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octubre 6, 2016
Alimentación consciente, Boletines,
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Hace unos años que lo primero que hago al levantarme – aunque me encuentre aún en ese espacio cerca del estado rem – es beber un vaso de agua tibia. Hay épocas del año que le añado unas gotas de limón, cuando hace frío un poquito de jengibre rallado (por qué ayuda a calentar el cuerpo) y otras simplemente agua tal cual…, la razón es que me gusta imaginar que ese agua arrastra la mucosidad y restos que se quedan enganchados en mi largo sistema digestivo, me imagino como entra como por un tobogán y se lleva todas las toxinas y restos que mis células han ido dejando después de una larga noche de trabajo regenerando y limpiando para que yo me levante sintiéndome como nueva… Y más allá de mi imaginación está demostrado que beber en ayunas, entre uno y dos vasos de agua al día, pone en funcionamiento nuestro aparato digestivo, elimina toxinas, estimula el movimiento intestinal y previene el estreñimiento.
Acto seguido dependiendo del día, del tiempo, de la hora, intento siempre dedicarme otro momento, para moverme poquito a poco y despertar cada articulación, poner atención en mi respiración y sentir como se siente mi cuerpo…. este es mi momento “café” el que me espabila y prepara para el resto del día… ya que reconozco pertenecer al grupo de los bichos raros que nunca tomaron café al despertar…
Después, El Desayuno. Hay tantas posibilidades de desayunos como enzimas que habitan en un brote de lenteja recién germinada… y créeme cuando te digo que eso son muchas…. en mi mundo no existe un “desayuno universal” al igual que tampoco creo en una manera de alimentarnos que sea igual para cada uno de los seres que habitamos este planeta. Varía según la estación, el tiempo, la cultura, el ciclo vital, las actividades que tenga… pero siempre tengo en cuenta que la mañana es el momento para cargar mis reservas energéticas con alimentos que nutran y vayan satisfaciendo mis necesidades energéticas a lo largo de la mañana. Para ello siempre procuro que sean alimentos de fácil digestión, una mezcla de alimentos “vivos” que contenga un poco de los 3 macronutrientes principales en forma de carbohidratos (fruta, cereales), proteínas (semillas, frutos secos), grasas (tahini, semillas, frutos secos…)
Uno de mis desayunos favoritos de esta época y que compartimos en nuestros retiros, es la idea de los boles “creativos” que se hacen en un momento. Es una mezcla de un batido cremoso con fruta (a veces le añado un puñadito de espinacas para darme un chute extra de minerales y vitamina) una pieza de fruta troceada, un puñadito de frutos secos y semillas, y si mi mañana va a estar llena de actividad física le añado unas cucharadas de muesly crujiente (encontrareis la receta del que hicimos este fin de semana en el retiro). No tardo más de 10 minutos en hacerlo y los días que no tengo tiempo de comerlo en casa, me lo pongo en un tarrito de cristal, por capas y lo desayuno en cuanto puedo.
Os comparto mi versión de Bol energético y creativo puedes adaptarlo a tu gusto y lo que tengas a mano. La clave está en combinar una parte más cremosa en forma de batido o yogur vegetal + fruta de temporada + muesly crujiente… (Opcional una cucharadita de tahini).
El muesly crujiente lo hago con antelación bastante cantidad y me dura aproximadamente 3 semanas, de verdad son 10 minutos el poner todos los ingredientes juntos y luego en el horno unos 20 minutos a fuego lento y tendrás un muesly crujiente y delicioso para regalarte en las mañanas que vayas a tener más actividad y necesites una buena dosis de carbohidratos complejos….
Desayuno creativo (para 2 personas)
Para el batido…
Necesitarás una batidora:
Fruta
Pon todos los ingredientes del batido en la batidora y mezcla hasta que esté homogéneo. Ponlo en un bol y añade por encima la fruta troceada, las semillas al gusto y el muesly crujiente.
Para el muesly crujiente
Pon en una olla pequeñita a fuego el aceite de coco, la miel y la cucharadita de canela. Cuando esté derretido, retíralo del fuego y hecha la mezcla sobre la avena y las nueces, semillas, masajéalo bien y mételo en el horno a 180 grados. Hay que ir vigilando que no se tueste demasiado y cada 5 minutos ir dándole vueltas con la cuchara de madera (unos 20 min). Cuando esté tostadito, sácalo del horno y añádele las frutas deshidratadas a tu gusto.
Otra opción son trocitos de cacao puro y avellanas…
Dura en un recipiente de cristal hermético hasta 1 mes.
Autora: Kiira Cabrera
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