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mayo 15, 2018
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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Durante muchos años creí que la felicidad significaba “pasarlo bien”. No tenía ni idea de que la felicidad y pasarlo bien eran cosas diferentes.
Durante esa parte de mi vida pasarlo bien significaba colocarme, normalmente con alcohol u otra sustancia psicotrópica. En aquel momento y sólo en aquel momento, creía que era feliz. Nunca pensé que era adicto; simplemente no podía imaginar pasarlo bien («ser feliz») sin «tomar algo».
Durante esta parte de mi vida, sentí que si algo no se sentía intenso, entonces era aburrido. Todavía estaba atrapado, buscando la felicidad fuera de mí, razón por la cual, en ese momento, mi idea de la felicidad era algo que me distraía de mí mismo; el atajo «tomate algo» parecía una respuesta adecuada.
Uno de los momentos más maravillosos de mi vida fue cuando comprendí y experimenté plenamente que la felicidad, la paz y la conexión siempre están ahí dentro de mí. Nunca me dejan. Es sólo que lo olvido a veces. Fue con una sensación de asombro cuando me di cuenta de que lo único que me impedía ver esto era yo mismo. O al menos quién pensaba que era entonces.
Muchas personas conocen toda la teoría sobre la meditación y sus conceptos, prácticas, preceptos y filosofías relacionadas, pero simplemente no pueden ponerse a practicar, tienen “mucho que hacer”, “están demasiado ocupados”, “son demasiado importantes”, les gustaría hacer más, pero tienen que volver a la «vida real». Para ellos, vivir de una manera diferente, vivir más en el presente, en agradecimiento, en asombro es sólo otra idea atractiva e interesante que deben tener en cuenta en algún momento en el futuro, cuando no están tan ocupados, cuando tienen un poco de tiempo libre. Descubren la verdad de que cuando elegimos soltar por primera vez las distracciones, las historias, el drama, el simple hecho de estar con nosotros mismos puede resultar incómodo e irritante. Parece que lo que realmente queremos es distraernos.
Nos convertimos en “turistas espirituales”. Sólo nos interesa “sacar un selfie espiritual”, es decir, una frase chula que nos hace sentir mejor un rato, en plan consumista.
Entonces, una parte importante de la felicidad y el significado en nuestras vidas es la capacidad de simplemente sentirnos cómodos con nosotros mismos, cómodos cuando estamos tranquilos, sin la necesidad de distraernos con nuestro drama o el de otra persona. Aprender a estar en paz con nosotros mismos significa percibirnos a nosotros mismos a través de los ojos de la bondad, de la compasión, con sentido de humor cuando vemos cuánto absurdos somos realmente.
Entonces podemos relajarnos un poco y disfrutar el viaje milagroso de nuestras vidas.
Autor: Geoffrey Molloy
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