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noviembre 28, 2017
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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Una de las características que he seguido desarrollando a lo largo de los años es la resiliencia (la resiliencia es nuestra capacidad para afrontar, superar y aprender de los traumas y situaciones difíciles de la vida.) Es algo que enseño mucho hoy en día. Inicialmente, mi única herramienta fue mi sentido del humor. Fue precisamente mi sentido del humor lo que me mantuvo cuerdo o lo que tal vez impidió que me volviese demasiado loco en los momentos más oscuros de mi vida. Encontrar el aspecto divertido en una situación, incluso si no es inmediatamente obvio lo que podría ser, nos obliga a “reformular”; es decir, durante un momento, nos apartarnos de nuestro piloto automático y encontramos una manera diferente de ver la situación. Si verdaderamente no puedo pensar en nada que me parezca divertido, entonces me imagino en una cena, cinco años atrás, relatando esta situación difícil o dolorosa en forma de una anécdota graciosa. Después de todo, por muy mala que pueda ser una situación, lo que es seguro es que pasará. Deberíamos reírnos con las personas, no reírnos de ellas. La habilidad más útil que adquirí tal vez fue reírme de mi mismo. Cuando nos reímos de nosotros mismos, esto involucra un toque de auto-compasión.
La resiliencia no significa evitar o ignorar emociones difíciles o incómodas; es la habilidad de estar con una emoción incómoda, pero más importante, ver la joya que contiene para nuestro crecimiento como personas. Es la habilidad de aprender a ver y aprovechar los aspectos positivos en cualquier situación dada. Las personas que malentienden lo que es la resiliencia y conocen la historia de mi propia vida me han dicho: “Geoffrey, es asombroso que eres quien eres, a pesar de tu niñez”. Esto no es el caso ya que soy quien soy gracias a mi niñez y no a pesar de ella. La integración y no evitarlo es la clave a la resiliencia. Aprender a perdonar, el ejercicio, la meditación, ser agradecidos, la auto-compasión son algunos otros aspectos claves.
Hay muchos estudios científicos buenos que demuestran el impacto positivo que la risa tiene sobre nuestro estado anímico, sentido de bienestar y sobre todo el sistema inmunológico. El simple acto de reírnos, preferiblemente a carcajadas (con la barriga) es una de las mejores maneras de auto-medicarnos.
Es uno de los aspectos que más quiero de mi relación con Rhea. Muchas veces nos encontramos riéndonos locamente por algo absurdo que hemos hecho o pensado. Estos momentos de risa compartida muchas veces ocurren al final del día cuando nos encontramos en la cama hablando. Se encuentran dentro de mis momentos más apreciados.
Aprender a ser resiliente es más importante ahora que nunca por el ritmo acelerado de cambio en todos los frentes, porque todo parece ser menos cierto, por la lucha brutal por parte de todos los medios para robarnos nuestra atención, la cantidad abrumadora de información que tenemos que procesar.
Haz tiempo en tu vida para la risa y para el humor. Podría ser ver actuar a un cómico, una película que te hace reír, yoga para reír; lo que funciona para ti pero eso sí, ríete cada día de ti mismo, del mundo y con tus amigos.
Autor: Geoffrey Molloy
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Comentarios de la comunidad
Jesús María Hoya
Que buenos consejos dejas Geoffrey, es un placer leerlos.