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febrero 12, 2019
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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“El amor es simplemente una locura”, así escribió Shakespeare.
Deseamos esa locura, el amor romántico más que cualquier otra cosa. Parece que el enamorarse es casi inevitable en esta vida. Todos podemos acordarnos de nuestro primero amor; en el instituto o universidad, una experiencia intensa, dolorosa, deliciosa, estresante, eufórica y triste. Muchas veces todas a la vez. Aprovecho la ocasión de la llegada de San Valentín, para dar unas ideas para disfrutar del enamorarse sin perderte.
Nuestras imperativas genéticas son simples: sobrevivir y procrear.
Para la primera, tenemos la respuesta de supervivencia; luchar, huir o quedarnos congelados (en esencia – miedo).
Para la segunda, tenemos el encaprichamiento, lujuria y lo mejor… enamorarse.
Enamorarse es una especie de aberración o locura (en comparación con nuestro estado normal). También es uno de los sentimientos más intensivamente gratos, maravillosos, placenteros que podamos experimentar jamás. Muchos están obsesionados con encontrar “the one” (la mítica “esa única persona”, la pareja de sus sueños) pero a medida que buscan ansiosamente on-line por ejemplo, intentando buscar el amor “ahí fuera” se vuelven ciegos a las personas y posibilidades a su alrededor. Incluso si conseguimos encontrar a esa persona especial es fácil destruir la relación, forzándonos demasiado o estando demasiado necesitados.
A muchas otras no les gusta verdaderamente la relación en la cual se encuentran (“pero es mejor que no tener a nadie”). De lo que no se dan cuenta es que hasta que no termine esa relación, no habrá espacio para que surja la relación que buscan. Recomiendo fuertemente un descanso entre el fin de una relación y el comienzo de la próxima. Un tiempo a solas también es vital.
Hoy en día celebramos el amor romántico. Pero no siempre fue el caso. Los cuentos de Tristan e Isolde (Isuelt) y de Romeo y Julieta se escribieron como advertencias de los peligros del amor romántico y no cómo están percibidos hoy en día – una celebración del amor romántico.
Lo ideal sería entrar en estas relaciones románticas plenamente centrados, con las ideas claras en cuanto a nuestras propias necesidades con suficiente auto-conocimiento para cuidar de nosotros mismos. Lo ideal raramente es el caso. Así que es imprescindible permitir espacio dentro de la relación para el cambio, para el crecimiento individual y personal. La pareja que crezca juntas quedarán juntas. El amor, a medida que se madura, acaba teniendo que ver más con preocuparnos por la felicidad de la otra persona, en vez de sólo preocuparos de la nuestra.
Dicho esto… Siguen algunas ideas para ayudarte a disfrutar de la experiencia “máxima” del amor romántico:
Una vez haya pasado la locura deliciosa y maravillosa de enamorarnos, llegamos a la oportunidad de experimentar el verdadero amor, el cual no nos distrae tanto como enamorarse pero sí, puede convertirse en una de las relaciones más satisfactorias y fructíferas de tu vida – siempre y cuando te acuerdes de que “amar” es un verbo; no es algo que te ocurra; es algo que tienes que hacer, acciones que haces para crear las mejores condiciones para que tu amor florezca.
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