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febrero 27, 2019
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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Las noticias, internet y los medios sociales abundan con santurrones que ofrecen y piden apoyo para grupos en la sociedad que están sufriendo de algo.
Desafortunadamente, no sólo están atareados ofreciendo apoyo a los que sufren, sino que también muy ocupados en odiar a aquellos que consideran los responsables de aquel sufrimiento.
Esto supone un problema. Si empiezas a odiar algo o a alguien para apoyar una buena causa, aquella buena causa se convierte en algo malo. Esto es santurronería de la fea; no alimenta nada – sólo el ego.
Las personas felices no crean sufrimiento; sólo los infelices hacen esto. El hecho es que nadie es “todo bueno o todo malo”. Somos como caballos “pintos” – una mezcla única de motitas y manchas de colores oscuros y claros – buenos y malos. Esto es aplicable a todas las personas.
Deberíamos aprender a soltar la necesidad de odiar u odiar a nadie. No es merecedor de nosotros. En vez de esto reconozcamos una verdad fundamental:
Todos los seres quieren ser felices y evitar el sufrimiento.
Y por tanto desear lo mejor para todos.
Para poder encontrar la compasión, primero debemos adquirir la imparcialidad de curiosidad abierta.
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