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abril 18, 2018
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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En una partida de póker, las cartas que tenemos en nuestra mano se deciden por casualidad cuando se reparte, no las escogemos. Incluso si nuestras cartas no son tan buenas, aún podemos ganar. Sólo un idiota se quejaría de sus cartas. Quejarse simplemente eliminará cualquier posibilidad de ganar.
Nuestras vidas son como una partida de póker. No elegimos ni a nuestros padres, ni maestros, ni vecinos, ni familia. Nuestra tarea es jugar la mejor partida posible con las cartas que la vida nos ha dado. Sólo un idiota se quejaría.
En esta vida no son las cartas que se reparten lo que cuenta, es la forma en la que juegas esas cartas.
Geoffrey Molloy
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