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septiembre 12, 2017
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
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En otras palabras, el camino hacia la felicidad paradójicamente consiste en dejar de intentar ser feliz; dejar de creer que deberías ser feliz; dejar de creer que tengas el derecho a ser feliz… porque estas maneras de abordarlo te harán infeliz.
El problema que afrontamos es que estamos intentando emplear un sistema de supervivencia (nuestra mente racional, es decir, nuestros pensamientos) para ser felices – una tarea por la que nunca se evolucionó y por lo que decididamente no está hecho. La parte observadora de nuestra mente y nuestros cuerpos son mucho más útiles.
La felicidad es un fenómeno emergente. Esto significa que no puedes hacer algo para que ocurra; sólo puedes crear las condiciones en las que puedes aumentar las probabilidades de que surja. Piensa en el fenómeno de los murmullos de estorninos – los hermosos patrones cautivantes espontáneamente formados, creados cuando se congregan miles de estorninos. El estornino individual sólo puede poner de su parte lo mejor que pueda. Los resultados sin embargo cortan la respiración.
La paz y la felicidad siempre están ahí, dentro de nosotros, como el agua profunda y tranquila que yace pocos metros por debajo de la superficie atormentada del mar. Sin embargo, si tu punto de vista está limitado al barco en la superficie del mar, no puedes ver, ni experimentar la tranquilidad que siempre está ahí – constante, inmutable y no afectado por las perturbaciones efímeras de la superficie.
El estado natural de nuestra mente es de paz y ecuanimidad. Las perturbaciones de esta tranquilidad están creadas no por los eventos de la vida, sino por nuestros pensamientos sobre tales eventos.
Nuestra tarea principal consiste en “quitarnos a nosotros mismos del medio” de manera de que podamos experimentar la paz y la conexión que llevamos dentro de nosotros – siempre. Cuando digo “quitarnos del medio” me refiero a tranquilizar nuestra mente racional, ver nuestros pensamientos por lo que son – simplemente eventos mentales que surgen, existen durante un tiempo y luego desvanecen – calmar el parloteo mental constante que agita la superficie de nuestra mente lo que hace invisible la tranquilidad.
La felicidad no se encuentra en la compra ni en el acúmulo de cosas. El sentimiento agradable que tenemos cuando compramos un coche nuevo no es más que sentirnos momentáneamente libres del deseo – un deseo irónicamente creado por las personas que fabrican el coche en los principios.
A todos nos encanta recibir instrucciones claras – una guía del tipo 1),2),3)… a),b),c) . Cada persona es diferente y por tanto la felicidad tendrá una pinta diferente para cada persona. Sin embargo, la esencia es la misma. Comparto lo siguiente:
La norma “sagrada”, la base, es conocer y aceptarte a ti mismo tal cómo eres.
Vamos a dejarlo claro, esto es un proyecto que te llevará más o menos… el resto de tu vida, así que empieza por aceptar esto. No hay atajo. Pero no pierdas la esperanza. Empezamos a fijarnos en cambios beneficiosos nada más demos el primer paso en “el camino”. La mayoría de las personas sobrestiman lo que pueden conseguir en un año pero seriamente subestiman lo que pueden lograr en diez años. Así que permite que la paciencia y la humildad sean tus compañeros de viaje.
La práctica diaria de la meditación con una actitud de curiosidad abierta, cariño hacia ti mismo y sentido del humor, proporciona una plataforma y un punto de vista diferente y mucho más útil – un ancla en el momento presente, es decir, en la realidad tal como es. Cuando respondemos a la realidad a medida que se despliega en el presente (en vez de responder a nuestros conceptos/pensamientos inconscientes sobre la realidad), salimos de nuestro “piloto automático” normal y abrimos la puerta a hacer las cosas de manera diferente. Permite que la paciencia y la humildad sean tus guías.
El agradecimiento: La evolución nos equipó para sobrevivir y no para ser felices. Esto significa que tenemos una tendencia natural a encontrarnos atraídos por las experiencias negativas. Si durante tu día te ocurren nueve cosas buenas y una cosa no muy agradable, normalmente te acordarás de la cosa desagradable. Esto es una distorsión que ya sabemos que existe y tiene sentido corregirlo. El hábito del agradecimiento nos ayuda a estar más presentes en nuestras vidas. También llena nuestro corazón de alegría cuando apreciamos por ejemplo, el simple pero milagroso hecho de estar vivos y de tener el regalo de la consciencia.
La Compasión – compasión por los demás y por nosotros mismos. La compasión en este sentido no tiene nada que ver con la lástima; es simplemente el reconocimiento de una verdad, es decir: todos quieren ser felices y todos quieren evitar el sufrimiento. La compasión es reconocer el sufrimiento que compartimos con todos (producido por la ignorancia) y el deseo de aliviarlo. La autoestima sin la autocompasión es arrogancia – algo esencialmente vacío que normalmente esconde una profunda inseguridad o vergüenza. Con la autocompasión, la autoestima verdadera surgirá como consecuencia natural.
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