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octubre 25, 2016
Alimentación consciente, Boletines,
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En estos días donde el frío nos hace querer acurrucarnos en el sofá con una manta y nuestras personas favoritas, las comidas tienden a ser más calientes. Una de las cosas que me gustaron cuando empecé a mirar los alimentos de forma consciente, es cómo la naturaleza misma te avisa de los cambios que debemos hacer en nuestra dieta: en verano, las frutas, verduras – son jugosas y frescas, llenas de agua y minerales – para reponer lo que perdemos con el calor exterior. Cada tierra tiene las suyas y si estamos a la escucha, no debería faltarnos nada con lo que ellas nos dan… Hoy en el hemisferio norte, el otoño va dejando pasar las verduras de verano de hojas frescas y frutos jugosos para traernos las verduras de raíz y aquellas que necesitan algo de cocción y de calor para asimilarlas mejor, ayudando a calentar nuestros cuerpos desde dentro…
Como os hablé en el post pasado no existe una forma de comer universal; depende de la época del año, el clima, el estado vital, las actividades que hacemos… nuestros gustos y preferencias… La hora de la comida que en nuestro mundo es alrededor de las 14:00 es el momento de reponer la energía que el cuerpo gastó durante la mañana y rellenar los almacenes del cuerpo con más nutrientes para el resto de las actividades diarias. Debemos tener presente qué actividades vamos a realizar para anticiparnos y comer según el esfuerzo que vayamos a hacer; por ejemplo, no comerá lo mismo una persona que vaya a entrenar 3 horas a la tarde que una que tenga que trabajar delante del ordenador esas 3 horas; el gasto energético es diferente y por lo tanto la cantidad y el porcentaje de nutrientes variará en cada caso. Lo que sí es importante es que a lo largo del día vayamos supliendo nuestras necesidades energéticas con alimentos de calidad.
En nuestra casa y cuando estoy organizada, a la hora de la comida intento incluir siempre una parte de hidratos de carbono complejos (son los que te liberan energía durante un período de tiempo más largo) como el arroz integral, la quinoa, el mijo, la pasta integral, las patatas o verduras de raíz. Otra parte será en forma de verduras salteadas o hervidas como el brócoli, la cebolla, la zanahoria, el calabacín y como no, una parte de verduras verdes llenas de clorofila que ayudan a oxigenar las células… Intento que sean alimentos frescos de temporada. Una vez tengo mi plato o bol con estos alimentos fundamentales, lo enriquezco con semillas, especies, limón, hierbas aromáticas… Tengo unos tarritos con diferentes semillas y especias y en verano cojo del huerto plantas aromáticas. Siempre intento decorar el plato que voy a comer y hacerlo más “vivo”; por ejemplo, puedes espolvorear con semillas de sésamo, lino, frutos secos, aderezar con limón, menta, miel, albahaca, guindilla, jengibre… es decir, cada comida tiene que consistir en alimentos VIVOS, de VERDAD, SABROSOS y NUTRITIVOS.
Intenta evitar los alimentos industrializados, refinados, harinas blancas, azúcar… Por lo menos intenta respetar este consejo en un 80%. No significa que dejes de comer tus platos favoritos, sino que investigues y los adaptes con los miles y millones de alimentos que sí, te cuidan y miman tu cuerpo y tus pensamientos. Es importante tener en cuenta que lo que comas durante la mañana y a la hora de comer influenciará directamente en los ataques de media tarde a la nevera y al armario de los frutos secos y las galletas… Si tus células están contentas y satisfechas entonces no tendrás la sensación de vacío que las hace tener ansiedad y comer todo lo que se encuentren por delante.
Os comparto un plato que repito mucho, por su sencillez y rapidez, se hace en un momento y puedes ir variando los cereales, legumbres y verduras. El secreto está en la picada especiada de frutos secos. El resto de alimentos son muy suaves y la mezcla de todos crea una fusión de sabores que a mí personalmente me encantan… Seguro que hay miles de combinaciones más, de momento; os comparto la mía, con una mezcla de mis alimentos favoritos del momento… y si te animas a compartir la tuya… ¡¡Bienvenida sea!!
Quinoa con raíces asadas, brócoli y picada especiada de frutos secos….
Para 2 personas.
Lavar muy bien la quinoa bajo un chorrito de agua fría. Este paso es importante pues hay que eliminar la saponina (una micotoxina). En una olla ponemos un chorrito de aceite y sofreímos un ajo (opcional). Añadimos la quínoa limpia, la removemos, añadimos un poquito de sal de hierbas, la canela y el cardamomo, después las tazas de agua y lo dejamos hervir. En principio absorberá toda el agua. Una vez hervida, añadimos el zumo de naranja y salsa “tamari” al gusto. Tiene que hervir unos 15-20 minutos. Yo os recomiendo que hagáis doble cantidad y guardéis una parte para otra comida.
Ponemos en la bandeja del horno las verduras asadas con un chorrito de aceite de oliva y una pizca de sal y pimienta. Las asamos en el horno entre 180ºC y 200ºC unos 20–30 minutos dependiendo del horno. Al final añadimos el romero o las hierbas frescas que hayamos elegido.
Para el brócoli al vapor:
Hay muchas maneras de hervir al vapor; en mi casa lo hacemos así:
Ponemos a hervir una olla con la mitad de agua, ponemos los arbolitos del brócoli en un colador y lo colocamos en la parte superior de la olla, unos 5 minutos. Es importante que quede al dente, de un color verde fuerte y crujiente.
Para la picada especiada de frutos secos:
En una sartén tostamos las semillas de especias. Hay que tener cuidado que no se quemen; por eso hay que ir moviendo la sartén constantemente. Esto también ayuda a que se tuesten de manera homogénea. Una vez tostadas las pasamos a un mortero y lo molemos hasta que las especies queden finas. En la misma sartén poneos las semillas de girasol, de calabaza y las avellanas picadas y los tostamos a fuego lento. Una vez hechas, lo alejamos del fuego y dejamos enfriar.
Ponemos las semillas en el mortero con las especies y molemos un poquito más; a mí me gusta que haya trocitos de avellanas y semillas enteras. Finalmente añadir una cucharadita de sal marina sin refinar.
Esta mezcla es buenísima para enriquecer y saborear los platos; queda muy rica con esta combinación y con las cremas o sopas de verduras.
Para la almendresa:
Para montar el plato:
Ponemos un puñadito de quinoa, las verduras asadas, el brócoli y una parte de ensalada. Espolvoreamos con las semillas especiadas y la salsa almendresa al gusto. Si le quieres dar un toque cítrico puedes añadirle un chorrito de zumo de naranja o limón.
Autora: Kiira Cabrera
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