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JUNTOS PERO NO REVUELTOS

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Geoffrey Molloy

Cada mes aproximadamente celebramos un curso en Cantabria sobre la teoría y práctica de “mindfulness”. El tema que siempre surge en cada grupo es el de nuestras relaciones. ¿Encontraré pareja algún día? ¿Estoy con la persona “correcta”? ¿Cómo lo sabría? Quiero a mi pareja pero su comportamiento me está volviendo loco/a. ¿Qué puedo hacer? Siento […]

marzo 25, 2014

BoletinesResiliencia - Mindfulness y más allá

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relación con tu parejaCada mes aproximadamente celebramos un curso en Cantabria sobre la teoría y práctica de “mindfulness”. El tema que siempre surge en cada grupo es el de nuestras relaciones. ¿Encontraré pareja algún día? ¿Estoy con la persona “correcta”? ¿Cómo lo sabría? Quiero a mi pareja pero su comportamiento me está volviendo loco/a. ¿Qué puedo hacer? Siento que nuestra relación no está bien pero no puedo liberarme. Le necesito pero creo que él/ella no me necesita a mí. ¿Qué puedo hacer? Sé que estoy destruyendo nuestra relación pero no puedo evitarlo.

Algunos están buscando al S.r o Sra. “Correcto” – esperando que esta persona les hiciese sentirse completos y felices; o simplemente un compañero – alguien con quien compartir el viaje de la vida. Esta búsqueda a veces parece urgente o incluso puede convertirse en una fuente de ansiedad a medida que los años pasan. Puede que después de muchos años de matrimonio, la “magia” se haya esfumado, perdida en el estrés y trajín diario de criar a los hijos y ganarse la vida. Puede que estén atrapados en el tira y afloja emocional entre el deseo de querer ser más íntimos y el miedo a dejar que otro se acerque demasiado. Puede que tengan la sensación de que están con una persona con quien no pueden vivir pero a la vez no pueden vivir sin ella – “ni contigo ni sin ti”. Tal vez, después de una discusión se prometen que nunca más permitirán que vuelva a ocurrir esta misma situación o discusión pero a pesar de esto, unos meses después, se dan cuenta con un sentido de frustración e impotencia que una vez más están repitiendo la misma escena.

Cuando empezamos una relación traemos nuestros propios trastos emocionales, normalmente inconscientes y sin examinar. Mientras no se examinan estas cosas nos pueden llevar repetidamente a una relación inadecuada o simplemente sabotear la que tenemos.

Tales preguntas surgen tan a menudo que este verano lanzaremos nuestro nuevo curso de una semana “Amor, Aceptación y Relaciones». (entre el domingo, 27 de julio y domingo, 3 de agosto).

La base de cualquier relación sana tiene que ser primero conocerte a ti mismo. Está claro que hay muchos otros aspectos importantes pero repito – lo más importante es primero, conocerte a ti mismo.

Hasta que no tengas al menos alguna idea de tus propias necesidades, deseos, preferencias  y límites, estarías disparando en la oscuridad, guiado por percepciones y sentimientos automáticos muy probablemente invisibles para ti.  Si sientes que necesitas a una persona, entonces te arriesgas a no poder quererle ya que no puedes querer algo que crees necesitar. Puede que encuentres que estás actuando de forma demasiado posesiva, intentando ser alguien que no eres.  

Conocerte a ti mismo te permite ser una fuerza positiva en tu relación, en vez de ser la fuerza destructiva; poder disfrutar de los éxitos, logros y buena fortuna de la otra persona, en vez de resentirte por ello.

Hay muchas otras habilidades y actitudes que pueden hacer que una relación mediocre se convierta en una relación excepcional como por ejemplo, la compasión, saber cómo escuchar, darte cuenta de que hay diferencias fundamentales en cuanto a percepción, procesamiento y respuesta entre hombres y mujeres, cómo crecer por separado y juntos a la vez.

Las habilidades que considero fundamentales – entre otras:

Saber que ser bondadoso y feliz es más importante que siempre tener razón. ¿Te has encontrado alguna vez en una discusión con tu pareja en la que ninguno está verdaderamente intentando entender el punto de vista de la otra persona? ¡Qué frustrante fue esto! ¿Verdad? Ahora pregúntate: ¿Qué es más importante para ti – tener razón o ser feliz? Y luego pregúntate: ¿Cómo te comportas en general?

Verdaderamente escucha a tu pareja: Esto significa prestarle plena atención, intentando entenderle antes de procurar que te entienda a ti. Si te cuesta hacer esto en plena discusión, entonces ¿por qué no practicar? Sentaros juntos una vez a la semana – preferiblemente cuando los dos estéis lo más relajados posible y practicar el escuchar sin interrumpir a la otra persona. Esto significa sin distracciones – sin televisión, ordenador, móvil. Esto significa estar plenamente presente en la conversación. No pienses en cómo vas a responder. Tu misión es sólo escuchar.

Sé agradecido: Después de muchos años de matrimonio/convivencia es inevitable que haya momentos en los que un hábito o algo sobre esa persona te irritará. Sabes que realmente no es para tanto pero tu sensación de irritación es superior a ti. Ahora, en vez de obcecarte en ese motivo que te irrita y encontrar aún más motivos por los que irritarte, simplemente recuerda que elegiste estar con esta persona por algo. Ahora contempla con gratitud una por una cada una de aquellas características de tu pareja que verdaderamente amas. Esto es algo que hago y muchas veces me encuentro enamorado de nuevo. ¡Es verdaderamente muy agradable!

Me despido con este extracto del libro “El Profeta” de Khalil Gibran. Estas son sus palabras sobre el matrimonio

Nacisteis juntos y juntos permaneceréis para siempre.
Aunque las blancas alas de la muerte dispersen vuestros días.
Juntos estaréis en la memoria silenciosa de Dios.
Mas dejad que en vuestra unión crezcan los espacios.
Y dejad que los vientos del cielo dancen entre vosotros.
Amaos uno a otro, mas no hagáis del amor una prisión.
Mejor es que sea un mar que se mezcla entre orillas de vuestro alma.
Llenaos mutuamente las copas, pero no bebáis sólo en una.
Compartid vuestro pan, mas no comáis de la misma hogaza.
Cantad y bailad juntos, alegraos, pero que cada uno de vosotros conserve la soledad para retirarse a ella a veces.
Hasta las cuerdas de un laúd están separadas, aunque vibren con la misma música.
Ofreced vuestro corazón, pero no para que se adueñen de él.
Porque sólo la mano de la Vida puede contener vuestros corazones.
Y permaneced juntos, mas no demasiado juntos:
Porque los pilares sostienen el templo, pero están separados.
Y ni el roble ni el ciprés crecen el uno a la sombra del otro.

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