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marzo 31, 2023
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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Me gustaría compartir contigo las palabras de Thich Nhat Hanh, un maravilloso maestro zen vietnamita. Falleció recientemente, pero no sin antes haber tocado las vidas de millones de personas, de las cuales yo soy una de estas vidas.
Vivir en la realidad del inter-ser y la interconexión es algo a lo que todos deberíamos aspirar. Muchos, si no la mayoría, de los problemas a los que nos enfrentamos como especie, como planeta, surgen de esta falta de conexión y de perdernos en la ilusión de la separación.
A continuación, esto fue lo que escribió Thich Nhat Hanh:
“Que algo esté vacío no significa que sea nada. Decir que estamos vacíos no significa que no existamos. No importa si algo está lleno o vacío; es evidente que esa cosa tiene que estar ahí desde un principio. Cuando decimos que una taza está vacía, la taza debe estar ahí para estar vacía. Cuando decimos que estamos vacíos, significa que debemos estar ahí para estar vacíos de un yo permanente y separado.
Hace unos treinta años buscaba una palabra inglesa que describiera nuestra profunda interconexión con todo lo demás. Me gustaba la palabra «togetherness» (estar juntos), pero finalmente di con la palabra «interbeing» (inter-ser). El verbo «ser» puede inducir a error, porque no podemos ser solos por nosotros mismos. «Ser» es siempre «inter-ser». Si combinamos el prefijo «inter» con el verbo «ser», tenemos un nuevo verbo, «inter-ser».
Hay un biólogo llamado Lewis Thomas, cuyo trabajo aprecio mucho. Describe cómo nuestros cuerpos humanos son «compartidos, alquilados y ocupados» por otros innumerables organismos diminutos, sin los cuales no podríamos «mover un músculo, “tamborilear” un dedo o tener un pensamiento». Nuestro cuerpo es una comunidad, y los trillones de células no humanas de nuestro cuerpo son incluso más numerosas que las células humanas. Sin ellas, no podríamos estar aquí en este momento. Sin ellas, no podríamos pensar, sentir ni hablar. No existen – dice Lewis – seres solitarios. Todo el planeta es una célula gigante, viva y que respira, con todas sus partes operativas unidas en simbiosis.
Podemos observar el vacío y el inter-ser en todas partes de nuestra vida cotidiana. […] Mirando al niño, podemos estar en contacto con sus padres y antepasados, pero igualmente, mirando al padre, podemos ver al niño. No existimos independientemente. Somos interdependientes.
Todo depende de todo lo demás en el cosmos para manifestarse, ya sea una estrella, una nube, una flor, un árbol o tú y yo.
Cada vez que ofrezco incienso o me postro ante el altar de mi ermita, no lo hago como un yo individual, sino como todo un linaje. Siempre cuando camino, me siento, como o practico la caligrafía, lo hago consciente de que todos mis antepasados están dentro de mí en ese momento. Soy su continuación. Haga lo que haga, la energía de mindfulness me permite hacerlo como «nosotros», a través del inter-ser, no como «yo». Cuando sostengo un pincel de caligrafía, sé que no puedo apartar a mi padre de mi mano. Sé que no puedo apartar de mí a mi madre ni a mis antepasados. Están presentes en todas mis células, en mis gestos, en mi capacidad para dibujar un hermoso círculo. Tampoco puedo apartar de mi mano a mis maestros espirituales. Están ahí en la paz, la concentración y la atención que disfruto mientras hago el círculo. Todos juntos estamos dibujando el círculo.”
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