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enero 20, 2016
Boletines, Dejar de Fumar, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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Es un hecho: cierto número de clientes que han dejado de fumar con nosotros vuelven a caer y luego cuando lo prueban de nuevo, vuelven a caer nuevamente. O puede que hayan leído el libro de Allen Carr, Es fácil dejar de fumar… ¡si sabes cómo! o el nuestro ¿Cómo dejo de dejar de fumar? experimentando esta misma situación. Muchos lo dejan durante un tiempo largo – unos años tal vez, pero luego de repente vuelven a caer o bien en un momento social o en un momento difícil cuando se les complica la vida. Muchas veces nos comentan que ocurrió casi misteriosamente como si tuvieran una especie de programación en la mente que les incitaba a coger el cigarrillo.
Entienden todos los argumentos a nivel intelectual; incluso si les hiciésemos un examen sobre la teoría de dejar de fumar sin sentido de sacrificio la mayoría sacarían un “diez”. Así que ¿cuál es el problema?
La mayoría de personas que finalmente deciden dejar de fumar llevan muchos años fumando – diez, quince, veinte – hemos tenido clientes que han sido fumadores durante cincuenta – hasta sesenta años cuando finalmente nos llaman. Es decir durante todos estos años, todos los días, han estado fumando – en la mayoría de las situaciones: sociales, solos, en momentos difíciles, en momentos maravillosos. Luego deciden dejarlo.
A partir de ese momento la vida de la persona sigue igual, sólo que no fuma. Lo que pasa es que cuando se encuentra en situaciones que antes asociaba con el fumar es muy probable, que le surja la idea de fumar.
Siguen unos ejemplos:
“Me apetece fumar.”
“Quiero un cigarrillo.”
“Ahora me fumaría un cigarrillo.”
“Me muero por fumarme un cigarrillo.”
“Este cabrón/a me está molestando; necesito un cigarrillo.”
“Estoy muy nervioso/a, necesito fumar. Antes el fumar me relajaba.”
Si la persona cree el pensamiento, es decir, si piensa que verdaderamente le apetece o que lo necesita, es muy posible que encienda un cigarrillo o empiece a emplear la fuerza de voluntad para resistir lo que ve como una auténtica tentación de fumar.
En realidad aquí hay tres temas que tratar:
Lo que tenemos que aprender es cómo responder cuando nos surge la idea de fumar. Es importante darnos cuenta de que un pensamiento o un recuerdo no es más que esto, no somos nuestros pensamientos. Necesitamos cultivar la habilidad de distanciarnos de nuestros pensamientos para que no siempre decidan el rumbo de nuestras vidas.
El fumar nunca puede aliviar el estrés. De hecho, la única ansiedad o estrés que el fumar alivia es la ansiedad o estrés producido por el último cigarrillo. Sin embargo, vivimos en una sociedad en la que la actitud hacia muchas de las situaciones difíciles de la vida es “tómate algo” – lo que sea, una copa, una pastilla, una droga. Estas soluciones sólo pueden tratar los síntomas y no la causa.
Si no aprendemos una manera efectiva de gestionarnos a nosotros mismos, o de manejar nuestras emociones y pensamientos, permanecemos vulnerables a momentos de ansiedad intensa. De hecho, sin la correcta formación muy fácilmente podemos encontrarnos creando o empeorando una situación ya difícil al pensar obsesivamente en ello. Esta ansiedad puede llevarnos a tal punto que lo único en que podemos pensar es “¡Sácame de aquí!”
Mindfulness nos permite cambiar nuestra relación con nuestros pensamientos y emociones de tal manera que nos ayuda a evitar crear algunas de esas situaciones estresantes en los principios o como mínimo parar la generación de un estrés adicional innecesario causado por nuestros pensamientos sobre nuestros pensamientos o nuestra reacción emocional a nuestras emociones.
Mindfulness no es un “cura-todo” mágico. Pero si estás dispuesto a dedicar quince minutos de tu día a practicar y aprender cómo llevar tu atención plenamente al momento presente, encontrarás que creas más espacio en tu mente y que tus pensamientos tienden menos a distraerte ya que los ves por lo que son: eventos pasajeros que surgen, existen y luego desaparecen.
Por tanto, si hemos incorporado mindfulness en nuestras vidas y hemos sido fumadores, entonces si nos encontramos pensando en el fumar, podemos distanciarnos un poco y ver el pensamiento por lo que es: un pensamiento, nada más que un reflejo, un vestigio de nuestra “fase fumador” y podemos emplear el pensamiento no como razón para volver a caer o luchar, sino como una maravillosa oportunidad para alegrarnos de que somos libres y que no necesitemos fumar. Esto se puede aplicar a cualquier otro aspecto de nuestra vida que hemos cambiado.
Recomendamos por tanto a cualquier persona que quiere permanecer libre del tabaco o de cualquier otra adicción definitivamente, que explore adicionalmente la herramienta de mindfulness.
Lo que hacen cada vez más clientes es realizar nuestros dos cursos juntos: Primero asisten al curso Es fácil dejar de fumar… ¡si sabes cómo! y luego siguen con el curso residencial de 3 días sobre la aplicación práctica de Mindfulness.
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Para más información sobre este Pack, contactar en el 942 83 03 99 – 655 88 21 60 o a través de email en rhea@esfacilsisabescomo.com
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Comentarios de la comunidad
ALICIA CRESPO
Geoffrey y Rhea una pareja como no he conocido otra. No sólo te ayuda a dejar tus malos hábitos de fumar u otros, sino que te replantean cómo vivir de una forma saludable y ser feliz sin tus vicios.