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septiembre 28, 2015
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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Esta historia de Richard Bach es un cuento que habla de una actitud muy común: sacrificar la felicidad en nuestras vidas por ser cómodo.
Parece que hay menos riesgos pero también menos vida. Muchos están resignados a vivir su vida quejándose, pero parece que al menos no hay riesgos, se sienten cómodos. Pero la vida no es un ensayo. El miedo a lo desconocido (siempre el miedo es peor que la realidad) nos mantiene atrapados, insatisfechos. A veces deberíamos fiarnos del proceso de la vida y soltarnos para vivir:
Érase una vez un pueblo de criaturas que vivían en el fondo de un gran río cristalino. Cada criatura se agarraba de la mejor manera posible a las ramas y rocas en el fondo del río porque agarrarse era su forma de vida puesto que resistir la corriente fue lo que todos habían aprendido desde su nacimiento. Pero una de las criaturas finalmente dijo, “confío en que la corriente sabe hacia dónde se dirige; me soltaré y dejaré que me lleve a dónde quiera. Si sigo aquí agarrándome me moriré de aburrimiento.”
Las otras criaturas se rieron y dijeron, “¡Tonto! Si te sueltas, esa corriente que veneras tanto te tirará y acabarás rodando y hecho pedazos contra las rocas; y te morirás más rápido que con el aburrimiento”.
Pero esta criatura, el “único” no les hizo caso, respiró profundo y se soltó y en seguida fue rodado y golpeado por la corriente contra las rocas. Sin embargo, con el tiempo, ya que la criatura se negó a agarrarse de nuevo, la corriente le sacó del fondo; estaba lleno de moratones pero ya no le dolía. De hecho se sentía muy emocionada de alegría al moverse en la corriente cristalina veloz. Se sentía más viva que nunca.
Y las criaturas río abajo, para quienes fue un extraño, gritaron, “¡Mira, un milagro! ¡Una criatura como nosotros que vuele! ¡Mira es el Mesías que ha venido a salvarnos a todos!” Y la criatura llevada por la corriente dijo, “No soy más Mesías que vosotros. Al río le encanta sacarnos del fondo, siempre y cuando nos atrevamos a soltarnos. Nuestro verdadero trabajo es este viaje, esta aventura”.
Pero gritaron aún más, “¡El Salvador!” mientras seguían agarrándose a las rocas fabricando leyendas de un Salvador.
Cuento comentado en la novela de Richard Bach “Illusions”.
¿Cuántos de nosotros preferimos mantenernos en nuestra situación cómoda quejándonos en vez de soltar la roca y vivir intensamente?
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