alert text
junio 7, 2021
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
no comments
Si intentas vivir tu vida con atención plena y si meditas, ya estarás familiarizado/a con los diferentes estados de tu mente: cómo cambia de un momento para otro, de un día para otro. Algunos días tu atención descansa fácilmente en el momento presente y estás consciente de tus pensamientos mientras surgen y es fácil soltarlos. Otros días, cuando la mente está más activa, es más difícil mantener la concentración ya que la mente está demandando atención a gritos como un niño malcriado con berrinche. En tales momentos simplemente estar sentado tranquilo puede parecer incómodo. La práctica de la meditación mindful es una gran maestra de la paciencia y humildad.
Luego tenemos aquellos momentos de transcendencia cuando la mente está en silencio total; el ego desaparece y somos conexión, somos conciencia. Como ya sabrás, es muy difícil encontrar las palabras para describir esta experiencia. Intentar describirlo en lenguaje parece patéticamente insuficiente. Es cuando sentimos un glorioso sentido de alegría sin límites y un sentido de ser pequeño y a la vez ser enorme, de amor, de conexión; tenemos un abrumante sentido de maravilla y de agradecimiento.
En tales momentos me quedo con dos cosas muy claras:
Que este sentido de conexión, este sentido de alegría siempre está en el momento presente y me acompaña siempre. No me suelo fijar porque estoy demasiado distraído en la burbuja de mi “universo centrado en mí”. Mis prácticas, mis meditaciones me ayudan a aprender cómo quitarme a mí mismo del medio.
También hay otros momentos cuando tengo claro que la consciencia es eterna y la base subyacente de todo. El ego claramente no es eterno; este “ego, Geoffrey” está compuesto por un flujo de pensamientos y un cuerpo – los dos en constante cambio. Sin embargo, mi consciencia, mi atención está ahí siempre – simplemente observando, sabiendo.
Te deseo amor, paz y felicidad.
</> with <3 by Latte
Comentarios de la comunidad