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Aprender a pasar página

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Geoffrey Molloy

Cómo gestionar el dolor causado por los demás A todos nos han hecho daño. Es una parte inevitable de la estar vivo. Todos los humanos con más de algunos años y vivos hoy, han experimentado algún tipo de dolor emocional. La vida duele; es inevitable. Sin embargo, lo que hacemos con ese dolor es más […]

enero 16, 2018

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Cómo gestionar el dolor causado por los demás

A todos nos han hecho daño. Es una parte inevitable de la estar vivo. Todos los humanos con más de algunos años y vivos hoy, han experimentado algún tipo de dolor emocional.

La vida duele; es inevitable. Sin embargo, lo que hacemos con ese dolor es más importante que el dolor en sí.

¿Cuál es tu respuesta preferida o habitual?.Es ¿afrontar el dolor, aprender la lección, pasar página y seguir con tu vida o te encuentras dándole vueltas y rumiando perpetuamente sobre el pasado y lo que te hicieron (o lo que tú hiciste a otro)?.

Lo hecho, hecho está

Aunque ocurrió en el pasado no hay nada que puedas hacer para cambiarlo. Lo que está hecho, hecho está. Así que ¿cuáles son las opciones y cuál funciona?

¿Echar la culpa a otros? Durante años ésta fue mi reacción habitual y totalmente sin sentido – la de echar la culpa a otras personas, otras cosas y otras circunstancias.

Echar la culpa a otras personas por nuestro dolor es, de hecho, la respuesta más común e instintiva de todas. “¡Me has hecho daño! ¡Tienes que reconocer lo que hiciste mal y pedir disculpas!” Tiene la “ventaja” que te hace sentirte mejor absolviéndote de cualquier culpa.

Echar la culpa es como sentir lástima de sí mismo; no tiene sentido y es dañino. Puede que experimentes una satisfacción visceral temporal (después de todo echar la culpa a otros automáticamente te hace “tener razón”). Sin embargo, el efecto resultante es tóxico; te mantiene atrapado/a, estancado/a, incapaz de crecer y realizar tu verdadero potencial.

Vivir en el dolor es negativo para tí, no para el que te lo inflingió

Pero ¿qué ocurre si la persona a quien has echado la culpa no sólo te niega la satisfacción de una disculpa, sino que le quita importancia, lo niega o dice “¿¡Y qué!?”… Quedarás con sentimientos de ira e impotencia – en otras palabras, sufrimiento.

No malentiendas lo que escribo aquí; no se trata de legitimar o de descontar tus sentimientos. Deberías sentir tus sentimientos plenamente – la textura y el sabor; luego soltarlo y seguir con tu vida.

Las personas que se agarran a estos daños pasados, muchas veces reviven el dolor una y otra vez en sus mentes, mientras que la persona que “causó” el dolor muy probablemente lo haya olvidado. A veces, una persona puede incluso quedarse atrapado en este dolor, este daño, echando la culpa a otros – lo que puede resultar en una depresión incluso.

La única manera de la que puedes tener nueva alegría y felicidad en tu vida es hacer espacio para ellos. Si tu corazón está inundado de dolor y daño ¿Cómo puedes estar abierto a algo nuevo?

5 cosas que te ayudarán a pasar página y superar el dolor

A continuación, siguen unas ideas que funcionan para soltar el sufrimiento y seguir con tu vida:

  1. Toma la decisión de soltarlo, de pasar página: Las cosas no desaparecen por sí solas. Necesitas comprometerte a pasar página. Si no eliges esto consciente y francamente, podrías acabar auto-saboteando cualquier esfuerzo de pasar página a pesar del daño pasado. Tomar la decisión de pasar página, también significa aceptar que puedes elegir soltarlo. Y no te sientes víctima tanto.
  2. Expresa tu dolor — y tu responsabilidad: Expresa el dolor que el daño te hizo sentir, o bien directamente a la otra persona o quitándotelo de encima (hablando con un amigo, escribiéndolo en un diario o en una carta que nunca enviarías a la otra persona.) Quítatelo de encima inmediatamente. Si haces esto, te ayudará a entender mejor la razón específica por la que te sientes herido/a y el papel que has jugado tú. Luego, pregúntate cuál es la lección, qué harías diferentemente en el futuro. ¿Eres héroe/heroína o víctima?
  3. Deja de ser víctima y echar la culpa a otros: Tal como escribí antes, echar la culpa resulta en una especie de satisfacción visceral efímera de “tener razón”. Te sientes justificado/a cara hacia el “mundo”. Sin embargo, al “mundo” en general no le importa, así que necesitas dejar de tomarte tanto en serio sobreponerte a ti mismo. Sí, por supuesto, eres único (tan único como todos los demás). Y sí, tus sentimientos importan. Pero no confundas “tus sentimientos importan” con “tus sentimientos deberían invalidar todo lo demás y que nada más importa.” Tus sentimientos forman sólo una parte de esta red maravillosa milagrosa de interconexión que llamamos la vida. Aquí tienes un hecho interesante: no importa cuántas vueltas le damos a algo, cuánto analizamos las cosas, cuanto echamos la culpa  – nunca jamás ha arreglado un problema de relación. Nunca, en la totalidad de la historia del mundo. Así que ¿Por qué elegir entablar tanto pensar, dedicar tanta energía a una persona que crees que te ha hecho daño?
  1. Céntrate en el presente — en el aquí y ahora y en la alegría: cambia la narrativa que te cuentas. Suelta el pasado y deja de revivirlo. Deja de contarte a ti mismo aquel cuento en el que el protagonista – tú – siempre es la víctima de las acciones horribles de la otra persona. Echar la culpa en realidad no es más que elegir una narrativa – es decir, una versión de eventos que te hacen víctima; te deja sin poder, frustrado/a y enfadado/a. Así que si puedes elegir una narrativa que te hace daño ¿Por qué no elegir una narrativa en la que eres el héroe/la heroína en vez de la víctima? Aprende a gestionar tu atención formándote en la meditación, de manera que cuando tales pensamientos negativos surjan (y está garantizado que surgirán de vez en cuando) – los puedes ver por lo que son… acontecimientos mentales temporales; los pensamientos surgen, existen un rato y luego desaparecen. Recuerda, si inundamos nuestros cerebros – y vidas – con sentimientos de dolor, queda poco espacio para otras cosas positivas. Tú eliges – seguir sintiéndote dolido/a, en vez de darle la bienvenida nuevamente a la alegría en tu vida.
  1. Perdónales – y a ti mismo/a: El perdón está tan mezclado con la creencia religiosa que la mayoría de las personas creen que no entienden lo que significa. No tiene nada que ver con ser buena o mala persona; es simplemente lo que funciona. El perdón es por tu bien, no para el bien de la persona a quien estás perdonando. El perdón simplemente significa que puedes pensar en la situación sin alterarte. Puedes perdonar a alguien fallecida o puedes perdonar a alguien y nunca más verles.

No poder perdonar afecta no sólo a ti, sino a los de tu alrededor. Así que hazles un gran favor a todos – y a ti mismo: Perdona. Suelta el dolor. Haz algo diferente hoy y dale la bienvenida nuevamente a la felicidad en tu vida.

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