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julio 1, 2021
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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Aprender es incómodo. El crecimiento es incómodo.
El crecimiento personal y emocional casi siempre requiere afrontar una emoción o un sentimiento incómodos, provocados por una situación que percibimos como difícil.
Desafortunadamente, cuando tales emociones incómodas surgen, nuestra reacción de piloto automático es “sácame de aquí”. Puede que evitemos sentirnos incómodos en ese momento, pero el precio o consecuencia a largo plazo incluye crecimiento emocional atrofiado, infelicidad, dificultad en relaciones, ansiedad, ataques de pánico – incluso depresión. A lo largo del tiempo, esta aversión instintiva se vuelve automática y ocurre tan rápido que ni siquiera sabemos que ha ocurrido. Se convierte en una fuerza invisible que impulsa nuestras acciones. Nos encontramos repetitivamente en una situación poco deseada (por ejemplo, en una relación tóxica, con un trabajo equivocado, las mismas discusiones o comportamientos), a pesar de nuestra decisión repetida de “nunca más”.
Nuestra educación occidental nos acondiciona a vernos a nosotros mismos como seres racionales con emociones. En realidad, somos seres emocionales con algo de capacidad para racionalizar. La evolución nos ha equipado con estados químicos que nos guían e impulsan en ciertas situaciones para ayudarnos a conseguir nuestra misión, la cual es sobrevivir y reproducirnos. Piensa, cuando te llevas un susto, tu percepción y como consecuencia tus acciones se vuelven temerosas. En otros estados, como la ira, excitación sexual, la felicidad, enamorarnos, también son estados universales que afectan nuestros cuerpos, percepciones y nuestras acciones.
Las emociones y sentimientos son simplemente estados químicos en nuestros cuerpos y se experimentan como sensaciones corporales. No deberíamos ignorarlos ni suprimirlos. Necesitamos observar, hacernos amigos de estas emociones y sentimientos e integrarlos. Si los suprimimos o evitamos en vez de integrarlos, es bastante probable que se manifiesten de maneras menos sanas. Esto crea sufrimiento innecesario. (Por cierto, la mayoría del sufrimiento está auto-generado y es innecesario.)
Estas sensaciones – incómodas o no – contienen información sumamente importante. Cuando la sensación surge, puede que se sienta y se parezca a una pila de estiércol repugnante, pero dentro de esta pila de estiércol se esconde una joya maravillosa de crecimiento y, con suerte, de sabiduría.
No querer sentirnos incómodos – en su peor forma – nos hace tener miedo a cometer un error, lo que a su vez nos impide hacer cualquier cosa; nos quedamos atascados. (Incluso puede que empleemos el alcohol u otras sustancias para entumecer la sensación.) La creatividad y el crecimiento dependen – entre otras cosas – de nuestra disposición para ser vulnerables a cometer un error. (Es cómo normalmente aprendemos.)
Así que, ¿qué podemos hacer?
Las habilidades y prácticas que abren la puerta hacia el cambio son el mindfulness, el agradecimiento, así como una actitud de cariño hacia ti mism@. Mindful no sólo de tus pensamientos, sino especialmente de tu conexión corporal y tu habilidad para reconocer y responder conscientemente a las emociones y sentimientos que surgen, en vez de reaccionar en piloto automático. La segunda habilidad muy importante es la práctica del agradecimiento, lo que nos hace estar más abiertos a las oportunidades para aprender en situaciones difíciles – en otras palabras, como dije anteriormente, encontrar la joya de sabiduría dentro de la pila de estiércol. Finalmente, mostrar cariño hacia ti mismo, ya que con esta actitud, la vida y el aprendizaje se vuelven más fáciles. La actitud que deberías adoptar para esto y para la vida en general es una actitud de curiosidad abierta, cariño hacia ti mismo y con sentido del humor.
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