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La humildad es una fortaleza; es un superpoder

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Geoffrey Molloy

Humildad es aceptar nuestras fragilidades, defectos y limitaciones con benevolencia. Esto nos ayuda a pensar bien de nosotros mismos.

marzo 14, 2024

BoletinesResiliencia - Mindfulness y más allá

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En nuestra egocéntrica sociedad de consumo, la humildad suele malinterpretarse e incluso definirse en algunos diccionarios como algo de baja autoestima, poco asertivo, una debilidad. ¡Nada más lejos de la realidad!

Lo contrario de la humildad es la arrogancia, un estado egotista, vacío y frágil, que a menudo se manifiesta como pomposidad, egoísmo y vanidad. La arrogancia tiene todo que ver con el ego; los egos necesitan tener razón, sentirse especiales, sentirse mejores que los demás.

La arrogancia es profundamente destructiva. Es la base del fraude, la deshonestidad y la corrupción.

¿Qué no es la humildad? No es fanfarronear, ponerte en el punto de mira, buscar atención, creerte especial o mejor que los demás.

De hecho, se podría describir la humildad como la capacidad de controlar nuestro deseo de captar la atención, los elogios y la aprobación de los demás.

Humildad es tener una percepción precisa de nosotros mismos: nuestras fragilidades, defectos y limitaciones. Las aceptamos con una actitud de cariño hacia nosotros mismos. Sabiendo todo esto, somos capaces de pensar bien de nosotros mismos.

Nuestra cultura gira en torno al consumo y a alimentar el ego. Las redes sociales son un templo al esencial vacío del ego. Todo gira en torno al autoengrandecimiento, los logros externos y la apariencia, todo lo cual es ficticio, efímero y sin valor intrínseco.

La humildad nos permite aprender y cambiar. Nos permite adoptar la actitud «que todo sea mi maestro», sin que ello repercuta negativamente en nuestra autoestima. Nos abre a la curiosidad, a nuevas ideas, consejos y críticas.

Un gran e inesperado beneficio de la humildad es la libertad interior, ya que no tenemos que perder tiempo y energía intentando proteger las partes que intentamos ocultarnos a nosotros mismos y a los demás. En otras palabras, no perdemos el tiempo defendiendo al ego. No es que no tengamos ego (eso sería absurdo); es sólo que no nos lo creemos.

La humildad es la cimentación para un corazón pacífico, estable, comprensivo y compasivo. Muchos estudios han demostrado que la humildad está relacionada con mejores relaciones, mejor liderazgo, mayor resiliencia, más tolerancia, buena autoestima, mayor sentido de la agradecimiento y una mayor capacidad para perdonar.

También, está relacionada con una mejor salud física.

Cuidado con la falsa humildad. Es decir, hacer alarde de humildad para obtener un beneficio, para manipular a los demás. El ego intentará aprovecharse de todo para sí mismo.

Entonces, ¿cómo desarrollamos la humildad?

Acepta tu humanidad: Ser humano es sufrir, ser imperfecto, cometer errores. Podemos sentirnos terriblemente aislados, sobre todo cuando las cosas van mal. En esos momentos es muy importante recordar que todos los humanos sufren, todos son imperfectos y todos cometen errores. Tú no eres diferente, así que acepta plenamente tu humanidad. Cuando fracasas en una tarea o simplemente no estás a la altura de las expectativas, no significa que haya algo malo en ti; simplemente confirma que eres humano.

Practica la meditación y mindfulness: Antes de cambiar nada, debemos ser conscientes de dónde estamos y qué cambios queremos hacer. No conozco mejor forma de hacerlo que la práctica de mindfulness. Mindfulness nos permite salir de nuestro piloto automático no consciente. Observamos nuestros sentimientos y pensamientos sin juzgarlos. Observamos las partes más alocadas de nosotros mismos con benevolencia, cariño y comprensión. Somos capaces de soltar creencias y comportamientos limitantes.

Sé amable contigo mismo: El aprendizaje y el cambio son mucho más eficaces cuando nuestra motivación procede de un lugar de amor y no de severidad.

Practica el agradecimiento:  agradecimiento por el gran e improbable milagro de estar aquí, vivos, conscientes; con la capacidad de conectar, de apreciar. Agradecimiento por los regalos y la buena fortuna de tu vida, pero también por los momentos difíciles que te han hecho crecer, por las personas de tu vida. Expresa agradecimiento hacia los demás.

Sal a la naturaleza: experimenta la maravilla, el misterio inconmensurable de estar aquí; las estrellas, los árboles, las montañas, el mar. Para mí no hay nada tan eficaz como la naturaleza para darme perspectiva y una sensación de humildad y alegría.

Paz, salud y felicidad desde Finca Las Bardas.

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