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marzo 15, 2015
Alcohol independiente, Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
2 comments
Me conmueve profundamente el sufrimiento y la valentía de aquellas personas que encuentran el valor de liberarse del alcohol y del efecto negativo que tiene sobre sus vidas. Todos quieren recuperar el control de sus vidas.
Las personas que acuden a verme son de todas las edades, profesiones, con personalidades diferentes, de distintos niveles de educación y con experiencias de vida muy diferentes. Muchos no consumen el alcohol todos los días; algunos lo beben sólo los fines de semana. Los “estilos” de consumir alcohol varían inmensamente. El alcohol se manifiesta de manera diferente en cada vida. Lo que sí tienen estas personas en común es que se han despertado. Cada una ellas ha llegado a un punto en que se da cuenta de que el alcohol es el responsable de una degradación inaceptable en su calidad de vida. Han dejado a un lado las justificaciones; han hecho un análisis sincero de su relación con el alcohol y han decidido coger el toro por los cuernos.
Lo que ellos, tú y yo – todos – tenemos en común, es que cuando empezamos a beber alcohol, pensamos que fue algo divertido, maravilloso para romper el hielo; para superar inhibiciones sociales y verdaderamente no tan peligroso, excepto en el caso de aquellas “pobres personas” con predisposición a padecer de “la enfermedad alcoholismo”. No entendíamos la realidad y nadie nos contó la verdad, que el alcohol fuese una droga poderosamente adictiva y que según un estudio del Gobierno británico publicado en el “Lancet” (La publicación médica británica más importante), “El alcohol es más dañino que la heroína o crack cuando se toma en cuenta los peligros globales al individuo y a la sociedad”.
Nos cuesta tener una perspectiva clara del alcohol porque más del 80% de adultos lo toman y la mayoría empezaron a consumirlo durante la adolescencia. Esto significa que vivimos en una sociedad poblada por personas que no tienen ninguna experiencia de lo que la vida adulta podría ser sin alcohol. Para muchos, beber alcohol es su configuración por defecto. Lo escuchamos todos los días en los bares por todo el país: “Me encantaría otra cerveza pero tengo que… madrugar, buscar a los niños, conducir…” Lo que queremos decir en esos momentos es que el deseo de beber ya está presente y si no fuera por unos impedimentos (conducir, etc,) beberíamos alcohol. El estado de dependencia es lo normal para nuestra sociedad.
La prevalencia masiva del uso del alcohol y la dependencia que crea en nuestra sociedad distorsiona nuestra perspectiva sobre ello. Lo tratamos como si fuera diferente a las otras drogas adictivas Por ejemplo; cuando les digo a personas que no bebo alcohol, a veces me preguntan si es porque tengo un “problema”. Pero piénsalo lógicamente durante un momento, ¿Cómo puedo tener un problema con una droga que no tomo? No tomo heroína ni cocaína pero nadie nunca sospecha que esto es porque tengo un problema con la heroína o con la cocaína. Muchas personas responsables de la legislación o de la definición y tratamiento de la adicción al alcohol, ellos mismos son bebedores, dependientes del alcohol. Contar con estas personas para que nos ayuden a dejar el alcohol en mi opinión es igual que pedir consejos a un zorro en cuanto a cómo mejorar la seguridad de nuestras gallinas.
La prevalencia del alcohol y la distorsión que crea significa que intentamos dividir a las personas en dos categorías: los bebedores “normales” y los bebedores “defectuosos” conocidos como alcohólicos. La realidad, sin embargo es que el alcoholismo es una enfermedad inventada, algo con la que supuestamente nacemos y que nunca podemos escapar. Pero no tenemos tales categorías para otras drogas adictivas. ¿Verdad? Por ejemplo no hablamos de heroinómanos “normales” y los defectuosos “heroinólicos”; ni de fumadores “normales” y los defectuosos “nicotinólicos”. La mera idea parece absurda. ¿Verdad? Todos entendemos que si ingerimos esas drogas en nuestros cuerpos de modo habitual, nos volveremos dependientes/adictos. Pero intentamos negar que esto también es el caso con la droga adictiva alcohol.
Entiéndeme que todo lo que necesitas hacer para volverte adicto al alcohol es beber alcohol de modo habitual. La cantidad que acabas bebiendo es una cuestión de circunstancias, suerte, eventos de la vida, familia; de cómo hemos sido criados, la oportunidad, etc. Empezamos a beber porque todos los demás lo estaban haciendo y muy pronto se vuelve una parte normal de nuestra vida social. Luego, de modo muy sutil, ocurre un cambio: ya no es tanto que el alcohol sea parte de pasarlo bien, sino que llegamos a un punto en que no sabemos cómo pasarlo bien sin alcohol – algo completamente diferente. Ahora vivimos con una presión sutil e insidiosa de tomar alcohol.
Nadie necesita el alcohol. No lo necesitábamos antes de empezar a beberlo. De hecho, para la mayoría, aprender a emplear el alcohol fue una experiencia poco agradable pero luego, pocos años después, no podemos imaginar la vida sin el alcohol. Ahora tenemos un hambre artificial suave y constante que tenemos que satisfacer, que no teníamos antes de empezar a beber. Cualquier persona que se despierta a la realidad del alcohol en nuestras vidas y en la sociedad y que a pesar de toda la ignorancia, malentendidos y opiniones equivocadas – decide luchar por su propio bienestar y liberarse de los efectos perniciosos del alcohol en sus vidas y en las de las personas de su alrededor – pues esa persona no es una víctima, sino un héroe. Es idiota estigmatizarles con la etiqueta de “alcohólico”. En vez de esto deberían de ser felicitados por haberse despertado y tener la valentía de afrontar la situación y liberarse.
</> with <3 by Latte
Comentarios de la comunidad
Pepe Moreno
Fuerza de voluntad !!! Y la gran ayuda de un ser humano que quiero tanto ARRC.gracias chaparrita !!!
Ana Bosch
Desde mayo no he vuelto a tomar alcohol y fue gracias a su libro, es usted increíble!! Aún no me lo creo y no lo echo de menos para nada. Soy libre💖gracias gracias