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Bolitas energéticas VS “anti-Sugar blues”

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Kiira Cabrera

Dulces bocados llenos de vitaminas y minerales. SUGAR (azúcar): Sacarosa refinada, C12H22O11, producida por un proceso químico múltiple del jugo de caña de azúcar o de la remolacha y en el que se ha eliminado toda la fibra y las proteínas, las cuales forman el 90% del total de la planta natural. BLUES (o melancolía): Un […]

marzo 9, 2017

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Dulces bocados llenos de vitaminas y minerales.

SUGAR (azúcar): Sacarosa refinada, C12H22O11, producida por un proceso químico múltiple del jugo de caña de azúcar o de la remolacha y en el que se ha eliminado toda la fibra y las proteínas, las cuales forman el 90% del total de la planta natural.

BLUES (o melancolía): Un estado depresivo o melancólico que produce temor, malestar físico y ansiedad (expresado a menudo líricamente como una crónica autobiográfica de desastres personales).

SUGAR BLUES: Múltiples sufrimientos físicos y mentales causados por el consumo humano de sacarosa refinada comúnmente llamada azúcar.

(Texto sacado del libro Sugar Blues)

Una de las recomendaciones básicas, si buscamos alimentarnos con consciencia,  es evitar los productos refinados, industrializados,  es decir, alimentos  “muertos” sin valor nutritivo para nuestras células. Dentro del bloque de refinados incluimos las harinas blancas, los productos de bollería,  todos aquellos que se alejan km de su imagen original; y como no el azúcar, un anti nutriente adictivo que debilita nuestro sistema inmunitario dejando paso a otros trastornos; nos afectan física y emocionalmente, dando lugar a los “Sugar blues “.

El azúcar, nuestro silencioso veneno del siglo XXI. Os recomendamos una lectura básica para todos los que estéis interesados en llevar un estilo de alimentación saludable, Sugar blues, publicado en el año 1974, su autor William Dufty, hace un viaje a través de la historia del azúcar. Desde los inicios donde se esclavizaba a los humanos para su elaboración hasta el siglo XXI donde paradójicamente nosotros nos hemos convertido en su esclavo. En el narra de forma amena y divertida la peligrosidad del azúcar refinado a nivel personal y social y su repercusión a lo largo de la historia. También denuncia ágilmente a la industria alimentaria y farmacéutica por ofrecernos medicamentos y  vitaminas para contrarrestar lo que se nos ha “robado” de los alimentos.

El autor es un gran defensor de llevar una alimentación Integral, llena de verduras frescas, cereales integrales, frutas, semillas…  y acusa a la dieta refinada, de ser la principal causa de enfermedades actuales como la diabetes, el cáncer y problemas cardiovasculares, ya que estos alimentos con calorías vacías drenan y extraen nuestras propias vitaminas y minerales esenciales para las funciones básicas de nuestro organismo. El cuerpo para contrarrestar el efecto de una gran ingesta de azúcar, moviliza minerales y produce ácidos neutros para poder restablecer el equilibrio ácido-alcalino de la sangre a un estado normal. Este proceso causa la acidificación de nuestro cuerpo causando debilidad y afectando a la larga a todos los órganos de nuestro cuerpo. También da opciones de cómo transitar hacia una alimentación libre de refinados y de azúcar.

Algunas frases del libro, que nos dan en qué pensar….

“Los griegos desconocían el azúcar. Cuando Nearchus, almirante de Alejandro Magno, navegó Indus abajo para explorar las Indias Orientales en el año 325 A.C., la describió como una especie de miel que crecía en cañas. Los soldados de Alejandro Magno notaron que los nativos del valle del Indus tomaban el jugo de la caña de azúcar como una bebida fermentada. En otras crónicas griegas y romanas es comparada continuamente con los productos de la dieta básica de la época: miel y sal. A veces, se le llamaba sal india o miel sin abejas y se importaban pequeñas cantidades a un enorme coste. Herodoto llamaba a este producto miel manufacturada y Plinio miel de caña.

Como la miel, se usaba como medicina, no fue hasta la época de Nerón que un escritor le puso el nombre latino: saccharum. Dioscorides la describía como una “especie de miel sólida que se llama saccharum y que se encuentra en cañas en la India y en la Arabia Felix; tiene la consistencia de la sal y es crujiente”.

“En el país del sultán, el azúcar crece en grandes cantidades y de ésta los sultanes obtienen grandes ingresos e impuestos. Si los cristianos pudiesen hacerse con estas tierras, se haría mucho daño al sultán y al mismo tiempo el Cristianismo estaría totalmente abastecido desde Chipre. También se cultiva azúcar en Morea, Malta y Sicilia y crecería también en otras tierras cristianas si se cultivase. La Cristiandad no se vería perjudicada.”

“Después de todo, la heroína no es más que una sustancia química. Se extrae el jugo de la adormidera y por refinación se elabora el opio y luego la morfina, que se convierte finalmente en heroína. El azúcar no es otra cosa que una sustancia química. Se extrae del jugo de la caña o de la remolacha para refinarlo”

“En el verano de 1965 conocí a un maestro oriental, un filósofo japonés que acababa de pasar varias semanas en Saigón. “Si de verdad quieren conquistar a los norvietnamitas — me dijo — sólo debe darles la ración del ejército norteamericano: azúcar, dulces y Coca-Cola. Esto los destruirá más rápidamente que las bombas “.

 “Su credibilidad está basada en nuestra ignorancia”.

Hace casi veinte años, el doctor William Coda Martín intentó contestar a la pregunta: “¿Cuándo un alimento es alimento y cuándo es un veneno?”

Su definición de veneno es:

Médicamente: Cualquier sustancia aplicada al cuerpo, ingerida o desarrollada dentro del cuerpo que causa o puede causar enfermedades.

Físicamente: Cualquier sustancia que inhibe la actividad de un catalizador, que es una sustancia menor, un producto químico o enzima que activa una reacción. 

El diccionario ofrece una definición aún más amplia del veneno: Que ejerza una influencia perjudicial o que pervierta.

El doctor Martín clasificó al azúcar refinado como un veneno porque la han vaciado de sus fuerzas vitales, vitaminadas y minerales. “

“De esta forma, el nivel de glucosa en la sangre aumenta drásticamente. Se destruye el equilibrio. El cuerpo está en crisis.

El cerebro es el primero en registrarlo. Las hormonas fluyen de las cápsulas adrenales y acaparan todo recurso químico para enfrentarse al azúcar: la insulina de los islotes endócrinos del páncreas trabaja específicamente para retener el nivel de glucosa en la sangre en una función antagónico-complementaria a las hormonas de adrenalina que elevan el nivel de glucosa. Todo esto ocurre a un ritmo de emergencia con resultados predecibles. Demasiado rápidamente, va demasiado lejos. Desciende el nivel de glucosa de la sangre y aparece una segunda crisis como consecuencia de la primera. Los islotes pancreáticos tienen que cerrarse. Lo mismo deben hacer algunas partes de las cápsulas de adrenalina; deben producirse otras hormonas de adrenalina para regular el reverso de la dirección química y elevar nuevamente el nivel de glucosa de la sangre”.

Todo esto se refleja en la forma en como nos sentimos. Mientras la glucosa es absorbida por la sangre, nos sentimos animados.”

 

Me parece un libro básico para leer y entender un poquito más de cerca el mundo de la nutrición y alimentación.

Por suerte, la naturaleza nos regala alimentos dulces por todos lados. No tenemos que prescindir de nuestros pasteles favoritos, se trata de adaptarlos, buscar, investigar y elaborarlos con alimentos que sí nutren y satisfacen nuestras células….

Os compartimos una receta de bolitas energéticas, dulces y sin un gramo de azúcar refinado añadido por ningún lado. El dulzor viene naturalmente en los dátiles, el coco y las semillas de girasol “activadas”; nos darán un chute extra de enzimas vitaminas y minerales. Como siempre, podéis adaptarlo a ingredientes que tengáis por casa, cambiar las pipas de girasol por nueces o avellanas, el cacao por algarroba, añadir canela, jengibre, chile, polvo de semillas de baobab….

Bolitas energéticas llenas de vitaminas y minerales

Ingredientes:

Para recubrir:

Elaboración: (lo que mejor funciona es una procesadora pero si tienes una batidora potente también va bien).

  1. Procesamos los dátiles hasta que quede una pasta suave. Añadimos las semillas de girasol y el cacao. Procesamos  unos minutos más (igual tienes que ir quitando los restos que se quedan en el vaso).  Cuando quede una masa homogénea lo pasamos a un bol. Añadimos poco a poco el coco rallado hasta encontrar la consistencia correcta. Tiene que quedar jugoso pero no demasiado líquido, tiene que ser fácil formar bolitas sin que se te quede todo pegado a las manos.
  2. Haz bolitas del tamaño de un bocado y recúbrelas a tu gusto con semillas, coco, cacao…. O lo que más te inspire y apetezca.

¡Salud y alegría!

Autora: Kiira

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