Geoffrey Molloy
Lo que resistes, persiste. La resistencia es inútil. En lugar de resistirnos, dejemos un espacio para que el sentimiento incómodo simplemente esté.
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Geoffrey Molloy
Lo que resistes, persiste. La resistencia es inútil. En lugar de resistirnos, dejemos un espacio para que el sentimiento incómodo simplemente esté.
noviembre 15, 2022
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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“Resistance is useless” es una frase que oí por primera vez de niño en una serie de televisión de ciencia ficción de Dr. Who. Estas siniestras palabras fueron emitidas por los «Daleks», una especie alienígena hostil, mientras intentaba conquistar la Tierra.
Cuando se trata de nuestros pensamientos, sentimientos y emociones, la resistencia es realmente inútil. De hecho, la resistencia es la principal causa de sufrimiento en la vida de muchas personas.
Una frase atribuida a Carl Jung expresa un sentimiento muy budista:
La paz en el corazón, la satisfacción y la felicidad no dependen de rechazar las partes de nosotros que no nos gustan, sino de abrazarlo en su totalidad, es decir, tener la capacidad de explorar, comprender y aceptar todo lo que somos. No aceptar, sino resistirse, se convierte rápidamente en un gran obstáculo para nuestro progreso en el camino del crecimiento y la autorrealización.
Surge un sentimiento (por ejemplo, vergüenza, abandono, rechazo). Nuestra reacción emocional inmediata a este sentimiento es el miedo. Intentamos apartarlo creando más miedo y luego ansiedad e incluso pánico. Nuestra percepción está ahora distorsionada por estos sentimientos y emociones, generando aún más miedo, ansiedad y pánico. Aunque la resistencia no funciona (está causando más sufrimiento), hacemos aún más de lo mismo y nos creamos un bucle de sufrimiento. Cuanto más intentamos resistirlo, peor se vuelve. Este bucle puede incluso alimentar una adicción, ya que los efectos anestésicos del alcohol, por ejemplo, (no sentir, no pensar) parecen preferibles a este sufrimiento. Sea cual sea la droga elegida, esto acabará creando un sufrimiento mucho mayor que si simplemente nos enfrentamos, experimentamos e integramos el sentimiento original del que intentamos escapar.
La ironía de todo este drama y sufrimiento es que es autogenerado. La buena noticia es que, si es autogenerado, también está en nuestro poder liberarnos de este sufrimiento.
El primer paso en este proceso es dejar de resistir. Esto es más fácil de decir que de hacer, ya que el miedo a lo que imaginamos que podemos encontrar es aterrador, como si nos lanzáramos a un agujero negro emocional que nos destruirá. Tememos por nuestra vida.
En lugar de intentar «resolver el problema» de la emoción o sentimiento, adoptamos una actitud mindful que nos ayuda a observar este sentimiento a medida que surge, con ecuanimidad, curiosidad y cariño hacia nosotros mismos, ya que comprendemos que se trata de una tarea incómoda pero necesaria; una parte de nuestro camino, una parte de nuestro proceso. También creamos un espacio en el que, en lugar de responder y repetir una situación del mundo físico o un sentimiento del pasado o repetir una emoción como reacción a ese sentimiento, podemos elegir una forma diferente de responder. En lugar de resistirnos o evitarlo, dejamos un espacio para que el sentimiento simplemente esté. Empezamos a hacernos amigos de él, a «tomar un té» con él.
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