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junio 14, 2023
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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Uno de los temas predominantes con la jubilación es el de sentirse perdido.
Para muchas personas, la jubilación no presenta ninguna dificultad. De hecho, puede ser una transición a un capítulo dichoso de sus vidas. Quizá tras años de trabajar en algo que no les gustaba especialmente, se sienten por fin libres para disfrutar haciendo algunas de las cosas que siempre habían planificado hacer, como pasar más tiempo con los nietos o con otros amigos jubilados. Conozco a muchas personas que me cuentan lo mucho que les gusta estar jubiladas. Ahora se dedican a sus huertos, al bricolaje u otras aficiones; o aquí en el campo, por ejemplo, ayudar a sus hijos a cuidar de sus vacas u otros animales; ayudar a cuidar de los nietos. Sin embargo, un porcentaje importante de personas se dan cuenta de que, cuando por fin se acerca y/o llega la jubilación, se sienten perdidas, preocupadas, tal vez incluso ansiosas.
Una señora me dijo: «buscar la alegría en tus nietos está bien, pero no es suficiente para alguien como yo, que siempre ha tenido un objetivo, una motivación y una vida ajetreada. Lo que me da alegría es hablar con clientes».
Otro me hizo el comentario: «No quería levantarme por las mañanas sin algo que hacer. Mi trabajo forma parte de lo que soy. Podría jugar al golf todos los días, pero sé que si lo hiciera en algún momento, dejaría de disfrutar del golf y me sentiría aburrido». El hecho es que tras jubilarme sentí como si hubiera perdido parte de mi identidad».
Hay muchos factores que contribuyen a estos sentimientos:
El consejo habitual para la jubilación es dedicarse a una afición, adquirir un nuevo interés, ofrecerse como voluntario, dedicarse a la jardinería, implicarse más con los nietos. Pueden parecer buenas ideas, pero también podemos descubrir que no son tan satisfactorias como imaginábamos. Todas estas ideas son buenas si encajan, pero creo que probablemente haya algo más.
Uno de los aspectos incómodos de envejecer es ver morir a todos nuestros héroes, actores y músicos. Nos obliga a enfrentarnos a nuestra propia inmortalidad, a repasar nuestras vidas, a mirar lo bueno y lo malo de nuestras acciones pasadas; recordar a la gente a la que hice daño, el daño que causé frente al bien que hice. ¿Qué diferencia positiva que marqué?
Es de vital importancia que aceptemos este proceso de envejecer y morir. Es inevitable; lo que no podemos evitar, debemos darle la bienvenida.
Creo que es importante desarrollar nuestro lado espiritual, aprendiendo habilidades como mindfulness, meditación, agradecimiento, compasión, autocompasión, impermanencia y perdón. Éstas ayudarán a encontrar paz en nuestros corazones, mayor alegría y conexión con nuestras vidas; reducirán el sufrimiento inevitable de la enfermedad y la muerte. Proporcionan una forma diferente y más útil de enmarcar nuestras vidas. Este capítulo de nuestras vidas, abrazado plenamente, nos brinda maravillosas oportunidades de marcar una diferencia positiva y aumentar la alegría.
Te invito a hacer una lista de las necesidades que tu vida laboral satisfacía. Podría incluir aspectos como: logros, propósitos, conexión social, estatus, estructura, creatividad. No te sorprendas si la lista es larga.
Ahora piensa en formas y estructuras que te ayuden a satisfacer esas necesidades. Recuerda que algunos de nosotros no estamos hechos para jubilarnos (quizás trabajar menos, pero nunca dejar de hacerlo).
Podrías crear un proyecto en el que puedas utilizar tus considerables habilidades. Podría ser un pequeño negocio, una consultoría, abogar (por otros menos afortunados). Puede que ahora puedas convertirte en un experto en un nuevo campo (la vela, por ejemplo). Puede que quieras ser voluntario o mentor de una persona más joven en un campo similar.
No olvides que este capítulo de tu vida también puede suponer un descubrimiento y quizá una oportunidad de satisfacer necesidades que quedaron insatisfechas durante tu vida laboral. Conócete, acéptate y cuídate de verdad.
Haz un plan, pero mantenlo flexible para que puedas responder adecuadamente a tus necesidades, responsabilidades y oportunidades cambiantes. Recuerda que la jubilación no es igual para todos. No tienes por qué cumplir las expectativas de los demás, ya sean amigos, familiares o la sociedad. Sé amable contigo mismo y hazlo a tu manera.
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