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Geoffrey Molloy
Existe la tendencia de estar resentido con la buena fortuna de otras personas y envidiarles su felicidad. Pero podemos ver esto como una oportunidad para practicar la alegría empática.
octubre 4, 2021
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Un aspecto del carácter humano – algo tan común y a la vez desagradable – es la tendencia de estar resentido con la buena fortuna de otras personas y envidiarles su felicidad.
La posición básica del ego es de escasez (la idea de que no hay suficiente para repartir con todos), así que cuando vemos que a alguien le va bien la vida, puede hacer que nuestros corazones se sientan pesados, especialmente cuando el receptor de tal buena fortuna claramente no la merece (al menos en nuestra opinión).
Existe la impresión de que hay sólo una cantidad limitada de buena fortuna y alegría en este mundo y si él/ella ha cogido tanto, no habrá suficiente para mí.
La realidad es que la buena fortuna de otra persona no puede causar infelicidad; está causada por nuestra actitud negativa (algo que nos deja sintiéndonos aislados en nuestro resentimiento) y también por nuestra ignorancia de la verdadera naturaleza de las cosas (la interconexión profunda).
El lado más oscuro de esta actitud es alegrarse por la mala fortuna de otra persona. Una persona me dijo una vez que sentía incluso júbilo al ver la mala fortuna de otra persona. Los alemanes incluso tienen una palabra para esto: “Schadenfreude”.
Estas son actitudes muy estresantes con las que convivir y son la causa de mucho sufrimiento innecesario.
Pero está en nuestras manos hacer que tales circunstancias actúen como nuestro maestro, si las vemos como una oportunidad para practicar lo que en budismo se conoce como “Mudita” (alegría empática).
Mudita se refiere al cultivo deliberado de sentimientos positivos asociados con el éxito y la felicidad de otras personas.
A continuación, una observación curiosa: es mucho más fácil sentir empatía por la mala que por la buena fortuna de otras personas.
No es difícil para nosotros sentir alegría cuando las cosas nos van bien, pero si podemos cultivar Mudita (la alegría empática cuando las cosas van bien para otras personas), esto puede convertirse en otra fuente importante de la felicidad.
La alegría empática es una expresión de generosidad y cariño. Cuando actuamos de esta manera, actuamos con “auto-interés iluminado” ya que ser generosos y bondadosos nos hace sentirnos mejor a nosotros mismos.
La práctica de la compasión también nos da una manera de generar la alegría empática. Primero, cuando te comparas con otras personas, lo mejor que puedes llegar a conseguir es comparar tu interior con su exterior: nunca puedes saber verdaderamente lo que hay en el corazón de otra persona.
Recuerda, tú, yo y todas las personas queremos evitar el sufrimiento y experimentar la felicidad. Sin embargo, todos estamos sujetos al cambio. Todo cambia y nada es permanente. La salud puede cambiar en un instante. Lo que apreciamos se desvanecerá y morirá. Las relaciones se terminarán. El hecho es que todos sufrimos, independientemente de cómo nuestras vidas podrían parecer desde fuera.
Podemos generar la alegría empática en la meditación también, con la meditación “loving kindness” (cariño bondadoso).
Da igual cómo lo veas, incorporar la alegría empática en tu vida, trae muchos beneficios ya que aumenta la experiencia de la felicidad.
El Dalai Lama ha expresado esto maravillosamente con estas palabras:
“Existen muchísimas personas en este mundo; por tanto tiene sentido hacer que su felicidad sea fuente de la tuya. Entonces nuestras probabilidades de experimentar la alegría se multiplican por seis* mil millones. Estas son muy buenas probabilidades.”
*Hoy la cifra sería siete mil millones.
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Comentarios de la comunidad
Geoffrey Molloy
Gracias Javier...Paz salud y felicidad
Javier
Gracias ...gracias..gracias .. 🙏🙏🙏