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Elegir la curiosidad frente al miedo y la ansiedad

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Geoffrey Molloy

Sirve de poco suprimir el miedo o la ansiedad. Mejor observarlos y aprender de ellos. Lo que resistes, persiste.

abril 23, 2024

BoletinesResiliencia - Mindfulness y más allá

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El miedo es importante. El miedo es una respuesta de supervivencia. Es vital para mantenernos a salvo.

El miedo empieza en la mente como un pensamiento o una percepción de una situación. Rápidamente se convierte en algo físico, ya que la adrenalina y el cortisol se liberan en nuestro torrente sanguíneo. Esto crea cambios que incluyen taquicardia, hipertensión, sudoración, tensión muscular y detiene la digestión. Nuestra capacidad para pensar con claridad puede reducirse y nuestra capacidad para tomar buenas decisiones se ve comprometida.

El miedo y su prima, la ansiedad, nos mantienen reviviendo el pasado o preocupados por el futuro. Nos distrae del único momento que tenemos, el momento presente. Por mucho que te apetezca huir o anestesiarte, si puedes reconocer y aceptar tu miedo, te das cuenta de que ahora mismo estás bien; sigues vivo; tu cuerpo funciona; respiras. Tus ojos aún pueden ver el hermoso cielo azul infinito, el verde tranquilizador de los árboles. Puedes sentir la brisa en la cara. Tus oídos aún pueden oír el canto de los pájaros, la música, las voces de tus seres queridos.

Olvidas que estos sentimientos de ansiedad, miedo, ira, tristeza, no son «tuyos»; no son personales. Son simplemente los patrones de las condiciones constantemente cambiantes de tu mente. Estos sentimientos surgen, existen un tiempo y luego desaparecen. Nada de lo que va y viene eres tú. Recuerda que tú eres lo que observa todo esto.

El miedo a lo desconocido, el miedo a lo diferente es lo que nos mantiene estancados, cómodos pero infelices en un matrimonio tóxico, por ejemplo, o en un trabajo que odiamos, en una familia que constantemente abusa o se aprovecha de nosotros.

Al elegir la compasión en lugar de la crítica y la curiosidad en lugar del miedo, nos damos cuenta de que lo único a lo que realmente tenemos que temer es al propio miedo.

En lugar de huir, intentar suprimirlo o utilizar cualquier otro tipo de resistencia (recuerda… lo que resistes, persiste), lo que tenemos que hacer es comprender nuestro miedo, nuestra ansiedad. Es decir, observarlo, aprender sobre él, entrar directamente en contacto con él. Debemos hacernos amigos de nuestro miedo y de nuestra ansiedad.

Cuando lo hacemos, conectamos con la paz, la plenitud, la alegría que es nuestro estado natural.

Deseándote Paz, Salud y Felicidad desde Finca Las Bardas, Cóo.

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