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La Casa de Huéspedes

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Geoffrey Molloy

La paz en mi corazón no significa que mi vida esté libre de problemas o sentimientos incómodos. Es sólo que la paz es lo suficientemente grande como para contener todos.

marzo 19, 2024

BoletinesResiliencia - Mindfulness y más allá

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Durante al menos la primera mitad de mi vida creí que la felicidad era pasármelo «bien», es decir, colocarme o emborracharme y salir de fiesta, fiesta, fiesta.

Simplemente no sabía nada mejor. Como la mayoría de los adultos de nuestra sociedad, empecé a beber muy joven, a los 15 años. Nunca conocí una vida de adulto sin beber. Beber era sobre todo un medio de evasión, de desconexión. La felicidad era desconectarme de mi vida.

Ciertamente experimenté momentos de placer. Sobre todo cuando adquiría algo que inflaba mi ego: un coche nuevo, ropa cara, vacaciones exóticas, una casa grande. Estos momentos de placer eran fugaces y me dejaban siempre con ganas de tener más: un coche más rápido, ropa aún más bonita, vacaciones aún más exóticas. Ya te haces una idea.

Hoy, para mí, la felicidad tiene un significado muy distinto. Es tener paz en mi corazón y  experimentar alegría que surge de forma bastante espontánea (radicalmente diferente de aquella experiencia de desconexión eufórica alcohólica). Son cosas que nunca experimenté mientras bebía.

La paz en mi corazón no significa que mi vida esté libre de problemas o sentimientos incómodos. Es sólo que la paz es lo suficientemente grande como para contenerlos todos. Soy consciente de que este espacio de paz no está vacío, sino que principalmente contiene agradecimiento, amor, conexión y alegría. La intensidad de estos sentimientos varía, pero la paz que los contiene a todos simplemente está ahí: una conciencia infinita centelleante.

 

El ser humano es una casa de huéspedes.
Cada día una nueva visita, una alegría, una tristeza,
una decepción, una mezquindad.
Cierta conciencia momentánea
llega como un visitante inesperado.

¡Dales la bienvenida y acógelos a todos!
incluso si son una multitud de lamentos,
que desvalija violentamente tu casa.
Aun así, trata a cada huésped honorablemente pues
puede estar creándote espacio
para un nuevo deleite.

Al pensamiento oscuro, a la vergüenza, a la malicia
recíbelos en tu puerta con una sonrisa
e invítalos a entrar.
Sé agradecido con quien quiera que venga
porque cada uno ha sido enviado
como una guía del más allá.

Jalaluddin Rumi

 

Los sentimientos van y vienen, como los invitados; se quedan un tiempo y luego se van. Mientras escribo esto, siento tristeza en mi cuerpo. Es mi invitada desde hace unos días. Es muy bienvenida.

Mi paz de hoy tiene el sabor de la tristeza; es mi compañera. Otros sabores de mi paz son el agradecimiento, el amor y un sentimiento de asombro y conexión. Cada ingrediente aporta su sabor. Todos son bienvenidos.

 

Te deseo Paz, Salud y Felicidad.

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