alert text
Geoffrey Molloy
Prácticamente cada paso del crecimiento personal, cada paso hacia la auto-realización son incómodos. Casi cada cosa que vale la pena tener cuesta. Tanto sufrimiento está causado por el deseo de sentirnos diferentemente de cómo nos sentimos ahora mismo. Sin embargo, no solemos huir de sentimientos cómodos o sentimientos que consideramos positivos o buenos. ¿Cuándo fue […]
abril 5, 2017
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
2 comments
Prácticamente cada paso del crecimiento personal, cada paso hacia la auto-realización son incómodos. Casi cada cosa que vale la pena tener cuesta.
Tanto sufrimiento está causado por el deseo de sentirnos diferentemente de cómo nos sentimos ahora mismo.
Sin embargo, no solemos huir de sentimientos cómodos o sentimientos que consideramos positivos o buenos. ¿Cuándo fue la última vez que pensaste? “No aguanto más esta felicidad, estoy atrapado en una prisión de felicidad devastadora; ¡no lo aguanto más! Tengo que hacer todo lo que pueda para escaparme de este sentido aplastante de felicidad; sea lo que sea el precio”. Es posible que ocurra pero sería bastante inusual, ¿no? Más bien, lo más normal es intentar escaparnos de sentimientos incómodos, esto es instintivo.
A lo largo de nuestra evolución nuestra actitud hacia nuestro entorno puede resumir así: En voz “neandertal”
Esto nos funcionó bien mientras que la supervivencia fue primordial. Sigue siendo una estrategia que funciona especialmente bien para nuestros perros. Y en buena medida, esta regla es una regla buena. Es cómo hemos llegado a dónde estamos hoy. Nuestros sentidos nos dicen: ¡“ay”, esto dolió!; la mente dice “daño=malo – ¡evita! E inmediatamente planifica y se organiza para evitar una repetición de la situación en el futuro – todo muy sensato y lógico; exactamente el tipo de problema que nuestra mente racional – la que está constantemente pensando y haciendo cosas – hace mejor: solucionar problemas de supervivencia.
Este sistema se derrumba cuando, en vez de identificar un estímulo físico y externo como daño/dolor=malo, identificamos un sentimiento como daño/dolor=malo y nos disponemos a organizar nuestras vidas para evitarlo. Pero el evitar los sentimientos, rápidamente se vuelve habitual y se vuelve parte de nuestro “piloto automático”; aunque evitar las cosas controla nuestras acciones se ha vuelto a todos los efectos invisible (efectivamente invisible).
En otras palabras, intentamos quedarnos en nuestra zona de confort y evitamos situaciones que podrían hacernos sentirnos incómodos o bien, acabamos teniéndoles tanto miedo que tenemos una reacción exagerada y nos encontramos dirigidos por el miedo en estas situaciones. Nos sentimos temerosos y ansiosos sin verdaderamente entender la razón.
La mejor forma de defensa es el ataque (o al menos acercarnos a ello.)
Las mejores joyas en el crecimiento y desarrollo de las personas que asisten a mis programas resultan de crisis/malas situaciones, cuando la estrategia de evitar o sobre-pensar algo se vuelve mayor problema que el problema original. La persona se siente insegura, abrumada, incluso sin recursos. En este momento pensamos “no sé qué hacer”. Es justo en este momento que entra una chispa de luz o rayito de esperanza y nace la posibilidad de cambiar.
Así que, ¿Qué podemos hacer?
Autor: Geoffrey Molloy
</> with <3 by Latte
Comentarios de la comunidad
Charo arroyo
Hola George, estoy interesada en los cursos de Cantabria, el precio q lo es es x las clases no? Necesitaría saber si va autobús, cuanto cuesta dormir y donde se come.Me parece muy interesante pero mi pensión no da para mucho.Gracias
Tina sanchez
Interesante..como siempre Saludos