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LA ACEPTACIÓN EN LA VIDA, EL AMOR Y LAS RELACIONES

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Geoffrey Molloy

Señor, concédeme Serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, Fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar y Sabiduría para entender la diferencia. Reinhold Niebuhr Igual que otros muchos dichos hermosos, las palabras son sencillas pero la sabiduría es profunda. La aceptación tiene hasta cierto punto mala reputación en nuestra sociedad porque […]

junio 17, 2015

BoletinesResiliencia - Mindfulness y más allá

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Señor, concédeme Serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, Fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar y Sabiduría para entender la diferencia.

Reinhold Niebuhr

aceptaciónIgual que otros muchos dichos hermosos, las palabras son sencillas pero la sabiduría es profunda.

La aceptación tiene hasta cierto punto mala reputación en nuestra sociedad porque hemos sido enseñados erróneamente a dedicar nuestras vidas a hacer cosas, esforzarnos, lograr y acumular cosas. Vivimos con la sensación de que si en algún momento relajamos nuestro “control”, incluso durante un instante, que si no seguimos luchando, obligándonos a nosotros mismos, todo en nuestra vida se colapsará. Es una actitud profundamente arraigada. La aceptación puede ser y normalmente es malentendida. Muchas veces se ve como una especie de debilidad de poca importancia. O muchas veces me encuentro con la actitud: “La aceptación está bien pero yo vivo en el mundo real”. Irónicamente, esta actitud es exactamente lo opuesto a la verdad. Nada podría estar más lejos de la verdad.

“Puede que cada día no sea bueno pero hay algo bueno en cada día”

La aceptación es vital/imprescindible. Nada es permanente; todo cambia y por supuesto pueden ocurrir muchas cosas que transformarán quién eres y tener un impacto en tu vida. El problema es que necesitamos cultivar la habilidad de verdaderamente aceptar todo que puede surgir y abrazarlo. A través de la aceptación abrimos la puerta hacia la posibilidad de crecimiento y cambio.

Sin la aceptación podemos volvernos como el protagonista de una tragedia shakespeareana, saboteado por algún aspecto o “defecto” de su propia personalidad; incapaz de cambiar y condenado a repetir el mismo o parecido error. Esto se podría decir de muchos de nosotros.

Las oportunidades para la aceptación pueden asumir muchas formas. A continuación unos ejemplos proporcionados por mis clientes:

Siguen algunas recomendaciones:

  1. Busca soluciones en vez de quejarte.

Yo también he sido culpable de echar la culpa a otros y de quejarme. El resultado normalmente ha sido que yo me sienta peor, sin cambiar nada materialmente.

No tiene ningún sentido quejarnos de las cosas. Las personas negativas pueden drenar a todas las personas de su alrededor. Quejarte no mejorará tu situación tampoco. Puede que pienses que te hace sentir mejor, pero en realidad sólo te sigue empujando hacia abajo; hace que sigas sintiéndote como una víctima. No tiene ningún sentido.

En vez de esto, pregúntate: ¿Qué puedo hacer para resolver el problema? Y si no puedes resolverlo, ¿Dónde puedo enfocar mi energía de manera más productiva? ¿Cuáles son los aspectos de la situación que puedo controlar? (normalmente sólo a ti mismo). Céntrate en esos aspectos.

  1. Práctica soltar las cosas.

¿Cómo puedes aceptar una pérdida o cambio devastador? Por ejemplo, una lesión o que nunca más podrás practicar un deporte tal como lo hacías antes. O que nunca tendrás la relación que querías tener (con todo tu corazón) con la persona con quien esperabas tenerla – que sea padre, hermano, amigo o pareja.

Normalmente tienes dos elecciones:

Una es enfadarte, deprimirte e intentar agarrarte a cómo estaban las cosas antes – la actitud “no es justo” hacia las dificultades de la vida (postura de víctima). O dos: negar, rechazar o luchar contra la realidad. La vida muchas veces parece injusta pero si no puedes aceptar la vida tal como es, creas sufrimiento innecesario. No puedes cambiar lo que ya ha ocurrido pero sí, puedes aprender la lección que el universo nos ofrece. Resistir el flujo de la vida solo puede hacerte infeliz.

Se requiere inteligencia y valor para soltar las cosas. La habilidad de soltar cosas en el día a día crea felicidad y tranquilidad. Empieza por aceptar cosas pequeñas, como por ejemplo pisar un chicle o perder algunas monedas. Te sorprenderá; poco a poco podrás soltar la mayoría de los percances que surgen en tu camino.

  1. Practica ser agradecido- Emplea el pensar con precisión.

La evolución nos ha equipado para que nos fijemos en lo que está mal en vez de lo que está bien. A veces cuesta fijarnos plenamente, apreciar y disfrutar lo que se encuentra a nuestro alrededor.

Aprende a ver y apreciar lo que tienes en vez de prestar demasiada atención a lo que has perdido.

Ábrete a lo que es verdaderamente hermoso e importante en tu vida. Por ejemplo, observa una flor y disfruta de su belleza frágil. Sorprende a tu Madre, llévale de picnic o permítete un día para relajarte.

Asume la actitud de curiosidad abierta, de amabilidad hacia ti mismo – todo con un sentido de humor. (Tanto sufrimiento está causado por tomarnos las cosas demasiado en serio.) La realidad es que todos somos absurdos de nuestra propia manera.

El conocimiento y aceptación de sí mismo son la base de la sabiduría. Sin la aceptación, es difícil, si no imposible alcanzar la sabiduría.

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