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Las alegrías del agua fría

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Geoffrey Molloy

Bañarse en agua fría tiene muchos beneficios: reduce el estrés, aumenta la sensación de bienestar, tienes mayor fuerza de voluntad y una mayor conexión con la vida.

septiembre 20, 2022

BoletinesResiliencia - Mindfulness y más allá

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En los últimos años, Wim Hoff se ha hecho famoso como el «Hombre de Hielo», promoviendo los beneficios de la inmersión en el agua fría y las duchas frías.

Si aún no te duchas con agua fría o te bañas en ella, espero que estas palabras te animen a probarlo.

Durante gran parte de mi vida he evitado las duchas frías, el agua fría en general, a menos que fuera inevitable.

Eso ha cambiado; el agua fría, ya sea en forma de ducha, mar o río, forma parte ahora de mi vida cotidiana.

Qué tienen de bueno las duchas frías y el agua fría en general

Cuando te bañas en agua fría tu cuerpo y tu menta pasa por 3 estados:

El «¡pauu!», cuando entras en contacto con el agua por primera vez.

El ajuste y las agradables sensaciones que genera

La sensaciones al salir del agua.

El «¡pauu!» inicial: Cuando el agua fría golpea por primera vez tu piel. Esto es un acto de pura fuerza de voluntad (al menos para mí). El truco es no pensar, no anticiparse; simplemente hacerlo.

Tengo que resistir el deseo de gritar cuando el agua golpea mi piel por primera vez, sin importar cuántas veces lo haya hecho. Físicamente, siempre es un shock. Sin embargo, mi cuerpo se adapta rápidamente.

Después de hacer ejercicio, suelo darme una ducha caliente para quitarme el sudor, y luego paso directamente al agua fría.  Resulta extraño y sorprendentemente placentero. Es un shock, pero también un alivio, porque mi cuerpo también quiere enfriarse.

El choque es comprensible: cambiar rápidamente de una ducha muy caliente a una ducha muy fría. Francamente, sería raro no sentir una especie de shock. Esta sensación de choque desaparece rápidamente a medida que mi cuerpo se adapta y es sustituida por una maravillosa sensación de alivio.

El sentimiento de mi cuerpo es de agradecimiento. Un auténtico sentimiento de bienestar y placer.

Adaptación: Hace poco he nadado junto a Rhea, una amiga y otros miembros de la familia en el río Nansa junto a la cascada de Transcudia. El agua estaba bastante fría, especialmente cerca de la cascada.  Puedo sentir el calor de mi propio cuerpo dentro de mi piel fría y apretada.

Es extrañamente reconfortante: una sensación vívida de estar vivo. Siento una sensibilidad y mindfulness especial, y una apreciación del calor en mi piel y en mi cuerpo que no he experimentado en ninguna otra situación.

Siento la piel más tensa y un cosquilleo, mientras que por dentro me siento como si tuviera un horno encendido.

Salir del agua: Salir por fin del agua: el «resplandor». Esto es algo que noto, por ejemplo, al salir de la piscina, o al salir del mar frío o del río.

Hay una gran sensación de bienestar, de buena salud y de energía positiva. Una sensación de «es maravilloso estar vivo» y de agradecimiento.

Esta es mi experiencia, pero ¿qué dice la ciencia?

Bañarse en agua fría tiene distintos efectos positivos en el cuerpo humano:

Mejora la función inmunológica. Reduce el dolor crónico. Tiene un efecto antiinflamatorio. Aumenta la cantidad de *grasa parda (tener más grasa parda se asocia a un menor porcentaje de grasa corporal). Tiene un efecto neuroprotector a través de la estimulación de una proteína especial de choque frío conocida como RBM3.

Muchos practicantes habituales del baño en agua fría afirman que tiene otros beneficios: reducción de los niveles de estrés; aumento de la sensación de bienestar, mayor fuerza de voluntad y una mayor conexión con la vida.

Así que, si no lo has hecho, pruébalo y cuéntame cómo te va.

*La grasa parda es un tipo especial de grasa corporal que se activa cuando sientes frío. Casi todos los mamíferos, incluido el ser humano, la tienen pero en distintas cantidades. Al activarse, este tipo de grasa -también llamada tejido adiposo marrón- genera calor para ayudar a mantener la temperatura corporal.

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