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¿Eres exitoso?

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Geoffrey Molloy

Si tu definición de éxito es muy limitada; por ejemplo, entrar en el libro de récords Guinness por comer la mayor cantidad de perritos calientes o tener las uñas más largas, aunque es un poco raro es esencialmente inofensivo. Pero si, por ejemplo, una empresario/empresa tiene rentabilidad, como la única  medida de éxito, entonces sacrificará […]

octubre 2, 2018

BoletinesResiliencia - Mindfulness y más allá

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Si tu definición de éxito es muy limitada; por ejemplo, entrar en el libro de récords Guinness por comer la mayor cantidad de perritos calientes o tener las uñas más largas, aunque es un poco raro es esencialmente inofensivo. Pero si, por ejemplo, una empresario/empresa tiene rentabilidad, como la única  medida de éxito, entonces sacrificará el bienestar de sus trabajadores y clientes para lograrlo, lamentablemente no faltan ejemplos como éste.

Si estamos despiertos a la realidad de la conexión, entonces el éxito debe definirse como algo que es bueno no sólo para ti, sino también para los demás. ¿Cuál es el sentido de ser exitoso si tenemos que herir o dañar a otros para lograrlo? También el éxito me parecería muy triste sin paz en mi corazón, sin salud, sin un profundo sentido de conexión.

Sin embargo, es fácil (y muy habitual) comparar nuestras vidas con las vidas de los demás, lo que tienen ellos comparado con lo que tienes tú, lo que han logrado en comparación con lo que tú has logrado, sintiéndote crítico o presumiendo cuando sales mejor, o incluso sintiendo envidia cuando la comparación no es tan favorable. Compararnos con otros, excepto en situaciones muy limitadas, generalmente no es nada útil. Esto es especialmente problemático hoy en día. Ya no nos comparamos con nuestro vecino o un compañero de trabajo, hoy en día nos comparamos con las vidas imaginarias «perfectas» de otros en Instagram, Facebook, Google u otra corporación publicitaria que se hace pasar por una compañía de tecnología / redes sociales. Además de robar nuestra atención para vendérsela a otros, estas compañías nos mantienen sintiéndonos inadecuados, hambrientos al comparar nuestro “yo físico natural” con las imágenes y vidas virtuales de otros manipuladas en gran medida, vidas que en realidad no existen.

Observa a los turistas en un lugar de belleza natural, muchos parecen haber olvidado cómo dejarse empapar por las vistas, estar quieto, estar presente, conectarse. En cambio, están obsesionados con crear una imagen (manipulada, falsa) que impresionará más a sus «amigos» o «seguidores» virtuales.

Si tu percepción del éxito depende de la aprobación de, o la comparación favorable con los demás; entonces ya te has perdido. Cuando la idea de éxito con la que vives depende de otra persona, le estás dando la responsabilidad de tu felicidad y bienestar a otros. Experimentarás momentos fugaces de felicidad, pero en esencia estás condenado a sentirte siempre en algún nivel inadecuado, hambriento y deseoso (perfecto para los anunciantes).

El verdadero éxito sólo puede estar en las propias condiciones definidas por ti mismo, no puede depender de la opinión de los demás. Se trata de reconocer y satisfacer nuestras necesidades, que a su vez se basa en conocer y aceptar quiénes somos.

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