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marzo 9, 2021
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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Vivir bien es recibir el cambio con los brazos abiertos. El cambio constante es el estado natural del universo, nada es permanente. Si no podemos aceptar o adaptarnos a este hecho será menos probable que experimentemos felicidad y bienestar.
Una de las actitudes clave para la resiliencia y por tanto para la felicidad, es la “mentalidad de crecimiento”.
Cuando adoptamos una mentalidad de crecimiento somos más resilientes, nos comprometemos a un proceso de aprendizaje continuo, somos más capaces de lidiar con el cambio y la incertidumbre, lo que a su vez significa que sea más probable que experimentemos felicidad en nuestras vidas.
Una mentalidad de crecimiento es un mejor predictor de éxito y felicidad que el coeficiente intelectual.
Las personas con una mentalidad de crecimiento creen tener un nivel más alto de control sobre sus vidas, una voluntad mayor. Son proactivos. Aceptan responsabilidad por sus errores, sus éxitos, sus sentimientos y sus acciones. No echan la culpa de cómo se sienten a otras personas ni a la vida. Entienden que no tienen control sobre todas las circunstancias de sus vidas, si no que comprenden y aceptan que son responsables por cómo responden a estas circunstancias. No tienen miedo de salir de su zona de confort. Las personas con la mentalidad de crecimiento aceptan los retos, ven estos desafíos como oportunidades para crecer. Aceptan sus meteduras de pata, aprenden de ellas, tienen más probabilidades de convertir experiencia en sabiduría.
Si no crecemos continuamente, estamos condenados a estancarnos. Nuestras vidas se vuelven más pequeñas y con más miedo. Sacrificamos la vitalidad y el crecimiento por una sensación de falsa seguridad.
La mentalidad de crecimiento es mirar hacia adelante. Es una actitud de curiosidad abierta que acompañada con un deseo de aprender también incluye actitudes de gratitud y valentía. Es un deseo de evolucionar constantemente, de seguir creciendo como persona. Veo esto sobre todo cuando trabajo con adicciones. Las personas que tienen más probabilidades de tener éxito a largo plazo son aquellas que toman en cuenta lo que enseñamos y adoptan una actitud constante de crecimiento personal. El enfoque tiende a estar más en el proceso que en el resultado.
La alternativa a esta mentalidad de crecimiento es conocida como la mentalidad fija, que suele consistir en mirar hacia atrás. La persona con una mentalidad fija experimenta un sentido de voluntad reducido. Mucho tiempo y energía son utilizados intentando mantener las cosas iguales. El cambio es considerado habitualmente como algo que evitar. A menudo las personas en esta posición recordarán nostálgicamente una edad de oro que simplemente nunca existió. Es un miedo de salir de la zona de confort, miedo a lo nuevo, al cambio. En su peor posible manifestación la mentalidad fija se convierte en la mentalidad de víctima, donde nos sentimos completamente a la merced de eventos externos y otras personas. Hay un sentido de impotencia que puede convertirse en rabia, ansiedad y depresión.
Al igual que las habilidades resilientes, la mentalidad de crecimiento puede ser desarrollada.
A continuación, siguen las actitudes clave para desarrollar una actitud de crecimiento:
Finalmente: se proactivo en la vida en vez de reactivo.
Las personas reactivas culpan a las circunstancias, condiciones y su condicionamiento. El comportamiento de personas proactivas es el producto de su elección consciente basada en sus valores. El comportamiento de las personas reactivas es el producto de sus condiciones basadas en sentimientos. Las personas proactivas siguen siendo influenciadas por estímulos externos, pero su respuesta es una elección basada en sus valores.
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