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Geoffrey Molloy

¿Qué podría ser más fácil que traer tu total atención al momento presente sin juzgar?

mayo 11, 2021

BoletinesResiliencia - Mindfulness y más allá

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El mindfulness y la meditación deberían de ser tan sencillos. ¿Qué podría ser más fácil que traer tu total atención al momento presente sin juzgar? Ser consciente de tu cuerpo, de tus pensamientos y emociones, de tu alrededor, no puede ser tan difícil ¿no? Pues resulta que no es tan fácil. Pero lo difícil no es aprender; es desaprender.

Nacemos en este mundo en una situación que no elegimos. No elegimos nuestros padres, nuestra religión, nuestra cultura, nuestra nacionalidad, nuestra familia ni nuestro entorno. Lo que es más, ninguna de la decisiones importantes de tu infancia fueron hechas por ti. Nada más que te adaptaste a la situación en la que te encontraste.

Nos llenaron la mente de ideas sobre cómo funciona el mundo, sobre cómo comportarnos, que creer; todo tipo de prejuicios, incluso nuestra manera de pensar. Aquellos que tienen poder sobre nosotros (personas que tampoco eligieron su realidad) pueblan nuestras mentes con percepciones y creencias que llegamos a confundir con la realidad. De esta manera las distorsiones en la percepción y creencias pasan de generación en generación.

Vivimos la mayor parte del tiempo en modo “piloto automático”, reaccionando mecánicamente a la percepción distorsionada de los eventos en nuestras vidas. Es un tipo de ignorancia que puede crear y crea sufrimiento.

La meditación y el mindfulness abren la puerta a ver donde yacen las distorsiones en primer lugar y luego a ser capaces de elegir una respuesta de manera consciente que sea acorde con nuestros valores; en vez de reaccionar de manera inconsciente.

Sin embargo, la meditación es inútil a menos que lo incorpores en tu vida diaria; a menos que hagas el esfuerzo de vivirlo.

Recuerdo de niño pensar cómo de hipócritas eran bastantes personas, yendo a la iglesia o mezquita una vez a la semana, sintiéndose y actuando como santos; mientras que el resto de la semana actuaban como verdaderos capullos.

Es fácil hacer exactamente lo mismo con la meditación: meditar por la mañana para después ir a gritar a los niños; o hablar mal a tu pareja; enfadarte con otros conductores; no ver o apreciar a otras personas, el mundo a tu alrededor; no ser capaz de ver y apreciar el maravilloso regalo que es la vida.

Recuerda, la meditación, al igual que la veneración religiosa, no es el objetivo; no es un fin en sí; ni otra simple tarea que tenemos que tachar de nuestra lista de “cosas que hacer”. Es una preparación, un entrenamiento para poder vivir una vida mejor – marcar una buena diferencia.

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