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Bolitas Energéticas de Avellanas, Arándanos Rojos y Polvo de Frambuesa liofilizada

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Kiira Cabrera

Avellanas, Dátiles,  Arándanos  y Frambuesas… ¡¡¡GRACIAS… por existir!!!… Hoy os compartimos nuestra última receta de bolitas energéticas que se están ganando el puesto número 1. Son muy rápidas de preparar y la combinación de sabores es simplemente perfecta, ni más ni menos… Las avellanas son frutos secos ricos en grasas esenciales, en especial omega 9, […]

mayo 30, 2017

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Avellanas, Dátiles,  Arándanos  y Frambuesas… ¡¡¡GRACIAS… por existir!!!…

Hoy os compartimos nuestra última receta de bolitas energéticas que se están ganando el puesto número 1. Son muy rápidas de preparar y la combinación de sabores es simplemente perfecta, ni más ni menos…

Las avellanas son frutos secos ricos en grasas esenciales, en especial omega 9, que proporcionan mucha energía. Según la tradición irlandesa proporcionan sabiduría a quienes la consumen, tal vez porque sus grasas ayudan a construir estructuras esenciales para el correcto funcionamiento del cerebro. Estos pequeños frutos también son ricos en calcio, magnesio, fibra y en antioxidantes que nos ayudan a combatir los radicales libres y mantener nuestro sistema óseo e inmunitario en las mejores condiciones. Eso sí, es importante consumirlos con moderación, con un puñadito pequeño ya tenemos más que suficiente.

Para estas bolitas usamos de base las avellanas aunque podéis probar con otros frutos secos y semillas como: pipas de girasol, calabaza, almendras, nueces de Brasil, de macadamia… y las mezclamos con los dátiles y los arándanos deshidratados;  ayudan a dar consistencia a las bolitas. Después las recubrimos con frambuesas liofilizadas ─ mi gran descubrimiento de estos últimos meses. Tengo que decir que su precio es un poco elevado, pero su sabor es tan intenso que se necesita muy poca cantidad para disfrutar de su explosión de sabor.

La liofilización o criodesecación es un proceso de deshidratación usado generalmente para conservar un alimento y facilitar su transportación.  Fue inventado en el año 1906 por Arsene d´Arsonval y Fréderic Bordás y curiosamente en sus inicios se usó para preservar el virus de la rabia viva, que finalmente, lo llevó al desarrollo de la primera vacuna antirrábica (¡!). Hoy en día se utiliza como técnica de conservación de una amplia variedad de productos ─ hasta para la conservación de documentos dañados por el agua.

Para entender un poquito más sobre este proceso (gracias Wikipedia)… Primero se congela el alimento y luego se va reduciendo la presión para permitir que el agua congelada en el material pase de la fase sólida a la fase gaseosa sin pasar por el estado líquido. Esto hace que se consiga eliminar casi toda el agua del producto a la vez que se preserva su estructura molecular. No se emplea calor y de esta manera se evitan las perdidas nutricionales y organolépticas. En este caso, a las frambuesas les da una textura crujiente, que al molerlo queda un polvo rosa y con un sabor muy intenso a frambuesa entre ácida y dulce… Para hacer bolitas energéticas este ingrediente no es indispensable, también están deliciosas recubiertas de cacao, coco o polvo de avellanas o cualquier fruto seco que te apetezca más. Aunque si queréis darle un toque más especial, os lo recomiendo mucho, se encuentra normalmente en cualquier herbolario. Hasta hoy he visto de arándanos y fresas pero imagino que hay un sinfín por descubrir.

Otra cosa a favor de estas bolitas mágicas es que sólo se tarda unos 5 minutos en hacerse y el mero hecho de formar bolitas con las manos tiene un efecto anti estresante… No es broma, sólo tenéis que probarlo.

Para hacerlas lo mejor es usar una procesadora de alimentos, aunque una batidora potente también funciona.

Bolitas energéticas de Avellanas, Dátiles, Arándanos deshidratados y Frambuesas.

Ingredientes

Para la cubierta

Elaboración:

Procesamos las avellanas junto con los dátiles y los arándanos hasta formar una masa pegajosa y fácil de moldear. Le añadimos los nibs de cacao y formamos bolitas con las manos. Luego las cubrimos con la cubierta que prefiramos… ¡y listas! Duran en la nevera aproximadamente una semana, aunque en nuestro mundo, nunca pasan del segundo día…

Son perfectas para esas horas entre medias, donde necesitas un chute de energía o después de entrenar, correr detrás de tus hijos/as, bailar, trabajar, subir y bajar escaleras o escalar unos cuantos árboles…

¡Espero las disfrutéis!

¡Salud, alegría y felices días para todos!

Autora: Kiira Cabrera

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