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APROVECHA MÁS DE TU DEPORTE ESTANDO EN EL PRESENTE

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Geoffrey Molloy

Aprovecha más tu deporte estando en el presente Cuando comento a personas que disfruto de la natación y que normalmente nado entre dos y tres kilómetros cada día – si lo permite mi trabajo, una respuesta común es, “¡Pero es tan aburrido!” Debo admitir que nadar sí, puede resultar aburrido si lo haces mal pero […]

noviembre 1, 2013

BoletinesResiliencia - Mindfulness y más allá

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Aprovecha más tu deporte estando en el presente

Aprovecha el deporteCuando comento a personas que disfruto de la natación y que normalmente nado entre dos y tres kilómetros cada día – si lo permite mi trabajo, una respuesta común es, “¡Pero es tan aburrido!” Debo admitir que nadar sí, puede resultar aburrido si lo haces mal pero realizado correctamente y con mindfulness – con plena atención en el presente – puede ser una experiencia maravillosa y enriquecedora a nivel emocional, mental y físico.

La natación, como muchos otros deportes, proporciona un ambiente perfecto para practicar mindfulness y la meditación. Hay muchas cosas para involucrar los sentidos: ese primer choque de agua fría nada más entrar en la piscina; la sensación de soporte que me proporciona el agua;  la agradable sensación de trabajar con el agua en vez de en su contra;  el sonido que hace el agua – “glop-glop” y  “glu-glu-glu“ – cuando el agua roza mis oídos; los cambios de sonidos a medida que mis oídos entran y salen del agua y viceversa; las sensaciones constantemente diferentes a medida que mis brazos se liberan del agua para volver a introducirse. La respiración, una parte tan importante de la natación – vaciando mis pulmones mientras mi cara se sumerge bajo el agua, para momentos después inhalar profundamente cuando mi boca sale a la superficie.

Tengo un objetivo mientras nado que es llegar a ser la mejor máquina de nadar que puedo llegar a ser.  Esto me motiva a mantener mi atención constantemente en el presente. Sentir cómo el agua fluye sobre mi cuerpo me ayuda a asegurarme de crear la forma hidrodinámica más efectiva, con la menor resistencia posible. Compruebo que mi cuerpo, espalda y cuello están relajados. Me imagino que tengo que nadar a través de un aro de menos de un metro de diámetro, algo que no podría hacer a menos que esté totalmente estirado y alineado como un delfín. Mantengo mi atención constantemente escaneando mi cuerpo. Cuando nado de esta manera, relajado pero plenamente atento a lo que ocurre en mi cuerpo y en el agua de mi alrededor, entonces estoy totalmente en el presente y soy capaz de sentir el agua como un “amigo”. No tengo que luchar contra el agua, si no – aprovechar el momentum de la misma manera que haría con un columpio. El secreto de usar un columpio es aplicar la presión necesaria en el momento justo. Puedes conseguir que un columpio llegue muy alto, con un esfuerzo relativamente pequeño.

A medida que nado a través del agua, a veces me doy cuenta de que ya no estoy en el presente y que llevo tiempo perdido en mis pensamientos. Pero esto es completamente natural. Significa que he vuelto al presente de nuevo. Así que no me preocupo. Simplemente me fijo en el “sabor” de mis pensamientos y suavemente vuelvo a traer mi atención al nadar.

Claramente el ejercicio físico trae beneficios físicos. Se ha demostrado que “mindful meditation” pasiva trae cambios positivos en la estructura del cerebro que se pueden medir. La meditación en movimiento – al combinar pensamiento y acción – tiene un efecto aún más potente, al conseguir cambios duraderos en la estructura del cerebro. Esto es porque

1. La actividad aeróbica aumenta el suministro de oxígeno y glicógeno que aporta combustible a las células tanto musculares como cerebrales. 

2. La actividad aumenta la secreción de una proteína que es el bloque de construcción de la materia gris. Mientras que la meditación pasiva crea ondas cerebrales tipo zeta,  (4-7 ciclos por segundo), la meditación en movimiento coloca el cerebro en el estado alfa de superaprendizaje  (8-12 ciclos por segundo). 

He escrito sobre mi propio deporte – la natación.  Esta atención “mindful” puede estar aplicada a cualquier deporte. Algunos de mis clientes han aplicado “mindfulness” a actividades como acrobacia, correr, ciclismo, trabajo en el gimnasio, montar a caballo, baile, yoga.

¿Por qué no lo pruebas la próxima vez que hagas ejercicio. Simplemente trae tu atención intencionadamente a tus sentidos, tu cuerpo, y tu respiración; no juzgues, simplemente estate en el presente. Igual te sorprendes al descubrir la diferencia que produce.

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