer o a algún evento y viene el camarero a preguntar por la bebidas que queremos, caigo en la cuenta de que yo no bebo alcohol y siento una ola de felicidad inexplicable. Por una parte, me da la impresión de que nunca he bebido alcohol en mi vida, tal ha sido la facilidad con la que mi mente se ha olvidado de el, y por otra, una sensación de libertad y presencia absoluta, que me hace disfrutar de la vida intensamente. Os estoy eternamente agradecida.