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CAMBIA TU POSTURA Y CAMBIARÁ TU ESTADO ANÍMICO

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Geoffrey Molloy

¿Por qué es tan importante permanecer “mindful” de tu postura? La relación mente-cuerpo es un camino de doble sentido. Tus pensamientos afectan el estado de tu cuerpo y el estado de tu cuerpo afecta tu estado anímico y por tanto tus pensamientos. Tu postura y la expresión de tu cara realmente cambian los niveles hormonales […]

octubre 9, 2014

BoletinesResiliencia - Mindfulness y más allá

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¿Por qué es tan importante permanecer “mindful” de tu postura?

happy-sadLa relación mente-cuerpo es un camino de doble sentido. Tus pensamientos afectan el estado de tu cuerpo y el estado de tu cuerpo afecta tu estado anímico y por tanto tus pensamientos.

Tu postura y la expresión de tu cara realmente cambian los niveles hormonales en tu cuerpo y afectan tu salud, el nivel de dolor que podrías sufrir, tu fuerza, poder personal y mucho más.

A muchas personas les cuesta mantener una buena postura. Como resultado pueden experimentar dolores en las lumbares, cuello, hombros; espasmos musculares, dolores de cabeza, fatiga y puede limitar el movimiento en todo el cuerpo. Cuando andas encorvado habitualmente, estás sometiendo a tus músculos a una gran presión lo que puede dañar tu columna vertebral. Una mala postura también tiene efectos a largo plazo, tales como el alargamiento o acortamiento de los músculos de la espalda, degeneración de las articulaciones, flexibilidad limitada, rigidez, dolores de cabeza y otros problemas en la espalda. Afecta la posición y funcionamiento de tus órganos vitales. El sistema digestivo y los pulmones se ven especialmente afectados por una postura encorvada.

Una buena postura cambia a mejor tus niveles de hormonas. Por ejemplo, una postura expansiva y poderosa, incrementará considerablemente el nivel de testosterona y disminuirá los niveles de cortisol. Este incremento de testosterona mejorará tu  nivel de energía, fuerza, estado de ánimo, sensación de bienestar, libido y tolerancia al dolor.

El cortisol es una hormona estresante lo que a largo plazo puede ser extremadamente prejudicial para el cuerpo sometido a condiciones de un estrés continuo. El cortisol es una de las hormonas que más envejecen. Niveles elevados de cortisol continuados causan pérdida en la densidad ósea, descomposición de colágeno en la piel (es decir piel envejecida), niveles agotados de la hormona DHEA, estresa las glándulas suprarrenales, pérdida de memoria y una tendencia a sufrir síndrome metabólico.

Nuevos hábitos que reducen el nivel de cortisol promueven una vida larga y sana. Así que la próxima vez que tu jefe te critique o que te duela la cadera, no te encojas, ni te encorves. En vez de esto, respira profundamente y estírate con una posición de confianza. En otras palabras, adopta una postura digna majestuosa.

Dados los hechos mencionados, mejorar nuestra postura es un paso simple y efectivo para mejorar nuestro bienestar. Desafortunadamente, nuestro sistema educativo se concentra casi exclusivamente en el entrenamiento de nuestra mente racional (hemisferio izquierdo). Se presta poca o ninguna atención en enseñarnos a ser conscientes de nuestros cuerpos.

Si no somos conscientes de nuestros cuerpos, entonces es fácil que la tensión y el estrés se acumulen, creando un nivel bajo constante de estrés de fondo en nuestros cuerpos. Puede que no nos demos cuenta de ello hasta que nos despertemos una mañana con una contractura. Puede parecer que la contractura ha aparecido de la noche a la mañana, pero es mucho más probable que sea el resultado de tensión que ha sido acumulándose en nuestros cuerpos a lo largo de días, semanas o incluso meses. 

Hacernos más conscientes de nuestros cuerpos mediante mindfulness, significa que contactemos regularmente con nuestros cuerpos. Si, por ejemplo, nos damos cuenta de que nuestros hombros están encogidos en tensión, podemos relajar y bajarlos; o puede que nos demos cuenta de que tenemos el ceño fruncido podemos relajarlo.

Pruébalo ahora mismo: Respira un par de veces utilizando la zona abdominal. Ahora, mientras echas el aire lentamente lleva tu atención a las sensaciones de tu cuerpo, empezando por tus pies dentro de tus zapatos, como ejercen presión hacia el suelo, la sensación de la silla contra tus glúteos y muslos; la presión de la silla contra tu espalda. ¿De qué sensaciones eres consciente en tus brazos, manos y dedos? Ahora extiende tu atención a la parte superior de tu cuerpo – tu abdomen, estómago, espalda, pecho y hombros. Fíjate en cualquier tensión que puedas encontrar ahí. No intentes liberarte de ella o juzgarla; simplemente se consciente de que se encuentra ahí, explorándola con tu atención. Explora también cualquier tensión que podrías tener en tu cuello. Luego,  lleva tu atención a tus hombros, relájalos conscientemente y estira tu espalda hasta que esté erguida mientras sacas pecho y echas los hombros hacia atrás.

Ahora ¿tu cara? ¿Existe alguna tensión ahí – especialmente en tu frente o en el área de de tu mandíbula? Ahora, relaja tu cara conscientemente y sonríe un poco a medida que alzas la vista. Ahora, ¿No se está mejor así?

Este pequeño ejercicio de mindfulness de la postura es algo que puedes hacer estés donde estés. En vez de irritarte en la cola de un supermercado dedica unos minutos a observar tu postura. Hay muchas oportunidades a lo largo del día – o bien en tu tiempo muerto o en estos momentos en los que podemos volvernos irritables por ejemplo, entre tareas en el trabajo, parados en el tráfico, esperando al metro… ¿Por qué no emplear estos momentos para comprobar y mejorar tu postura. Los beneficios serán enormes.

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